FYI.

This story is over 5 years old.

Identidad

Francisca de Pedraza, la mujer maltratada que se divorció hace 400 años

Una madrileña consiguió a través de una sentencia absolutamente excepcional el divorcio de su marido maltratador y hasta una orden de alejamiento en el siglo XVII.
JUICIO CELEBRADO EN ESPAÑA SIGLO EN EL SIGLO XVII

Francisca de Pedraza vivió un calvario durante su matrimonio por culpa de su marido. Claro que hace más de 400 años, en el siglo XVII, que los hombres apalearan a sus esposas durante la vida conyugal era algo perfectamente normal. Sin embargo, la dura y excepcional biografía de esta desconocida mujer tiene un importante significado en la lucha contra las violencias machistas. La obra "Mujer, madre, esposa, maltratada. El divorcio de Francisca de Pedraza (1614-1624)" de Ignacio Ruiz Rodríguez, recupera su lucha por conseguir el divorcio hace nada menos que cuatro siglos.

Publicidad

Nacida en Alcalá de Henares (Madrid) y huérfana de padres, Francisca fue educada en un convento que abandonó cuando se casó con Jerónimo de Jaras, un hombre que la sometía a constantes humillaciones y agresiones. En palabras del autor, Ignacio Ruiz, catedrático de Derecho en la Universidad Juan Carlos I de Madrid, Jerónimo era el tipo de hombre que "en la calle era muy simpático y tenía muchos amigos, pero en casa era un monstruo". El libro relata con crueldad las vejaciones a las que sometía a Francisca y como incluso le llega a provocar un aborto en plena calle.

Ruiz conoció esta historia mientras hacia una tesis doctoral sobre la jurisprudencia de la Universidad de Alcalá de Henares: "Entre un montón de papeles sobre los que yo estaba trabajando encontré un documento inmenso donde los protagonistas eran Jerónimo de Jaras y Francisca de Pedraza, que no pertenecían al ámbito universitario. Me sorprendió. En el trasfondo había una historia muy dura que me impresionó muchísimo", relata el autor a Broadly.

Harta de ese marido salvaje y machista, Francisca decidió pedir ayudar por la vía ordinaria, pero desestimaron sus alegaciones por no tener competencias. Entonces, se dirigió a la jurisdicción eclesiástica ante el canónigo de la Colegial de la villa de Alcalá en el año 1620. A pesar de los numerosos testigos e indicios que aportó, simplemente se requirió a Jerónimo a ser "bueno, honesto y considerado":

Publicidad

Mandamos, al dicho Jerónimo de Jaras que de aquí adelante trate a la dicha su mujer con mucho amor, y la de vida honesta y maridable, y el sustento, vestido y demás necesario, como es obligado, y no le haga semejantes malos tratamientos como los que se dice le ha hecho (…)

"Ella lo que pedía era el divorcio que se conocía en aquella época, es decir, la posibilidad de que la mujer pudiera tener un domicilio distinto al del marido y la devolución de la dote", explica Ruiz a Broadly.

Ante estos dos fracasos judiciales, Francisca siguió luchando hasta citarse con el nuncio del Papa en España quien le otorgó la posibilidad de llevar el proceso a la orden que quisiera. "Francisca opta por la Universidad de Alcalá de Henares, que en ese momento era un lugar muy prestigioso y que tenía cerca", explica Ruiz. Dio la casualidad que al frente de la Universidad se encontraba Alvaro de Ayala, uno de los rectores más ilustres y progresistas de la época.

"Hay que tener en cuenta que Alvaro de Ayala podría no haber querido asumir ese pleito, en aquella época lo usual era pegar a tu esposa e hijos y no hay que olvidar que él era un hombre", explica el autor. Sin embargo, asumió el caso en el año 24 y en un tiempo récord dicta una sentencia totalmente novedosa para ese momento histórico.

Ayala no solo permitió la separación de Francisca Pedraza, también ordenó a su marido maltratador que devolviera la dote y le concedió algo parecido a una "orden de alejamiento" para la época. "Y prohibimos y mandamos al dicho Jerónimo de Jaras que no inquiete ni moleste a la dicha Francisca de Pedraza… por sí ni por sus parientes ni por otra interpósita persona", rezaba la resolución. Para Ruiz, la sentencia que firma Ayala es "lapidaría". La "orden de alejamiento", que ni la propia Francisca había pedido, supone un elemento aún más transgresor. "Hoy por hoy las órdenes de alejamiento son solo contra el maltratador, pero esta sentencia histórica también se dirigía a todas aquellas personas, familiares o amigos, que en nombre del maltratador pudieran denigrar a la víctima. En nuestros días también sería una sentencia novedosa", explica. En honor a la lucha de esta mujer, la asociación de Mujeres Progresistas de Alcalá de Henares ha creado el Premio Francisca Pedraza.

Por desgracia, tardaron siglos en llegar sentencias que se acercaran a la de Francisca. El caso de esta mujer no sentó precedentes y se enmarca como un hecho aislado en mitad de un contexto histórico profundamente patriarcal. Fue en el 1932 cuando se reguló la primera ley del divorcio en España durante la Segunda República. Aunque duró poco, se consideró una de las leyes más progresistas de Europa. No sería hasta el 7 de julio de 1981, hace hoy 35 años, cuando el divorcio se volvió a regular con plenas garantías en nuestro código civil.