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Identidad

El duradero legado de los filmes exploitation sobre ‘enfermeras sexis’

En 1970, Stephanie Rothman dirigió una película “exploitation” para el célebre productor de bajo presupuesto Roger Corman. El resultado, “The Student Nurses”, subvirtió el género con un mensaje feminista y llegó a convertirse en un éxito de culto, pero...
A scene from "The Student Nurses." Courtesy of New World Pictures

The Student Nurses, de Stephanie Rothman, se estrenó en 1970 y es lo que muchos denominarían una película de cine exploitation. Este filme de culto de bajo presupuesto, que era el segundo proyecto creado por New World Pictures, la productora del maestro del cine de bajo presupuesto Roger Corman, tuvo relativo éxito de taquilla y fue el origen de todo un ciclo posterior de películas sobre enfermeras, con las que Rothman no tuvo nada que ver.

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Pero lo que mantuvo a The Student Nurses a flote mientras muchas de las demás películas producidas por Corman se han quedado increíblemente obsoletas es el modo en que Rothman subvirtió completamente el género casposo en el que se incluía su obra. El argumento se centra en cuatro jóvenes enfermeras que se enfrentan a la edad adulta dentro del opresivo ambiente profesional y personal de la Era de Acuario, cuando los médicos y los moteros fumetas se parecían más de lo que podría imaginarse. Rothman se vio obligada a incluir desnudos y violencia en la película para satisfacer las especificaciones de Corman, pero una vez se sacó ese asunto de en medio, ella y su marido Charles Swartz escribieron una historia increíblemente sólida sobre la lucha de la mujer en el lugar de trabajo, que incluía subtramas sobre el derecho al aborto, el chovinismo de la cultura hippie y el activismo revolucionario. Fue una táctica de engaño con señuelo: la gente acudía al cine por los escotes que prometía el póster y salía habiendo visto una película vinculada de forma desafiante a la política feminista de un modo que por aquella época jamás se había visto antes en el cine.

Rothman seguiría empleando ese mismo método de trabajo durante el resto de su breve carrera. Empezó siendo la única cineasta mujer junto a contemporáneos como Francis Ford Coppola y Peter Bogdanovich en la compañía anterior de Corman, American International Pictures, donde dirigió la película de temática playera It's a Bikini World. Finalmente dirigió en 1971 una película más para Corman, The Velvet Vampire, antes de abandonar la productora para fundar Dimension Films junto a Swartz, donde dirigió tres películas más, incluyendo Terminal Island en 1973, tras lo cual trató de trabajar por su cuenta. The Working Girls, estrenada en 1974, sería su último filme.

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Antes de que se proyectara el 11 de marzo The Student Nurses a modo de revival en el recientemente inaugurado teatro Metrograph de Nueva York, Broadly habló con Rothman sobre cómo fue trabajar con Corman, sobre los beneficios y desventajas de dirigir películas de género y sobre por qué se siente molesta cuando sus películas se describen como exclusivamente feministas.

BROADLY: Empezaste tu carrera trabajando con Roger Corman nada más salir de la universidad y pasaste varios años trabajando con él. ¿Cómo fue la experiencia al principio? ¿Cambió con el tiempo?
Stephanie Rothman: Mi experiencia trabajando con Roger cambiaba constantemente. Me ponía a trabajar haciendo cualquier cosa que hiciera falta en ese momento: dirigí un par de segundas unidades y rodé un par de pick-ups para películas que él estaba financiando, supervisé parte de la edición de esas películas y, cuando había tiempo, leía los guiones que nos llegaban. Tras algunos meses así, me pidió que editara metraje rodado por dos directores diferentes, que escribiera un nuevo guión que lo unificara todo y que rodara y editara como media hora de escenas nuevas. Esperaba vender el resultado final a la televisión, pero para su sorpresa y la mía se exhibió como segunda sesión en los cines antes de salir en TV. Después de aquello, dirigí mi primera película completa para él, un filme de temática playera [It's a Bikini World, estrenada en 1967], que escribí conjuntamente con mi marido Charles Swartz, que también la produjo.

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¿Sentiste que había muchas oportunidades fuera de tu alcance en aquella época?
Aparte de trabajar con Roger no había nada más disponible para mí. Estaba agradecida y encantada de trabajar para él.

¿En qué medida estabas implicada en el discurso feminista por aquel entonces?
Si te refieres a si era activista en el movimiento de defensa de los derechos de la mujer, mi activismo era hacer mis películas. En lo referente a libros que me influyeron, mencionaría la obra de dos mujeres: Una habitación propia de Virginia Woolf y El segundo sexo de Simone de Beauvoir, pero no necesitaba leer nada para ver que se ofrecían mayores libertades y oportunidades a los hombres porque lo experimenté yo misma conforme fui creciendo y aquello ya me hizo ser feminista mucho antes de que llegara la segunda ola del feminismo.

Siempre he lamentado no haber podido progresar hasta hacer películas sin aquellas limitaciones

Cuando pasaste a trabajar en New World Pictures, ¿cómo fueron las primeras conversaciones sobre The Student Nurses? ¿Hubo muchas aportaciones de fuera de la producción?
Me dijeron que los subdistribuidores regionales que estaban cofinanciando la película junto con New World querían una película sobre estudiantes femeninas de enfermería. Tuve que incluir suficientes desnudos y escenas de sexo para poder aproximarme al límite de lo que suponía una película para mayores de 18 en aquellos días. También querían que añadiera un poco de violencia, pero aparte de eso el contenido fue de mi elección. Roger leyó y aprobó el guión final y después se fue a Europa a dirigir una película propia. Él fue el único de fuera de la producción que se implicó en la película y, como estaba en el extranjero, no hizo ninguna aportación más hasta que no vio la primera versión. En general le gustó, pero pensaba que la película podría haber sido un poco más "lasciva".

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¿Se hizo algún cambio en la película después de que Roger dijera que debía ser más "lasciva"?
Hacer cambios adicionales para hacerla más "lasciva" habría implicado rodar más metraje y eso suponía gastar más dinero. A Roger no le interesaba eso y Charles y yo nos habríamos resistido firmemente a hacerlo.

¿Conseguiste lo que querías con la película?
Sí y no. Teniendo en cuenta las restricciones de tiempo y presupuesto creo que conseguí bastante, pero de ninguna manera todo lo que quería.

¿Qué es lo que no pudiste conseguir?
Habría hecho la película, pero no en forma de filme exploitation.

¿Cuáles fueron para ti los beneficios de trabajar en películas de género en ese momento? ¿Sentías que tenías más libertad?
El principal beneficio para mí era la libertad de hacer un tipo diferente de película cada vez y de utilizar diferentes estilos visuales para contar cada historia. Dejando aparte la película playera, pude crear una historia de mujeres que se enfrentan a la edad adulta, una historia sobre vampiros, una comedia sexual, una historia sobre una cárcel situada en una isla y otra sobre el desempleo y el subempleo. El otro beneficio es que pude tratar temas sobre conflictos políticos y sociales que preocupaban a muy pocos estudios cinematográficos en aquella época.

¿Te molestaban algunas de las limitaciones de ese tipo de creación cinematográfica?
Sí, el requisito de que hubiera muchos desnudos y la lucha por evitar que fueran gratuitos y conseguir que formaran parte fundamental de la historia. Los tiempos de rodaje eran siempre muy cortos, rara vez más de 17 días, y yo debía tener en cuenta cuánto metraje podía rodar porque suponía una parte muy grande del presupuesto. Después había limitaciones de equipamiento, también debidas a los costes. En toda mi carrera solo conseguí rodar en un plató dos días. Había momentos en que rodar en exteriores era mucho más difícil de lo que habría sido rodar en un plató y consumía un valioso tiempo que podría haberse empleado mejor. Siempre he lamentado no haber podido progresar hasta hacer películas sin aquellas limitaciones.

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Unos años después de The Student Nurses, dejaste a Corman y su New World para ayudar a crear Dimension Pictures. ¿Tuviste problemas para establecer tu propia compañía cinematográfica?
No, Dimension Pictures tenía financiación externa y los mismos subdistribuidores que cofinanciaban películas en New World quisieron financiar películas hechas por mí. En Dimension proponíamos los temas a los subdistribuidores y ellos los aceptaban siempre y cuando incluyeran los elementos de cine exploitation que querían.

Mi activismo era hacer mis películas

¿Por qué dejaste de hacer películas?
Tras abandonar Dimension vendí dos guiones y me contrataron para que los dirigiera, pero aquello nunca llegó a pasar. Después de aquello intenté sin éxito durante diez años encontrar trabajo en cine y televisión, y después… simplemente dejé de intentarlo.

¿Te ha sorprendido la segunda vida que han experimentado muchas de tus películas y especialmente el hecho de que las críticas de cine feminista les hayan dado su reconocimiento?
Mis películas nunca fueron olvidadas del todo. Durante las décadas de 1990 y 2000 hubo un constante interés por ellas en Europa, me invitaron a algunos festivales donde las exhibían y también las proyectaron en algunos cines revival de Alemania. Además, también se han escrito allí libros y artículos periodísticas sobre ellas, pero este renovado interés por mis películas en Norteamérica es una sorpresa y resulta profundamente gratificante.

En el pasado hubo unas cuantas críticas feministas interesadas en mis películas, pero no tengo noticia de que haya habido un reconocimiento reciente. Las críticas ven acertadamente que mis películas contienen un fuerte punto de vista feminista y eso me complace enormemente, pero me molesta cuando las describen exclusivamente como feministas, porque mi intención era mantener una conversación con el espectador sobre muchos otros temas también.