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Identidad

Por qué los Ángeles del Infierno se besan en la boca

Los Ángeles del Infierno son el paradigma de la masculinidad heterosexual. Sin embargo, su cultura prioriza las actitudes homoeróticas a través de tradiciones como el saludo entre sus miembros, que consiste en enrollarse unos con otros.
21st July 1970: Hell's Angels kissing at a free pop concert held in Hyde Park, London in 1970. (Photo by Evening Standard/Getty Images)

Los Ángeles del Infierno son la banda de moteros más conocida del mundo, como también lo es su imagen de tipos duros e hipermasculinos. Su reputación les precede y se han convertido en todo un modelo a seguir para las bandas de proscritos. Han protagonizado innumerables redadas policiales por posesión de droga, y su concepto sobre el papel que deberían desempeñar las mujeres en la banda es, cuando menos, sorprendente. Resulta igualmente chocante la fluidez sexual y las actitudes homoeróticas que pueden observarse entre sus miembros. Así, los Ángeles adoptaron la costumbre de besarse en la boca para desmarcarse del resto de la sociedad y, de paso, llamar la atención de los que pasaran por ahí.

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Tanto los Ángeles del Infierno como otras bandas ilegales de moteros mostraban una conducta de rebelión contra las estrictas normas sociales vigentes en las décadas de 1950 y 1960. Sus pasiones eran las Harley Davidson, la bebida y las peleas. "Sin duda el estilo de vida de las bandas ilegales de moteros era un ejemplo de contracultura", afirma Ed Winterhalder, exmiembro de los Bandidos, escritor y productor de varias series de televisión sobre la cultura de las motocicletas. "Siempre iban en dirección diametralmente opuesta a la del resto de la sociedad". No en vano, los Ángeles y otras bandas se jactaban de ser "los del uno por ciento", en clara alusión a unas declaraciones de la American Motorcycle Association, que consideraba que el 99 por ciento de los moteros del país eran ciudadanos respetuosos con la ley y no causaban ningún problema.

El curioso saludo de los moteros quedó inmortalizado en el libro Hell's Angels: A Strange and Terrible Saga, de Hunter S. Thompson. "Besarse era una garantía de provocación, y los Ángeles eran plenamente conscientes de ello", escribió. "Y la presencia de fotógrafos todavía espolea más el besuqueo entre los miembros de la banda".

Bill Ray, fotógrafo de la revista Life, también fue testigo de esta forma de llamar la atención. "Siempre hacían cosas por el estilo para provocar a la gente, como para decir, '¿Qué miras? ¿Tienes algún problema?'".

El ambiente de hipermasculinidad que reinaba en todos los clubs de moteros parece relajarse y adquirir un cariz más sexualmente fluido entre los Ángeles del Infierno. "Todas las subculturas con actitudes hipermasculinas del último siglo y medio a menudo se mostraban también más flexibles respecto a las conductas de género", afirma Randy McBee, profesor en Texas Tech y autor de Born to Be Wild: The Rise of the American Motorcyclist. "Estos hombres muestran comportamientos muy agresivos, físicos y masculinos, lo que parece darles derecho a adoptar otras conductas que no se consideran típicamente masculinas o, en algunos casos, heterosexuales. En el deporte, los hombres pueden ser muy agresivos y competitivos, pero a veces también se dan palmadas en el culo y se dan muestras de afecto tras una victoria, actitudes que son menos comunes en un entorno de trabajo de oficina, por ejemplo".

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Foto vía Wikimedia Commons

La homosexualidad también formaba parte del mundo underground durante los primeros años de vida de los Ángeles del Infierno. Existía toda una cultura gay al margen de la sociedad que se convirtió en marco de conductas más liberales. "Tras la Segunda Guerra Mundial, la línea que dividía a homosexuales y heterosexuales quedó mucho más marcada, si bien esta separación no se produjo de la noche a la mañana y varió en intensidad según clases, razas y etnias", explica McBee. "Los Ángeles del Infierno y otros moteros provocaban con su comportamiento y, al mismo tiempo, surgían cada vez más cuestiones sobre la homosexualidad, lo que provocó que esa línea se difuminara considerablemente, si bien en décadas posteriores se volvió a intensificar". El mundo de las bandas de moteros y la cultura gay a menudo se encontraban en terreno común: muchos homosexuales se apropiaban de la estética de los Ángeles del Infierno, vistiendo de cuero, a semejanza de los héroes rebeldes de la gran pantalla, como Marlon Brando y James Deany contribuyendo a generar más confusión sobre qué se cosideraba "gay" y qué "hetero".

Para los Ángeles del Infierno, el poder besarse libremente representaba una reafirmación de su masculinidad y la prueba definitiva de su inquebrantable heterosexualidad: "Los besos que se daban los Ángeles en la década de 1960 marcaron un hito en la historia de la homosexualidad del hombre blanco, transformando el contacto entre hombres en una muestra pública de tal rebeldía heteromasculina que incluso suponía un desafío a la categorización de gay", afirmaba Jane Ward en Not Gay: Sex Between Straight White Men. Ningún comportamiento, por homoerótico que pudiera parecer, podía hacer palidecer la actitud agresiva e hipermasculina y la heterosexualidad inherente a los Ángeles.

Posiblemente los propios Ángeles estarían de acuerdo con las palabras de Ward. Preguntado sobre cómo cree que reaccionaría un Ángel del Infierno si se le dijera que besar a un compañero es una demostración de homosexualidad, Winterhalder respondió: "Probablemente le daría un puñetazo al que lo preguntó. En el mundillo de las bandas ilegales de moteros ser gay no es una opción ni forma parte de su cultura". Cabe señalar que ya existen clubs de moteros gais, como los Satyrs.

Pese a todo, en 2016 sigue habiendo moteros que se saludan besándose en la boca. Winterhalder asegura que los miembros de los Outlaws, los Pagans, los Bandidos, los Vagos y los Mongols se besan cuando se encuentran, no tanto para llamar la atención de la gente como por seguir la tradición. Aunque hoy día la cultura de los moteros está muy extendida y atrae a miles de personas de toda clase, los Ángeles del Infierno y otras bandas que actúan al margen del sistema siguen aferrándose a sus valores tradicionales.

"En general la actitud es la de pasárselo lo mejor posible y vivir como quieres, no como te dicen que tienes que vivir", señala Winterhalder. "Haz lo que quieras".