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Identidad

Las denuncias por agresión homófoba son cada vez más visibles

En lo que va de año, Madrid ha registrado 91 agresiones a personas LGTB y el dato pone sobre la mesa un problema real que sufren los colectivos pero que cada vez sale más a la luz.
FOTO POR JOSELITO BRIONES VíA STOCKSY

A las tres de la mañana, Sergio, de 21 años, se retiraba ya a su casa acompañado de un amigo. Había pasado la noche en Chueca, el céntrico barrio madrileño por el que salen en gran medida gais, lesbianas, transexuales y bisexuales. Al doblar una esquina y entrar en los límites de otra zona, el joven sintió de repente cómo un grupo de chicos se abalanzó sobre ellos, los tiró al suelo y comenzó a darles patadas por todo el cuerpo. Poco más recuerda porque su cabeza se golpeó con un bolardo de la acera y perdió el conocimiento.

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Cuando se despertó, aún tumbado en la calle, un coche patrulla estaba junto a él, también su amigo y dos o tres personas que desde un bar cercano habían llamado a los agentes al ver la agresión. Se fueron al hospital y luego a la comisaría a denunciar lo ocurrido. Sergio no daba mucho crédito a lo que le acababa de suceder pero sí que le había pasado por ser gay.

Su agresión ocurrió el pasado enero. Desde entonces, la asociación Arcópoli ha registrado 90 más en toda la Comunidad de Madrid. La mayoría ocurren en el centro de la capital y la víctima suele ser la mayoría de las veces un hombre gay de entre 18 y 25 años, seguido de mujeres transexuales. "Muchos casos se producen en los alrededores de Chueca", explica Rubén López, vocal de Delitos de Odio de la asociación. La entidad, que fundamentalmente realiza incidencia en el ámbito universitario, nunca había trabajado agresiones homófobas hasta que hace dos años comenzaron a llegarles varios casos y decidieron involucrarse en el asunto.

En enero, la entidad madrileña puso en marcha el Observatorio contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia, donde registran y denuncian este tipo de delitos y además ofrecen asistencia a las víctimas, desde alguien que escuche lo que les ha ocurrido hasta acompañamiento a la hora de denunciar la agresión en comisaría. "No sabemos por qué hay ahora un mayor número de agresiones, posiblemente es porque somos más visibles y hay una reacción de una minoría en contra pero también es cierto que ahora nos están llegando más casos porque las víctimas están hablando más", señala López.

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La denuncia social no se corresponde sin embargo con la policial. Apenas el 20 por ciento de las agresiones acaban en comisaría o en los juzgados, según las estimaciones que manejan las entidades. "El colectivo LGTB viene de un pasado muy duro con mucha represión y estigma y un gran número no denuncia por miedo a no recibir un buen trato" señala Jesús Generelo, presidente de la Federación Estatal de Gais, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales, que integra a la gran mayoría de colectivos regionales y es el gran referente a nivel nacional.

Hay que hacer mucha pedagogía, porque aunque está tipificado el delito de odio y el agravante por homofobia hay aún muy pocas condenas por ello

Si bien las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado y los operadores jurídicos cada vez son más sensibles a la situación aún queda mucho camino por recorrer. "Hay que hacer mucha pedagogía, porque aunque está tipificado el delito de odio y el agravante por homofobia hay aún muy pocas condenas por ello", explica Generelo. Sergio recuerda que cuando le agredieron los agentes que le atendieron lo vieron como una agresión cualquiera. "Me sentí un poco molesto porque esto es un delito de odio", explica y cuenta que cree que ahora la situación está cambiando, después que la Comunidad de Madrid pusiera en marcha un protocolo específico, que incluye formación a los agentes, para atender asaltos homófobos.

En el último informe sobre Delitos de Odio e Incidentes Discriminatorios por Orientación Sexual e Identidad de Género que cada año realiza la FELGTB, se estudiaron 107 casos ocurridos en 2015 en toda España, que llegaron a través de cuestionarios a la asociación y con recopilación de casos recogidos en los medios de comunicación. El 53 por ciento de las víctimas eran gais, el 21,4 por ciento, lesbianas, el 12,2 por ciento, personas transexuales y el 6,5 por ciento, bisexuales. Más de la mitad, el 57 por ciento tenía entre 18 y 35 años.

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La mitad de las agresiones —un 53 por ciento— se produjo en ciudades de tamaño medio, mientras que cerca del 42 por ciento sucedió en grandes urbes. El entorno rural, donde aún persiste una gran invisibilidad de los colectivos LGTB, apenas se registró el cinco por ciento de las agresiones.

Un dato que alarma mucho a la federación es que la gran mayoría de los agresores tenía menos de 35 años y un 16 por ciento era menor de edad. "Es un tema muy preocupante que los agresores sean jóvenes y pone de manifiesto que el sistema educativo tiene mucho que ver y en el tratamiento a la diversidad se ha retrocedido mucho", sostiene Generelo. El presidente de la federación se refiere así a la eliminación de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, puesta en marcha en las escuelas por el último Gobierno socialista, y que el PP eliminó hace cuatro años, a los pocos meses de ponerse al frente del Ejecutivo, bajo de el pretexto de que era una materia que adoctrinaba a los alumnos.

El odio a los diferentes no proviene de gente de otra época sino de gente joven y hay que ponerle remedio desde la educación

La asignatura, que se impartía en el último ciclo de Educación Primaria y en toda la Secundaria, tenía que ver con la enseñanza de valores democráticos y constitucionales y en ella los estudiantes aprendían de manera reglada qué es la igualdad, la violencia de género, la diversidad sexual, la identidad de género y por qué la discriminación y el odio al diferente, entre otros aspectos, no pueden formar parte de una sociedad avanzada. "Todos estos asuntos se tienen que impartir de manera transversal pero si lo poco que teníamos se elimina luego vemos lo que vemos", indica Generelo.

El presidente de la FELGTB tiene claro que las medidas punitivas tienen que ir acompañadas de las preventivas. "El odio a los diferentes no proviene de gente de otra época sino de gente joven y hay que ponerle remedio desde la educación", afirma. El pasado abril, el Colectivo de gais, lesbianas, bisexuales y transexuales de Madrid (COGAM) presentó los resultados de LGTB-Fobia en las Aulas 2015, una encuesta realizada entre más de 5.600 alumnos, 30 profesores y 39 centros madrileños de Educación Secundaria. El 60 por ciento de los estudiantes fue testigo de agresiones homófobas, que sufrieron tanto los adolescentes LGTB como las personas "que no reproducen los estereotipos de género de masculinidad y feminidad tradicional", como se recoge en el informe.

"Está asumido y hasta tal punto normalizado que el insulto es lo típico que tiene que ser que no nos damos cuenta de que que te llamen maricón o puta bollera no es normal y hay que atajarlo y rechazarlo", dice Generelo. "Tenemos que tomárnoslo muy en serio porque no es sólo una cuestión de colectivos minoritarios, sino que es una asunto que debe abordar toda la sociedad", afirma.