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Identidad

Femen en su primer juicio en España: la obscenidad no es delito

Queda visto para sentencia el proceso contra cinco integrantes del movimiento feminista que se enfrentan a seis años de cárcel por desórdenes públicos, resistencia a la autoridad y exhibicionismo.
FOTO DE FACEBOOK DE FEMEN

El juicio no estaba señalado hasta las once y media de la mañana pero media hora antes llegaban las cinco integrantes de Femen acusadas de desórdenes públicos y resistencia a la autoridad al primer juicio celebrado en España contra el colectivo feminista. A la entrada de los juzgados madrileños de lo penal las esperaban la prensa y dos enormes carteles en los que se podía leer "Stop Feminazis", que portaban dos miembros de Projusticia, una asociación que pide la derogación, entre otras otras reivindicaciones, de la Ley de Integral contra la Violencia de Género.

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"Femen es un movimiento pacífico y defendemos los derechos de las mujeres y la despenalización del aborto", decía a la entrada la líder del movimiento en España, Lara Alcázar, para la que la Fiscalía pedía, al igual que para sus cuatro compañeras, nueves meses de cárcel y 1.800 euros de multa. Los hechos por los que están acusadas se produjeron hace tres años durante una manifestación organizada por colectivos antielección y en contra del derecho al aborto mientras el Ministerio de Justicia preparaba un proyecto de ley -que finalmente no fue aprobado- que eliminaba la actual ley de plazos y restringía el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo. Entonces, las cinco integrantes ahora acusadas se plantaron frente a la marcha su torso al descubierto y gritando consignas como "El aborto es sagrado".

La Asociación Enraizados en Cristo y en la Sociedad, que ejerce la acusación particular, reclamaba para las acusadas seis años y medio de prisión, además de por los delitos de desórdenes públicos y resistencia a la autoridad, también por exhibicionismo y contra los derechos fundamentales y las libertades públicas. Su portavoz, José Castro Velarde, declaraba antes del proceso que las acusadas "actuaron de forma violenta y que se dedican a boicotear actos de personas pacíficas".

Este es un juicio en gran medida ideológico y político; es una persecución que no es sólo contra Femen sino contra otros grupos feministas

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En la entrada de la sala, poco antes de comenzar el juicio, se arremolinaban algo más de una decena de miembros de las plataformas ultra conservadoras Hazte Oír y Derecho a Vivir, los dos miembros de Projusticia, testigos, las acusadas y algunos de sus familiares. Ante el reducido aforo del tribunal, su presidenta solo permitió la entrada a la familia directa de las Femen y a la de los testigos, y la numerosa prensa, lo que provocó la protesta de algún miembro de estas asociaciones que la jueza cortó tajante.

Durante el juicio, las cinco feministas acusadas, que solo accedieron a responder a las preguntas de su abogado, fueron señalando con palabras similares que su intención el día de los hechos fue "realizar una acción pacífica y no violenta y de visibilización que en aquel momento había sobre la posible penalización del aborto". Explicaron que lo que querían era hacer una foto, con ellas delante de la manifestación con el torso desnudo, para que tuviera el impacto mediático habitual en los actos de Femen. "Pero vimos cómo parte de la cabecera se abalanzaba hacia nosotras, nos rociaba con sprays y alguien nos golpeaba con un paraguas", explicó Carlota Cánova, otra de las acusadas. Todas rechazaron que su acción fuera violenta.

La magistrada cortaba todo intento por las partes de reiteración y que alargara la vista de forma innecesaria, como cuando le pidió al abogado defensor, Endika Zuelueta, que no repitiera una pregunta ya respondida, o cuando impidió a la letrada de la acusación particular, Polonia Castellanos, que interrogara a las acusadas para dejar "constancia" pese a saber que no le iban a contestar. "¿Cree que va a responder si las hace?", le preguntó. Ante la negativa de la abogada le señaló seca: "Pues entonces".

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Tras las acusadas, prestaron declaración los testigos. La primera fue una mujer que había acudido a la manifestación con sus tres hijos. "Aparecieron una señoritas que se quitaron la parte de arriba y con los pechos al aire empezaron a amenazarnos y a insultarnos". Otra de las testigos, también presente en la manifestación, señaló que cuando las procesadas se acercaron a la marcha, "a lo bestia, gritando y chillando", ella puso una bandera de la organización frente a ellas. "Una me la arrancó y me dio un codazo", afirmó. El tercer testigo explicó que había muchos niños e insistió en la actitud violenta de las feministas.

Durante las declaraciones de los testigos, la jueza les cortó en varias ocasiones para aclararles que no era su cometido "calificar" lo que habían visto, sino contarlo. "¿Qué es un gesto amenazante, qué insultos dijeron?", les preguntaba. "Los brazos levantados y corriendo hacia nosotros", respondía una. "Gestos obscenos, cortes de manga o cosas como nosotras parimos, nosotras decidimos, fuera los crucifijos de nuestros ovarios", respondió el hombre. Ante la mínima duda de los testigos con un "creo que…", la magistrada zanjaba: "Yo creo no, tiene que estar segura".

Los tres agentes del Cuerpo Nacional de Policía que declararon como testigos coincidieron en señalar que las acusadas insultaron a los manifestantes, si bien no pudieron concretar qué les decían. Dos de ellos calificaron la acción de Femen de "embestida" hacia la marcha. Ante las preguntas del abogado defensor para que explicaran por qué afirmaban que sacar a las acusadas de la protesta había tenido su dificultad, uno de ellos respondió: "Era complicado por la situación de ellas de cintura para arriba y porque se resistían".

En sus conclusiones finales, la Fiscalía mantuvo su petición de pena inicial y añadió un delito contra los derechos y deberes fundamentales por el que solicitó un multa de 10 meses con una cuota de seis euros. "En el derecho a la protesta no vale todo", sostuvo la representante del Ministerio Público. "Debe hacerse de manera ordenada y legal", prosiguió y argumentó que los testimonios que se habían escuchado en la sala sobre las denunciantes demostraban que "su actitud era la de reventar la manifestación". "No era el modo de ejercer su derecho a la libertad de expresión; no era el momento ni el lugar", finalizó.

La acusación particular también mantuvo su petición inicial, incluida la pena por exhibicionismo, que justificó por la presencia de menores, "que ellas saben que están ahí pero les da lo mismo", señaló. Parafraseando a la Fiscalía, la letrada subrayó: "No todo vale para defender el derecho de manifestación".

El letrado de la defensa recogió el "no vale todo" para señalar: "Estamos de acuerdo en que no vale una sentencia condenatoria de años de cárcel". Para el abogado, que fue rechazando uno a uno los delitos por los que se acusaba a las feministas, quedó demostrado que no son hechos delictivos los que se juzgaban. "Considerar obsceno en el siglo XXI que una mujer tenga el pecho al aire es inquisitorial; podrá se más reprobable pero no punible", subrayó respecto al delito de exhibicionismo. Y preguntó: "¿Cuál es el gesto obsceno de estar desnudo?". Tras pedir la libre absolución de las acusadas el juicio quedó visto para sentencia.

A la salida de los juzgados, las procesadas reiteraron lo mantenido hasta ese momento y subrayaron que Femen es un movimiento "pacífico que trata de hacer pensar a la gente por mucho que otros traten de decir lo contrario". La portavoz, Lara Alcázar, lanzó un aviso: "Este es un juicio en gran medida ideológico y político; es una persecución que no es sólo contra Femen sino contra otros grupos feministas".