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Identidad

Las empresas dietéticas engañan a las mujeres para que creamos que comemos sano

“La comida saludable de hoy en día es peor para tu salud que la comida basura”.

Según Jeff Scot Phillips, fundador de dos empresas de comida saludable, la comida sana a menudo está llena de mierdas. Phillips era un entrenador personal apasionado de la salud y obsesionado con ayudar a sus clientes a perder peso hasta que chocó con la industria de la comida sana. Conforme crecía su negocio y empezó a colaborar con otras empresas de comida saludable, se dio cuenta de la corrupción que había tras el mundo de los alimentos dietéticos.

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Philips decidió abandonar su compañía y sacar a la luz los trapos sucios de la industria de los alimentos saludables escribiendo un nuevo libro llamado Big Fat Food Fraud: Confessions of a Health Food Hustler ("El gran fraude de la alimentación: confesiones de un prostituto de la alimentación saludable"). Broadly habló con Phillips sobre su decisión de luchar contra la industria de la comida sana y sobre qué está pasando realmente en las empresas dietéticas.

Broadly: ¿Qué te hizo decidirte a escribir un libro en el que se revela la verdad sobre la industria de la alimentación saludable?
Jeff Scot Phillips: Cuando empecé fabricando comida, yo no hacía todas esas cosas horribles. Después, una vez que tuve inversores y pasé a un nivel más importante, el mercado empezó a exigirme cosas y empecé a darme cuenta de todos los juegos y todas las mentiras que teníamos que decir para continuar vendiendo comida y poder seguir disponiendo de una cuota de mercado. No podía soportar toda aquella manipulación.

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¿Crees que en concreto las mujeres son el objetivo y que en cierto modo la industria de la alimentación saludable y la industria de la salud en general se aprovechan de ellas?
Esa es una de las partes más crueles [de la industria]. Por ejemplo, la última vez que lo comprobé, Weight Watchers (conocido en España como entulinea) estaba formado por mujeres en un 90 por ciento. Casi debemos tenerlas como único objetivo. Cuando trabajaba con uno de los minoristas de alimentación más grandes de Estados Unidos, usábamos el marketing para llegar hasta las mujeres de todas las formas imaginables. Algunas de las más importantes consistían en apuntar a sus inseguridades… ¡Literalmente diseñábamos materiales de marketing para el hueco que hay entre los muslos! Cuando estiras el brazo y agitas la parte blanda… también escribíamos cosas sobre eso. También apelábamos al rollo feminista. Me sentía como un gilipollas haciéndolo, pero lo hacíamos. Algo como, "¡Recupera tu poder", o "¡Tú puedes hacerlo, no tienes por qué hacer lo que te digan los hombres!". Esa especie de estilo falsamente feminista. Unas tácticas de marketing realmente muy, muy mierdosas.

¿Cuál crees que es el concepto erróneo más importante que tiene la gente sobre la industria de la alimentación saludable?
¿Solo uno? Sin miedo a equivocarme me decantaría por la afirmación de que la comida saludable, la que se consume hoy en día, es peor que la comida basura. Es básicamente lo mismo, la diferencia es que nadie come Fritos o una pizza de Telepizza pensando que es bueno para su salud. Cuando comes eso, sabes que te estás saliendo de madre, pero la gente no se da cuenta de que la comida sana actual es casi lo mismo [que la comida basura] y consumen una tonelada de ella. Es un poco como los tentempiés en los ochenta y los noventa. Cuando aquello salió por primera vez, todo el mundo se volvió loco. Recuerdo a mi madre comprando aquellas cosas, ¡y estaban repletas de azúcar!

La gente piensa que las etiquetas de los alimentos les van a explicar qué hay en su comida, pero es totalmente lo contrario. Las etiquetas de la comida están ahí para ayudarnos a venderte cosas. Solo son una extensión de cualquier otra parte del envase o el envoltorio. Yo le digo a la gente, "Las etiquetas de los alimentos son como un gancho: exageran, son manipuladoras y si te las acabas creyendo al final acabas jodido".

¿Cuáles son algunos de los términos de marketing que arrastran a la gente a creer que los alimentos saludables lo son en realidad?
Michael Pollan, autor de The Omnivore's Dilemma ("El dilema del omnívoro"), dio en el clavo cuando dijo que cada vez que un alimento resalta alguno de sus ingredientes o promociona lo saludable que es, nos está mintiendo. Tiene razón. Todo el juego consiste en distraer a la gente. Es algo así como un truco de magia. Si señalamos con el dedo y decimos, "¡Eh, mira hacia aquí, esto es bajo en grasa!", es porque te estamos distrayendo de su alto contenido de azúcar, por ejemplo. La gente pica con esos trucos. Todo aquello que la gente puede creer ―ya sean las cifras, las calorías, los gramos o la lista de ingredientes― puede ser manipulado. O simplemente con palabras de moda, como "agua de coco", "paleo", "sin gluten", "orgánico" o "de corral"… No digo que todo eso no pudiera ser bueno para la salud, siendo todo lo mismo, pero utilizamos esas palabras para engañar a la gente y conseguir que coma mierda.

Desde tu papel como defensor ahora, ¿qué crees que impacta con mayor frecuencia a la gente cuando se entera de cosas sobre la industria de la alimentación saludable?
Nadie parece creerme cuando digo que lo más inteligente que puedes hacer es no leer jamás las etiquetas de los alimentos. Yo te prometo que la etiqueta no te va a decir nada, ya estás perdido, ni siquiera has entrado en el campo de batalla. Tomarás la decisión equivocada, te lo prometo. Cuanto más te enseña la industria sobre nutrición, menos decisiones inteligentes eres capaz de tomar. Eso es así siempre.