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Identidad

Así son las jugadoras profesionales de ‘Magic'

“Oh, claro, ¿creías que iba a ser pan comido porque soy una chica? Pues no. Soy mejor que tú en este juego".
Photos by Hannah Scharlin-Pettee

Magic: The Gathering es un juego de estrategia por turnos en el que los jugadores asumen el rol de varios hechiceros capaces de convocar a criaturas poderosas como dragones, ángeles y langostas submarinas gigantes, pero no es exactamente famoso por su legión de jugadoras femeninas.

Las mujeres de Magic son un grupo poco representativo dentro de una comunidad bastante cerrada de por sí. Más allá del obstáculo que supone hacerse un hueco en una escena tan predominantemente blanca y masculina —lo cual puede llegar a ser frustrante y en ocasiones suficientemente tóxico como para disuadir a la gente de volver a tocar este juego en su vida—, participar en competiciones es una proeza en toda regla.

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Los torneos de nivel reglamentario oficial, en los que los jugadores compiten por premios en metálico, incluyen desde pequeñas competiciones semanales en la tienda de juegos del barrio hasta competiciones Grand Prix, pasando por supuesto por los eventos abiertos en torno a Magic más importantes del mundo. Los competidores pueden llegar a dejarse cientos o incluso miles de dólares al año en viajes, habitaciones de hotel, billetes de avión, gasolina, comidas, tasas de torneos y muchas otras cosas, por no mencionar la incontable cantidad de horas que pasan practicando y tratando de dominar el juego para los eventos en los que participan. Si a eso le sumamos el precio de las cartas mismas (algunas barajas de coleccionista pueden llegar a costar hasta 2.000 dólares), queda bastante claro que ser un jugador de competición no supone precisamente una inversión pequeña.

"Esa es una de mis preguntas favoritas", afirma Amie, de 44 años, chef y cofundadora de la Lady Planeswalkers Society del área de la Bahía de San Francisco, "¿Por qué no compiten más mujeres? De lo que hablamos en realidad es de mujeres que cuentan con el tiempo y el nivel de confianza y recursos suficientes como para participar en serio. Cuando eres profesional, juegas al Magic tanto como puedes, pero en un entorno fuertemente dominado por los hombres. Ser profesional también implica viajar. Si tienes un equipo o un grupo de gente que compite a nivel profesional contigo, con frecuencia tienes que llevarles en coche a lo sitios. ¿Te sientes cómoda llevando a cuatro tíos en tu coche en un viaje de ocho horas? Tendrás que reservar una habitación para ti sola en el hotel, porque es sumamente improbable que tú, tu pareja, o la pareja de otra persona estéis totalmente de acuerdo con eso de compartir habitación… Y lo que es más, probablemente también tengas un trabajo. ¿De dónde sacas el tiempo? Y después, si eres por ejemplo una mujer de entre 25 y 40 años, es posible que tengas hijos. ¿De qué modo repercute ser madre en tu capacidad para dedicarte a jugar a Magic a nivel profesional?".

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Se calcula que entre el 1 % y el 5 % de los jugadores de Magic profesionales son mujeres, transexuales o personas no conformes con su género. Por fortuna, la comunidad de Magic es también diversa en otros ámbitos —raza, edad, discapacidad y sexualidad— y las voces que claman por una mejor política y representación no está cayendo en saco roto. Wizards of the Coast, los creadores de Magic, están introduciendo más personajes en el argumento, lo cual se ajusta mejor a la identidad de sus jugadores. El primer personaje estrictamente transexual, Alesha, la que sonríe a la muerte, apareció en un mazo de cartas que se puso a la venta el año pasado, junto con Narset, Maestra Iluminada (más tarde Narset Trascendente), la primera Planeswalker (o Caminante de Planos) con autismo. Los enclaves estratégicos y las tiendas de juegos como ChannelFireball y Star City Games cada vez incorporan más comentadores de color o comentadoras femeninas. En 2014, el DCI (Duelists' Convocation International, organismo acreditado regulador de las competiciones de Magic) llegó incluso a ampliar su política sobre conductas antideportivas en sus eventos, incrementando las sanciones por comportamientos inapropiados de los jugadores como "insultos basados en la raza, el color, la religión, el lugar de origen, la edad, el género, las discapacidades o la orientación sexual".

Aunque existe una motivación monetaria para las compañías que organizan y patrocinan las competiciones de Magic, estos cambios no son pequeñas muestras de progreso, sino indicadores de un creciente impulso hacia adelante, un giro hacia la inclusión dentro de la cultura de los juegos en general. Y todo ese esfuerzo está dando sus frutos. Magic: The Gathering es más popular ahora de lo que había sido nunca y sus adeptos crecen a ritmo constante cada año, habiendo alcanzado actualmente la cifra de más de 20 millones de jugadores en todo el mundo. Este juego ha cruzado oficialmente la frontera del éxito de culto y ha comenzado a filtrarse dentro de la cultura mainstream: incluso hay una película a punto de estrenarse, en fase de preproducción. Puede afirmarse sin lugar a dudas que Magic no va a desaparecer del mapa, y tampoco las mujeres que participan en este juego.

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El mes pasado, Broadly se dejó caer por el Oakland Grand Prix Tour de California para hablar con algunas de las Planeswalkers mujeres.

Jenny, 26, auxiliar administrativa: Debo decir que cuando empecé a jugar aquí tuve que tragar mucha mierda. La gente me decía "Oh, dios mío, qué mala eres jugando" —y realmente lo era—, pero su argumento era "eso es porque eres una chica". A mí aquello me hizo querer jugar mejor, quería callarles la boca, quería sorprenderles… "Eh, oye, ¿creías que iba a ser una partidita fácil? Pues no, soy mejor que tú en este juego".

Melissa Detora, 34, Jugadora profesional de Magic: Bueno, en mi caso yo me crié practicando deportes competitivos, así que para mí no era más que una cosa natural: si juegas a algo tienes que intentar ganar. Y punto. Pero para otras chicas la cosa es diferente, van a clases de ballet, no compiten con nadie, lo hacen por diversión. Mi caso era muy distinto, yo jugaba al baloncesto y tenía que darlo todo para ganar, costara lo que costara. Y cuando perdía pensaba que había decepcionado a mi equipo y a mis padres, ese tipo de cosas. Ganar es muy importante para mí. Mi mejor consejo [para ser competitiva] probablemente sea encontrar un grupo de jugadores que sean un poquito mejores que tú y jugar con ellos. Finalmente acabarás siendo tan buena como ellos y, una vez que esto suceda, encuentra gente mejor que ellos y sigue adelante, hasta que llegues al Pro Tour.

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Athena Huey, 23, streamer y comentadora de Magic: Estoy bastante segura [soy la primera mujer que hace una cobertura del Grand Prix] de todas mis capacidades. Uno de los comentarios negativos que recibí este fin de semana era que yo no merecía esta oportunidad, que solo la había conseguido por mis contactos —forma bastante habitual, por otra parte, de conseguir un trabajo hoy en día—, pero a mí me resultó especialmente ofensivo porque conseguí este trabajo gracias a que se me ocurrió a mí la idea, basándome en los trabajos que había hecho antes, y no porque alguien dijera "Ay, necesitamos una mujer, vamos a buscar a ver… anda, mira, ahí hay una, ¿quieres hacerlo?". Así llegué hasta aquí. Cuando retransmití mi primera partida, todo el mundo decía "Solo la ponéis ante la cámara porque es una chica". Pues no, la hemos puesto ante la cámara porque jamás ha abandonado una partida hasta el día de hoy. Va 7-0.

Gaby Spartz, 28, cofundadora y vicepresidenta de Content at Dose; streamer de Magic: En casa solíamos jugar en la mesa de la cocina, pero después me enteré de que había una cosa llamada "Magic de la noche de los viernes". En aquel momento me pareció una tontería, porque los viernes por la noche son para salir por ahí o lo que sea, pero acabamos yendo a una tienda de juegos cercana, en la zona de Chicago, y lo petamos. Después de repetir durante un par de meses probamos a clasificarnos para nuestro primer Pro Tour, y una cosa llevó a la otra, de modo que empezamos a desplazarnos en coche hasta todos los Grand Prix y ahora yo lo hago en avión. Me costó como un año dar ese salto, ir a por todas. Entiendo que puede dar un poco de miedo, sin duda he asistido a eventos con muchos nervios encima, pero gran parte de las preocupaciones se esfuman cuando te familiarizas con el entorno y cuando adquieres más práctica, aunque en realidad la comunidad es muy cordial y agradable.