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Identidad

No estás sola: un estudio afirma que todo el mundo espera literalmente lo peor

Tanto optimistas como pesimistas esperan lo peor mientras aguardan que les lleguen noticias.
Photo by Briana Morrison via Stocksy

Conforme uno de los años más mierdosos de nuestra memoria reciente va llegando a su fin, no parece que 2017 vaya a ser mucho mejor. La buena noticia es que estamos juntos en esto. Un nuevo estudio publicado la semana pasada en el Journal of Personality (Diario de la personalidad) revela que tanto optimistas como pesimistas esperan lo peor mientras aguardan que les lleguen noticias.

La tendencia a "[abandonar] el optimismo al final de un período de espera es tan frecuente como persistente", escriben los investigadores de la Universidad Riverside de California. El pesimismo oportuno no solo es "un antídoto eficaz para la decepción", sino que también "minimiza las probabilidades de parecer idiota si las cosas no acaban saliendo como uno esperaba".

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La profesora de psicología Kate Sweeny y su equipo llevaron a cabo nueve estudios diferentes en el laboratorio y sobre el terreno. En cada uno de ellos, los investigadores midieron la tendencia natural de los participantes a ser optimistas o pesimistas y después evaluaron cuáles creían dichos participantes que serían los resultados antes de que estos llegaran. Algunos de los casos del estudio incluyeron: licenciados en derecho de California que trataron de predecir si habían aprobado el examen de abogacía, estudiantes que opinaron sobre cuáles habían sido sus resultados en un test de inteligencia y participantes que trataron de acertar hasta qué punto les consideraban atractivas otras personas.

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En última instancia descubrieron que ninguno de los estudios mostró una diferencia estadística significativa entre optimistas y pesimistas en su tendencia a esperar lo peor mientras aguardaban la llegada de noticias. "Esperar lo peor es normal ―casi universal― y probablemente bueno para nosotros en su debido momento", afirma Sweeny, autora principal del estudio.

Dice que ella y su equipo estaban interesados en saber más acerca de cómo se enfrentan a la incertidumbre las personas que poseen actitudes diferentes ante la vida. "Nuestros descubrimientos presentan dos beneficios potenciales más allá de meramente generar conocimiento", indica. "En primer lugar, sospechamos que estos hallazgos pueden ser tranquilizadores para quienes tienen pensamientos en los que se ponen en lo peor cuando se enfrentan a un momento delicado. En pocas palabras, todos estamos bien acompañados en esos momentos. En segundo lugar, el hecho de que incluso los más fervientes optimistas esperen lo peor sugiere que se trata de una estrategia de adaptación para gestionar nuestras reacciones emocionales ante la incertidumbre y ante las noticias que vamos a recibir. Si no funcionara, la gente probablemente no lo haría con tanta frecuencia".

Dado que el estudio ha sido casualmente publicado al final de un año tan tumultuoso, preguntamos a Sweeny si tenía alguna sugerencia sobre cómo manejar la incertidumbre de 2017. Nos dijo que "el plazo lo es todo en lo relativo a esperar lo peor".

"Esperar lo peor es en realidad algo muy personal, que nos permite amortiguar el impacto de las malas noticias inesperadas", continuó. "Si esperas demasiado durante demasiado tiempo puedes acabar deprimido, pero esperar lo peor en los momentos finales antes de que se desvele tu destino parece un rasgo bastante adaptativo".

Pero para aquellos que sienten temor ante lo que les depara el Año Nuevo, no hay un momento de revelación, afirma Sweeny. "Nuestro destino se revelará lentamente a lo largo de los meses, o incluso de los años. Sospecho que la estrategia más saludable es una gran dosis de optimismo prudente, atenuada por una consciencia de que pueden suceder cosas malas".