Cómo evitar que las niñas se unan a Estado Islámico
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Identidad

Cómo evitar que las niñas se unan a Estado Islámico

Una campaña anti extremista está tratando de darles donde más les duele: internet.

Amira* fue reclutada por un grupo terrorista islámico cuando era una adolescente, hace más de una década. "Me radicalizaron en la universidad, aprovechándose de mis esperanzas y aspiraciones de hacer de este un mundo mejor", afirma.

Desde que Estado Islámico declarara por primera vez su "califato" en 2014, cientos de mujeres y niñas han sido seducidas para unirse a sus territorios en Siria e Irak. Estado Islámico cuenta con su propia división de mujeres, la Brigada Al-Khanssa, que utiliza plataformas sociales como Twitter y Facebook para reclutar mujeres jóvenes de todo el mundo. Amira está intentando evitar que eso suceda trabajando como voluntaria en un programa llamado One to One, que utiliza Facebook para llegar a hombres y mujeres en proceso de radicalización.

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"Los captadores de Estado Islámico han sido muy inteligentes al vender esta idea de utopía", afirma. "A mí me vendieron un sueño cuando era adolescente y quiero advertir a otras personas para que no sigan el mismo camino que yo. Quiero explicarles que no merece la pena, que hay opciones mejores. Ni tu religión ni tu Dios te obligan a hacerlo".

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One to One trabaja siguiendo la pista de personas en EE. UU. y el Reino Unido que presentan un riesgo particularmente elevado de ser captadas online por parte de los extremistas y después hace que antiguos extremistas como Amira se pongan en contacto con estos individuos vulnerables. Junto con otras nueve personas reclutadas de la red Contra la Violencia Extremista― un grupo de 309 antiguos extremistas de todo el mundo―, Amira envía mensajes anónimos a través de Facebook a mujeres que parecen apoyar a Estado Islámico para intentar disuadirlas.

"Los extremistas se han vuelto increíblemente expertos y utilizan internet en su provecho. Y nosotros en realidad no tenemos nada online con lo que contrarrestar su influencia, así que dimos con esta brecha y nuestro objetivo es empezar a taponarla", explica Moli Dow, coordinadora de proyectos en el Instituto para el Diálogo Estratégico, la organización con sede en Londres tras el programa One to One. El grupo ha identificado hasta la fecha un total de 154 hombres y mujeres vinculados o bien a la extrema derecha en EE. UU. o al extremismo islámico en el Reino Unido y ha designado a antiguos extremistas de cada movimiento para que se pongan en contacto con ellos.

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Estado Islámico está actualmente combatiendo la ofensiva militar respaldada por EE. UU. en Mosul y ha conseguido reclutar a unos 30.000 extranjeros que se han desplazado a Irak y a Siria desde 2014. Según Martin Reardon, el antiguo jefe del Centro de Operaciones para Detección de Terroristas del FBI, las mujeres suponen "según varios cálculos, el 10 por ciento de quienes viajan" a esas regiones para unirse al grupo terrorista.

Una civil iraquí llevando el niqab negro obligatorio bajo el mandato de ISIS. Foto por Feriq Ferec/Anadolu Agency/Getty Images

Aunque el volumen de combatientes extranjeros que viajan a Siria ha descendido drásticamente este año, el porcentaje de mujeres que abandonan sus hogares para unirse a Estado Islámico de hecho ha aumentado. "En los últimos 24 meses hemos visto un enorme incremento del número de mujeres que van", afirma la Dra. Erin Saltman, investigadora de género y terrorismo en el Instituto para el Diálogo Estratégico. Saltman ha estado llevando un seguimiento de las mujeres que han emigrado para unirse a Estado Islámico y ha creado una enorme base de datos. "Así que, aunque la ola de combatientes terroristas extranjeros ha alcanzado su número máximo, ha habido una ola secundaria de mujeres combatientes que se han desplazado a esos territorios, hasta el punto de que en algunos países como Francia se calcula que hasta un 40 por ciento de las personas que van allí son mujeres".

Las mujeres no solo son el objetivo de reclutamiento del ISIS, sino que también desempeñan un importante papel dentro de la maquinaria propagandística de la organización. El análisis de las cuentas en redes sociales de 40.000 defensores de Estado Islámico por parte de un equipo dirigido por el Dr. Neil Johnson, de la Universidad de Miami, descubrió que 16.000 cuentas estaban gestionadas por mujeres. Empleando información de fuente abierta procedente de VKontakte, una red social rusa que es un punto caliente para la actividad yihadista, Johnson descubrió que las mujeres de Estado Islámico estaban lejos de ser meras animadoras pasivas dentro del movimiento. De hecho, muchas desempeñaban importantes papeles de liderazgo manteniendo las redes online del grupo.

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"Pudimos observar que el 40 por ciento de las personas dentro de estos grupos eran mujeres y que los puestos que desempeñaban eran muy especiales dentro de la red", afirma Johnson. "Eran como un elemento aglutinador: en términos matemáticos, ocupaban los lugares dentro de la red que, de ser eliminados, harían que toda la red se desmoronase".

El equipo de Johnson también descubrió que los grupos con miembros femeninos conseguían evadir la detección online durante más tiempo. Este hecho no es nada insignificante, puesto que las compañías detrás de las redes sociales están trabajando para eliminar contenidos extremistas a un ritmo cada vez más elevado. Las mujeres yihadistas pueden publicar frecuentes actualizaciones en las redes sociales o iniciar conexiones privadas con otras personas online para alentar su viaje a Siria.

Según Reardon, hay menos hombres viajando a Siria y la perspectiva de una misión suicida parece haber perdido parte de su atractivo entre los miembros masculinos, pero las campañas de radicalización que animan a las mujeres a hacer el viaje parece que siguen funcionando. De acuerdo con la investigación de Johnson, las mujeres ocupan un lugar más importante dentro de las campañas de reclutamiento que antes y suponen una amenaza mayor para otras mujeres: los grupos de mujeres se vinculan mucho más estrechamente entre ellas en su viaje hacia la radicalización y son capaces de empujarse entre sí hacia estadios más profundos de extremismo.

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Las chicas más jóvenes parecen ser más susceptibles a esta forma de reclutamiento. En 2014, tres chicas adolescentes de Denver, de 15, 16 y 17 años de edad, lograron llegar hasta Frankfurt en su viaje hacia las regiones dominadas por el ISIS. Un análisis de sus redes sociales mostró que habían estado en contacto frecuente con varias captadoras de alto nivel. En el Reino Unido, tres colegialas británicas de entre 15 y 17 años también abandonaron sus hogares en East London para viajar hasta el territorio de Estado Islámico en febrero de 2015. La policía cree que fue resultado de estar en contacto con Asqa Mahmood, una mujer escocesa de 21 años que viajó a Siria a finales de 2013 y llegó a convertirse en una de las propagandistas más prolíficas del grupo.

Hasta la fecha, el programa One to One ha tenido un éxito sorprendente. De las personas que encontraron online, el 60 por ciento entabló contacto continuado con los antiguos extremistas y una cantidad similar estableció lo que Dow describe como "una relación sostenida", definida como un intercambio de al menos cinco mensajes y el inicio de "una conversación importante" con ellos.

Amira fue con diferencia la que más éxito tuvo entre todos sus compañeros a la hora de establecer y mantener contacto. Recibió respuesta del 90 por ciento de las niñas y mujeres con las que contactó, lo que supuso con mucho el índice de respuesta más elevado del grupo. Admite haberse sentido muy cercana a varias de esas niñas y mujeres, pero dice que más bien sentía " responsabilidad hacia ellas" conforme las convencía con palabras amables de que confiaran en ella y no en los captadores islamistas. Su tono era estudiadamente informal, libre de enjuiciamiento y cariñoso.

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"Las mujeres que han abrazado una versión conservadora y estricta del Islam se sienten como si no pertenecieran al Reino Unido", explicó Amira. "En el caso de las chicas jóvenes, es parte de la fase de definición de su identidad y para ellas es muy emocionante mudarse con sus amigas a un lugar nuevo donde podrán practicar su religión libremente y donde todo el mundo las aceptará tal y como son".

Amira me explicó que compartía con esas chicas su propia experiencia personal de ser una mujer ex miembro de un grupo islamista y dice que se sorprendió muchísimo por el modo en que las chicas con las que hablaba "confiaban en ella inmediatamente". También cree que el programa ha demostrado la vulnerabilidad de las chicas en internet, pero que también es posible detener el flujo de mujeres radicalizadas por Estado Islámico y que es preciso aumentar los esfuerzos dirigidos a ese grupo demográfico.

"Es preciso que hagamos lo mismo que Estado Islámico y es preciso que lo hagamos mejor", insiste Amira.

Los "antiguos extremistas" como Amira, explica Dow, ofrecen a las mujeres reclutadas una alternativa emocionante y verificada a la propaganda del ISIS. "Los ex radicales han estado exactamente en el lugar en el que aspiran a estar [los nuevos reclutados]. Pueden decirles, 'Sí, hace tiempo viajé para combatir'. Para ellos eso es emocionante y es lo que están buscando".

Existen planes para adaptar y compartir el programa, que actualmente se encuentra en fase piloto, con grupos que trabajan en otros países y que están tratando de impedir que sus mujeres jóvenes se aventuren a viajar al territorio del ISIS. Pero es una cuestión delicada y muy sensible que depende completamente de un pequeño grupo de especialistas ―mujeres que anteriormente hayan sido extremistas y que ahora estén dispuestas a trabajar en campañas de anti radicalización― que pueden ser difíciles de encontrar.

"La des-radicalización es un proceso que puede durar años. Es similar a una adicción", explica Dow. "No esperamos conseguir que alguien cambie de opinión con unas pocas conversaciones, pero tratamos de sembrar la semilla de la duda. Y este es un primer paso de vital importancia en el viaje de vuelta".