¡Sorpresa! Los hombres consiguen los puestos más altos en campos tradicionalmente femeninos
Ilustración de Ashley Goodall

FYI.

This story is over 5 years old.

Identidad

¡Sorpresa! Los hombres consiguen los puestos más altos en campos tradicionalmente femeninos

Ya has oído hablar del techo de cristal. Bienvenida a la "escalera mecánica de cristal".

Serena*, profesora de instituto, ha trabajado en cuatro escuelas diferentes y en todas ellas ha percibido determinada tendencia: que los hombres subían de rango a pesar de que la inmensa mayoría de sus compañeras eran mujeres. "No noté demasiado favoritismo en el nivel básico, a la hora de dar clase", afirma, "pero conforme vas subiendo en la jerarquía del colegio se vuelve obvio, incluso aunque la directora sea mujer".

Publicidad

Un ejemplo destaca en la mente de Serena: un compañero que no era demasiado popular entre el personal docente pero que recibió un ascenso por encima de ella basándose en sus años de experiencia. Ni Serena ni sus otras compañeras habían acumulado la misma experiencia porque se habían ausentado un tiempo para tener hijos.

"Muchas de mis compañeras hacían malabarismos con sus responsabilidades familiares y laborales y no consiguieron el ascenso porque eso se interpretaba como que les faltaba compromiso", dice. "No digo que los hombres no tengan responsabilidades, pero creo que debería hacerse más para reconocer los diferentes roles que deben desempeñar las mujeres".

Las cifras del Ministerio de Educación de Nueva Zelanda respaldan las afirmaciones de Serena. Mientras que el 28 por ciento de los gerentes y directores en educación son hombres, tan solo constituyen el 26 por ciento de la totalidad del personal docente. Y aunque existe equidad de géneros entre los directores, esto en sí mismo es desproporcionado porque debemos tener en cuenta el hecho de que el 74 por ciento de los profesores son mujeres.

Mientras que el "techo de cristal" describe las estructuras patriarcales que bloquean el ascenso de las mujeres a puestos superiores en el lugar de trabajo, el fenómeno de la "escalera mecánica de cristal" describe el rápido ―y desproporcionado― ascenso de los hombres en ocupaciones dominadas por las mujeres.

Publicidad

El término fue acuñado por la socióloga de la Universidad de Texas Christine Williams, que en 1995 examinó la experiencia de los hombres es cuatro profesiones dominadas por las mujeres: enfermería, docencia en educación primaria, bibliotecología y trabajo social. Los hombres, según descubrió, ascendían en números desproporcionados a trabajos administrativos en lo más alto de sus profesiones. En esencia, su poca representación jugaba en su favor.

"Estoy extremadamente cotizado en educación especial porque soy un hombre"

"Muchos de los hombres percibían su estatus de hombres en ocupaciones predominantemente femeninas como una ventaja a la hora de que les contrataran y les ascendieran", escribe Williams. "Pregunté a un profesor de Arizona si su especialidad (educación especial) era un campo inusual para los hombres en comparación con otras áreas dentro de la educación. Él me contestó:

'Desde luego que sí. Estoy extremadamente cotizado en educación especial. No elegí esta especialidad por eso, pero estoy extremadamente cotizado porque soy un hombre.'"

Más allá del factor de la "representación masculina", Williams achacó este fenómeno a diversos motivos, incluyendo la estereotipada creencia de que los hombres son naturalmente más inteligentes y son mejores líderes. Esto conduce a su vez a que los hombres cobren un salario más alto incluso en ocupaciones en las que son minoría.

Rachel Mackintosh, vicepresidenta del Consejo Neozelandés de Sindicatos, dice que la igualdad salarial se sitúa en el corazón del asunto: las ocupaciones dominadas por mujeres están peor remuneradas que los equivalentes masculinos porque el trabajo "de mujeres" se valora menos que el trabajo "de hombres".

Publicidad

"Piensa en una residencia de mayores", dice Mackintosh. "Alguien, generalmente una mujer, tendría quizá que lidiar con la gente mayor y con la demencia. Quizá esa persona anciana es violenta y tienes que llevarla al lavabo, bañarla… El nivel de responsabilidad no es muy diferente al de un guardia de prisiones, por ejemplo, sin embargo la diferencia de salarios es enorme".

Las profesiones dominadas por mujeres están mal remuneradas porque la sociedad considera que las mujeres valen menos, según Mackintosh. Por lo tanto, los hombres progresan más rápido si deciden entrar en esos sectores y tienen ventaja por la discriminación estructural que ya impera.

Alistair Duncan, portavoz del sindicato E tū, que representa a más de 10.000 personas que trabajan en sectores dominados por las mujeres como la asistencia comunitaria, afirma que las deficientes leyes laborales y la falta de representación por parte de los sindicatos empeoran el problema.

"Si no sabes lo que ganan los demás, no sabes lo que deberías estar cobrando tú", indica. "Añade a esto la percepción de que si un hombre reivindica su valía está siendo asertivo, pero si una mujer hace lo mismo está siendo una quejica".

Elizabeth Tennet, CEO del Centro Neozelandés de Derecho Comunitario, afirma que el fenómeno de la escalera mecánica de cristal podría solucionarse promoviendo políticas que fomenten la igualdad de oportunidades para las mujeres. En la actualidad, todo el sistema coloca a las mujeres en posición de desventaja, ya sea por falta de transparencia en torno a los salarios, por la inexistencia de subsidios para el cuidado infantil, las bajas por maternidad o paternidad muy limitadas o también inexistentes, o el hecho de que la gente no puede pedir una baja cuando necesita cuidar de algún familiar enfermo (labor que casi siempre recae en las mujeres).

Solicitar una licencia para cuidar de alguna persona se considera como una interrupción o una molestia en el lugar de trabajo, afirma Tennet. A menudo da como resultado que se reduzcan las oportunidades de avanzar en la carrera profesional o que las mujeres se sientan presionadas para abandonar su empleo. "Si solicitas una licencia, básicamente tienes que volver a empezar de cero cuando regresas al lugar de trabajo".

La percepción de que las mujeres "renuncian" significa que los hombres escalan con mayor facilidad a los puestos superiores en la mayoría de contextos, añade Tennet. Sin embargo, esto no tiene mucho sentido en una sociedad funcional, porque "las mujeres aportan una perspectiva diferente en lo referente a la toma de decisiones. Como la diversidad representa mejor a la sociedad, las decisiones tienden a ser más provechosas".

La respuesta es muy sencilla, dice: "Las personas encargadas de tomar decisiones deben ser proactivas a la hora de fomentar el debate sobre la igualdad y la igualdad de oportunidades. Es preciso que hablemos sobre estos temas y, cuanto antes reconozcamos que existe un problema, más probabilidades tendremos de cambiar estas estructuras".