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Identidad

Mujeres en huelga: sin derechos no hay sexo

Las huelgas del "Lunes Negro" de Polonia son solo las más recientes de una larga hilera de mujeres que han mostrado su valía negándose temporalmente a participar en una sociedad que las da por supuestas.
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Photo by Nurphoto via Getty

Manifestándose contra una reciente propuesta de ley que pretendía prohibir completamente el aborto en Polonia, decenas de miles de mujeres hicieron huelga el lunes de la semana pasada boicoteando sus clases en el colegio, sus empleos y sus tareas en el hogar y marchando vestidas completamente de negro en 60 ciudades de todo el país, ondeando banderas negras y guardando luto por la muerte de sus derechos reproductivos. También tuvieron lugar marchas solidarias en todo el mundo, desde Alemania a Francia, pasando por Kenia.

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Las protestas en Polonia ―bautizadas como Lunes Negro― se vieron inspiradas por una marcha llevada a cabo en Islandia en 1975, durante la cual el 90 por ciento de las mujeres se negó a trabajar en sus hogares y puestos de trabajo y, en lugar de ello, tomó las calles para recordar al país su valía y lo injusto de sus bajos sueldos. Según se informó, lugares como colegios y comercios tuvieron que cerrar sus puertas o funcionar a la mitad de su capacidad como resultado.

Aquel día sirvió como poderoso símbolo del poder de las mujeres y también del hecho de que, sin ellas, la sociedad quedaría paralizada. Cinco años después de las manifestaciones de Islandia, el país eligió a su primera presidenta mujer, Vigdis Finnbogadottir, que se mantuvo en ese puesto durante 16 años. Como contó más tarde a la BBC, aquel día de 1975 fue el primer paso hacia la igualdad en el país y en él se engendró un "gran sentimiento de solidaridad y fuerza entre todas aquellas mujeres".

Tan solo tres días después de las huelgas del Lunes Negro en Polonia, la propuesta de ley que pretendía prohibir el aborto ha tenido que echarse atrás. La antigua primera ministra del país y actual miembro de parlamento por el partido liberal Ewa Kopacz dijo triunfalmente a los reporteros que el partido conservador tras la propuesta de ley había "retrocedido porque sintió miedo al ver todas las mujeres que se habían echado a la calle para protestar".

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Hay una larga historia plagada de éxitos de mujeres de todo el mundo que se han declarado en huelga contra la sociedad en general, negándose a participar en actividades dependientes del género que con frecuencia las definen de forma estereotipada, como el cuidado de los hijos, las tareas del hogar y el sexo. Uno de los métodos de protesta más célebres que existen se conoce como "No-acción Lisistrática". Recibe su nombre de Lisístrata, una comedia griega escrita por Aristófanes que cuenta la historia de una mujer decidida a poner fin a la Guerra del Peloponeso. ¿Su método? Negándose a mantener relaciones sexuales. Convenciendo al resto de las mujeres de Grecia para que no tuvieran sexo con sus maridos esperaba obligar a los hombres a firmar la paz.

Pueden encontrarse ejemplos en la vida real a lo largo de la historia. En el siglo XVII, las mujeres iroquesas privaron de sexo a sus parejas. También les privaron de alimentos ―lo que resultó una táctica especialmente efectiva, ya que ellas poseían el control total del cultivo de las cosechas― y de otros suministros. La huelga finalmente hizo que las mujeres consiguieran poder de veto para todas las guerras futuras. Según la Base de Datos Global de Acciones No Violentas, esta se considera la primera rebelión feminista de EE. UU.

Todas juntas venceremos a los violentos si cruzamos las piernas

De forma similar, en 2006, en la ciudad colombiana de Periera, las compañeras de los miembros de las bandas protestaron contra la violencia negándose a tener sexo. Trabajando conjuntamente con el gobierno local, pidieron a los miembros de las bandas que entregaran las armas y asistieran a un programa de formación. Su objetivo final, decían, era mostrar a los hombres que la violencia no es atractiva. Más tarde aquel mismo año, las mujeres que habían participado en la protesta lanzaron una canción rap que decía "Todas juntas venceremos a los violentos si cruzamos las piernas".

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Las mujeres de Kenia emplearon un método similar en 2009, cuando se negaron a tener sexo durante siete días con la esperanza de convencer a los políticos de que pusieran fin a las luchas internas e impidieran la violencia. Otros intentos de pacificación habían fallado y la Organización para el Desarrollo de las Mujeres esperaba obligar a los políticos a llegar a un acuerdo. Querían unir a la gente porque, después de todo, todo el mundo tiene sexo. "Hemos considerado todos los temas que pueden hacer que la gente se siente a hablar y hemos visto que la respuesta es el sexo", dijo la portavoz de la organización Rukia Subow, según la BBC. "No conoce de tribus, no milita en ningún partido [político] y se hace hasta en los hogares más humildes". Las organizadoras incluso se ofrecieron a pagar a las trabajadoras sexuales para compensarles por el trabajo perdido, esperando que se unieran a la huelga.

Pero este método no siempre se ha utilizado para protestar contra la violencia. En 2011, las mujeres de una pequeña localidad portuaria de Colombia llamada Barbacoas se negaron a tener sexo a menos que el gobierno pavimentara la degradada carretera principal del pueblo. Aquella vía necesitaba tan desesperadamente ser reparada que costaba siete horas atravesar 57 kilómetros, por lo que resultaba difícil conseguir alimentos y asistencia médica. La huelga de sexo llegó después de que diez años de intentos más tradicionales, como huelgas de hambre, no consiguieran persuadir al gobierno.

¿Por qué el sexo? Las mujeres que protestaron en Barbacoas relacionaban el sexo con la procreación y con las vidas de sus futuros hijos y explicaban que era muy irresponsable traer un niño a un mundo tan inseguro. Su mensaje fue más o menos recibido: el 11 de octubre de 2011 el gobierno prometió destinar 21 millones de dólares a pavimentar parte de la carretera. Por desgracia, el grupo tuvo que iniciar una huelga otra vez dos años más tarde, cuando sus necesidades no fueron satisfechas.

Aunque las huelgas de sexo de este tipo a veces tienen éxito, quienes están en contra afirman que implican incorrectamente que el poder de las mujeres es meramente físico. Aun así, por lo menos sirven para iniciar una conversación. Un buen ejemplo: el grupo Acción Masiva de las Mujeres de Liberia a Favor de la Paz organizó una huelga de sexo como parte de una estrategia más amplia que también incluía sentadas y manifestaciones. Aunque la líder del grupo, la activista y Premio Nobel de la Paz liberiana Leymah Gbowee, afirmó que la huelga de sexo tuvo muy pocos resultados en la práctica, "resultó extremadamente valiosa porque nos puso en el punto de mira de los medios".

La historia está plagada de acontecimientos como estos. Las mujeres pueden dirigir el foco de atención hacia los males de la sociedad negándose por completo a participar en ella. Cuando hacen notar su ausencia, reafirman su poder y demuestran su valor para conseguir lo que merecen de los hombres que gobiernan.