¿Cómo reaccionó el público ante todo esto? Los que expresaron su opinión parecían estar pasándolo bien. El hombre de mediana edad y pelo blanco que estaba a dos butacas de la mía, por ejemplo, dijo en voz alta, después de la primera violación: "¡esa ha estado bien!", tras la segunda: "¡así aprenderá esa chica!" y tras la tercera: "he visto algunas muy buenas, pero esta es la mejor". Cuando se giraron las tornas y la mujer empezó su orgía de asesinatos, una mujer gritó desde la última fila: "¡acaba con él, hermana!". En varias escenas, los otros tres hombres intentan obligar al retrasado a que ataque a la chica. Esto provocó carcajadas y expresiones de ánimo entre el público. Yo quería girarme hacia el hombre que estaba sentado a mi lado y decirle que sus comentarios eran muy desagradables, pero no lo hice. Para tener semejantes opiniones a su edad debe de haber padecido una falta fundamental de sentimientos humanos decentes. Me habría gustado hablar con la mujer de la última fila, la que mostró solidaridad feminista hacia la heroína de la película. Quería preguntarle si se había sentido consternada por la hora de escenas de violación de la película. Tal y como habían transcurrido las cosas, cuando acabó la película salí apresuradamente del cine, sintiéndome sucio, avergonzado y deprimido.
Las representaciones brutales de violaciones deberían hacer que la gente se sienta incómoda, como cualquier atrocidad. Esa incomodidad, no obstante, a menudo se extiende más allá del hecho de soportar sentados una representación de una violación y se adentra en la cuestión de qué significa que se muestre una violación, a veces incluyendo hasta detalles pornográficos, en una película. ¿Puede la violación formar parte del entretenimiento? ¿Debería la violación formar parte del entretenimiento? ¿Qué pasa si a la gente le gusta demasiado? No hay una respuesta fácil para estas cuestiones, especialmente dado el realismo que espera la gente de las películas y la complicada naturaleza de las películas de venganza por violación en sí.Tengamos también en cuenta que ser despreciable y ser efectivo van de la mano en el cine de terror. Holocausto caníbal sigue enquistada en la mente de los espectadores más de 35 años después de su estreno, y gran parte del motivo es la mutilación real de animales que la película emplea a intervalos regulares. Algunas cosas no pueden dejar de verse incluso aunque sean en realidad trucos baratos. Se han construido leyendas en torno a la depravación, pero si el argumento es que las películas de venganza por violación en cierto modo restan valor a las violaciones en sus representaciones de las mismas, ¿no se restaría todavía más valor si se encubrieran un poco? Si nos preocupa la desensibilización, ¿no es reducir la calificación por edades —en la que todo puede suavizarse si viene en forma de una muerte sin sangre— una preocupación mayor? Una película suficientemente impactante hará reflexionar hasta el espectador más duro. Las películas de venganza por violación agarran al espectador por el cuello y le dicen, "Tómate las violaciones en serio. Deja que esto te haga sentir incómodo". Sin duda eso es más favorable para la sociedad que evitar el tema por completo.Te puede interesar: Pelis que parecen muy de mujeres pero están dominadas por hombres
El libro de Alexandra Heller-Nicholas Rape-Revenge Films: A Critical Study (Películas de venganza por violación: estudio crítico), publicado en 2011, señala ejemplos incluso anteriores al de Bergman que incorporaban aspectos de la venganza por violación en su narrativa: Safe in Hell (1931), Outrage (1950) y Something Wild (1961) examinaban, aunque de forma oblicua, cómo era sobrevivir a una violación. Incluso El nacimiento de una nación (1915), de D.W. Griffith, incluía trazas del género. Sería un error pasar por alto el clásico de John Boorman Defensa (1972) y la película de Sam Peckinpah Perros de paja (1971), aunque ninguna de las dos acaba de servir a los propósitos del tipo específico de películas que examinamos en este artículo. La violación no es sino un elemento más en la narrativa sobre la supervivencia de Defensa (y la violación la sufre un hombre), mientras que la primera violación que sucede en Perros de paja es tan ambigua en su representación del consentimiento (el no de Amy, el personaje interpretado por Susan George, acaba convertido en sí) que su mensaje resulta muy confuso. Además, en Perros de paja es David, el personaje interpretado por Dustin Hoffman, quien acaba ejecutando la venganza, no Susan.Te puede interesar: El duradero legado de los filmes exploitation sobre 'enfermeras sexis'
Habría que exprimirse mucho las neuronas para lograr dar con una lectura feminista de una película en que una damisela en apuros (los que provoca una violación sexual) es redimida por un hombre. Al menos las películas en las que una mujer o varias mujeres son violadas y reclaman su poder mediante la venganza podrían ser feministas. Esa posibilidad es lo que hace que sean tan debatidas, tan ponderadas y, en última instancia, tan importantes. Las mejores películas de venganza por violación no suelen ponernos las cosas fáciles. "No estábamos influidos por el feminismo, estábamos influidos por las mujeres", dijo el director Abel Ferrara según el libro de Brad Stevens Abel Ferrara: The Moral Vision (Abel Ferrara: la visión moral) con respecto a su película de venganza por violación de 1981 Ms. 45.No estábamos influidos por el feminismo, estábamos influidos por las mujeres
Esa es una pregunta que merece la pena hacerse si tenemos en cuenta en qué medida están dominados por los hombres este género y el cine en general. En 2013, un artículo publicado en IndieWire indicaba que "al observar a las mujeres cineastas de la última década, solo 41 mujeres han hecho películas que estén situadas en los 100 filmes más importantes estrenados cada año en toda la década, en comparación con 625 hombres". Todas las películas mencionadas hasta ahora han sido escritas y dirigidas por hombres, y gran parte del discurso principal —que estas películas son una basura y probablemente peligrosas— también está elaborado por hombres. Hombres hablando a otros hombres sobre problemas de mujeres. Es la industria del cine, pero bien podríamos estar hablando del gobierno. Algunos de estos hombres se pronuncian. Quentin Tarantino dijo que Kill Bill era un "alegato feminista" (nótese que Beatrix Kiddo no se limita a vengarse por su serie de violaciones comatosas, pero es su violación cuando está en la cama del hospital la que desencadena la sangría en la que se embarca durante cuatro horas de película). Pero se trata de algo que tiene tanto de político como de cultura popular; Tarantino lleva sus referencias escondidas en la manga y aquí la fuente de inspiración más discernible incluye la película exploitation sueca de 1973 Thriller – A Cruel Picture, dirigida por Bo Arne Vibenius. Es posible que las películas de Kill Bill ofrezcan la catarsis que cualquier película de venganza por violación es capaz de ofrecer, pero tengamos en cuenta que Tarantino invocó la retórica de las Spice Girls cuando siguió con su declaración de "alegato feminista": dijo que había hecho "una película sobre el poder de las chicas". Tómatelo en serio bajo tu propia responsabilidad.Todas las películas mencionadas hasta ahora han sido escritas y dirigidas por hombres, y gran parte del discurso principal que define la venganza por violación también está elaborado por hombres
Las mujeres, cuando se les brinda la oportunidad, tienen buena mano para hacer estas cosas. Callie Khouri escribió Thelma y Louise, en la que no se produce ninguna violación pero la amenaza de una y un recuerdo del pasado proporcionan la inspiración para el viaje en carretera de las protagonistas. La película de 1986 dirigida por Janet Greek The Ladies Club se inicia con una violación (mediante una invasión del hogar), pero pronto sitúa la narrativa en la solidaridad femenina: cuando los violadores de una agente de policía salen en libertad, ella forma un grupo de apoyo junto con otras víctimas y algunas amigas y familiares de esas víctimas. El mensaje es que la violación no es un problema de las víctimas, es un problema de las mujeres. Y punto. El sistema está jodido y solo mediante la castración sistemática de los hombres nuestras heroínas pueden sentirse seguras para caminar por el mundo.Las castraciones de The Ladies Club son prácticamente civilizadas si se comparan con el resto del género, cuyas historias a menudo alcanzan el clímax con la destrucción de los genitales masculinos. Es prácticamente un ritual. El personaje de la doctora en The Ladies Club, Constance Lewis (Christine Belford), realiza sus castraciones operando quirúrgicamente a los hombres que atacan a las mujeres de su grupo de apoyo. Les anestesia y todo, les brinda un trato prácticamente humano. Compara eso con el mordisco en la polla a media mamada realizado por la madre de Mari en La última casa a la izquierda, o con las numerosas formas en que los genitales masculinos son masacrados en la franquicia del remake de I Spit On Your Grave. Una de ellas implica un vicio. Otra, en la película I Spit on Your Grave III: Vengeance is Mine estrenada este año, incluye la que probablemente sea la mutilación de polla más explícita de la historia del cine: Jennifer, que sufrió una brutal violación en grupo en la primera película y ahora es como una especie de "Ladies Club" formado por una sola persona, empieza a hacerle una mamada a un tío en un callejón, pero a la mitad apuñala la parte inferior de su polla y desliza el cuchillo hacia abajo. Le arranca el capullo de un mordisco y separa con las manos el resto del miembro. Escupe el capullo y le devuelve el consejo que él le acababa de dar: "No solo la punta, cariño". Esa tía es la leche.Sin embargo, hacer una serie de películas con I Spit On Your Grave en cierto modo le resta valor, la convierte en otra franquicia de terror en la que el tema político queda a un lado a fin de incrementar el número de escenas cada vez más horripilantes. Al menos las películas tratan de sobrepasar a sus secuelas con una creatividad cada vez más espantosa en lo que respecta a la venganza y no tanto a la violación. "¿Obtienes placer sádico con los actos de crueldad?", le pregunta a Jennifer su terapeuta. "Joder, ya lo creo que sí", es la respuesta de Jennifer. La catarsis es como un opio al que está enganchada y da la sensación de que la franquicia podría continuar así hasta el infinito.El formato de las películas de venganza por violación es bastante consistente en todo el subgénero (primero hay una violación y después una venganza), lo que hace que la película Irréversible, dirigida en 2002 por Gaspar Noe, resulte completamente subversiva. Sus escenas se muestran en orden inverso para que la violación que desencadena la frenética venganza no aparezca hasta muy avanzada la película. Irréversible es singularmente miserable y castiga a los espectadores porque hay que verla más de una vez debido a su forma de narrar la historia. La película alcanza un caos que recuerda a otra película francesa de principios de la década de 2000, Fóllame, de Virginie Despentes y Coraline Trinh Thi, que es como Thelma y Louise pero con pelotas de verdad (literalmente, hay sexo hardcore en la película). La violación que sucede en el primer acto de Fóllame parece casi fuera de lugar con respecto a la gran liberación que experimentan sus personajes mientras recorren Francia follando y robando ("Podría ser peor… Estamos vivas, ¿no?", dice un personaje a otro después de que ambas hayan sido violadas). Fóllame hasta cierto punto e Irréversible mucho más sugieren que toda la violencia carece de sentido, que utilizar un enfoque racional frente a la devastación es de insensatos. Dado el modo en que tantas de las películas aquí descritas han sido cortadas y subidas a YouTube, con sus escenas fuera de contexto, resulta más fácil que nunca perder el norte y tener solo la violación o solo la venganza, dependiendo de los gustos. El caos sin sentido, al final, podría ser la interpretación más moderna del subgénero que forman las películas de venganza por violación.Te puede interesar: Cómo venció Suecia al sexismo en la industria del cine