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Identidad

Varias mujeres nos explican cómo fue su primera regla

¿Por qué nadie nos explica que la sangre también puede ser marrón?
Fotograma de "Carrie"

¿Os acordáis de vuestra primera regla? Yo la verdad es que no mucho. Lo único que recuerdo es un dolor de tripa muy fuerte, notar mi vagina húmeda, bajarme las bragas en la habitación y descubrir una mancha marrón en mi ropa interior. Mi primer pensamiento fue "mierda, son mis bragas favoritas y no me las podré poner de nuevo jamás". Luego no sé si fui a decírselo a mi madre, ni recuerdo la edad exacta que tenía cuando me vino. Como me da mucha pena no recordar ese momento, decidí preguntar entre mis contactos de Facebook qué recordaban sobre su primera menstruación.

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Raquel

¿Os acordáis de aquel episodio de Los Simpson en el que Bart se rompe la pierna y tiene que ver como todos sus amigos se bañan en la piscina de su casa mientras él los mira con resentimiento desde la ventana de su habitación? Pues mi primera regla fue más o menos así. Ocurrió durante mi excursión de fin de primaria, con 11 años, y me tuve que quedar encerrada en mi habitación en pleno agosto madrileño. Cuando me preguntaban por qué no me bañaba, decía que me encontraba mal, y luego iba a llamar a mi madre a una cabina (ni siquiera tenía móvil) llorando y pensando por qué me tenía que haber hecho mujer justo ese fin de semana.

Paola

Cuando me vino la regla me la sudó bastante, fue una sensación entre ilusión y desconcierto. Estaba en el baño, supongo que fui a hacer pis, y de repente vi una mini mancha de sangre en mi ropa íntima; yo ya sabía que se trataba del periodo. En seguida llamé a mi madre para asegurarme de que era la regla. Y así era. Recuerdo que ser rió, o que sonreímos en plan "ya estás en una nueva etapa de tu vida". Y luego salimos de casa y nos encontramos a una vecina que era muy amiga mía y mi madre me dijo: "¡cuéntaselo!". Y esta amiga me dijo la típica frase de ya eres mujer.

Anna

A mí me vino por primera vez a los 14 años, cuando la mayoría de mis amigas ya la tenían desde hacía tiempo. En realidad la estaba esperando con ansias porque no entendía cómo era posible que, con el par de bultos que me habían salido, fuera de las pocas de mi clase que todavía no había podido estrenar ese neceser con muestras de compresas y tampones que nos dieron en clase de educación sexual. Además, a algunas niñas sus madres les habían hecho regalos y montado unos saraos increíbles. Y el día llegó. Fui a mear y me desperté con las bragas ensangrentadas. No sabía qué hacer y avisé corriendo a mi madre, que estaba durmiendo y, sin levantarse de la cama, se limitó a decirme "hay compresas en el armario del baño". No hubo ni regalos, ni fiestas, ni una frase de consolación. Así que la emoción inicial se esfumó rápidamente y los días siguientes los pasé encerrada en mi habitación intentando ponerme un tampón.

Salí del baño, se lo dije a mi padre, que colapsó y me dijo, en plan broma terrible: "Ahora ya sabemos que no eres hermafrodita"

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Sabina

Primera regla: 11 años. Estaba de vacaciones con mis padres en Bretaña. Fuimos a un yacimiento vikingo subterráneo y me encontraba fatal. Al salir fui al baño, me vi sangre en las bragas y me quedé un rato sentada en el váter, pensando: "Ahora mismo yo soy la única que sabe esto en el mundo". Salí del baño, se lo dije a mi padre, que colapsó y me dijo, en plan broma terrible: "Ahora ya sabemos que no eres hermafrodita". Aguanté las ganas de llorar y me pasé el resto del día haciendo dibujos en la arena, en plan muchachita melancólica.

Patricia

Me bajó la regla en clase. Me levanté para ir al baño y mi compi de pupitre vio la silla manchada. El tipo era el guapito de la clase. Lo tenía todo para ser un capullo, pero cuando lo vio, metió la silla debajo de la mesa para que se no se viera la mancha y al volver del baño me preguntó si me encontraba bien.

Amanda

Voy a contarte mi historia, la historia de una primera regla en Brasil, la cuna del machismo en Sudamérica. Cuando tenía 12 años, me levanté por la mañana y cuando fui al baño, encontré una mancha marrón en mis bragas. Nadie nunca me había dicho que la sangre de la regla no era roja. Pensé que tenía una diarrea muy rara y se lo conté a mi madre. Ella se puso a llorar —de alegría supongo— y me dijo que me había convertido en una "señorita". Justo después, llamó a mi abuela para contárselo y pasé toda la tarde contestando a llamadas de mis tías y mis primas que querían felicitarme por mi regla. No sabía si debería sentirme avergonzada o orgullosa. No entendía cómo la regla podría ser considerada un logro. Casi 20 años después, sigo sin entenderlo.

Frente toda la familia soltó "¿A que no sabéis qué le ha traído Papá Noel a Laura? ¡La Regla!"

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Pili

Yo deseaba tener la regla sobre todas las cosas porque tenían 15 años y aún no me había venido y a todas mis amigas sí. Claro, yo tenía un cuerpo de cría y ellas parecía que el verano de sexo de EGB habían tomado algo porque volvieron todas desarrolladas y con la regla. A mí no me vino hasta el 16 de noviembre del año en que cursé primero de BUP y fue una fiesta nacional. Se enteró hasta el apuntador.

Laura

Mi primera regla me dejó un recuerdo que oscila entre el humor y el bochorno. Me vino a los 11 años, igual que a mi abuela, a mi madre y a mi hermana. Aunque seguía el linaje para mí era bastante pronto. Y fue en fechas de celebración: 25 de diciembre, Navidad, toda la familia reunida, algo ya incómodo. Recuerdo llamar a mi madre desde el baño pues no sabía bien qué hacer, era algo raro, parecía como si me hubiera meado o cagado, algo sucio vamos. Sabía que era la regla pero no me hacía especial ilusión tenerla y más pensando que era de las pocas/únicas chicas de la clases que la tendría. Pero para mi madre fue toda una celebración, creo que me dio besos y todo… Me dio una compresa y la sensación fue horrible. Era como llevar pañales, algo que te hacía regresar a la infancia y sentirte como un bebé, no como supuestamente te hacen pensar que una tiene que sentirse: una mujer. Si el disgusto no era suficiente, recuerdo salir del baño y mi madre me llevó al salón apresuradamente. Le dije que no dijese nada a nadie y frente toda la familia soltó "¿A que no sabéis qué le ha traído Papá Noel a Laura? ¡La Regla!" Joder… Creo que ni a día de hoy he podido superar esto.

Virginia

Mi primera regla me llegó en casa de mis abuelos y a la temprana edad de 9 años. Era la primera vez que pasaba el fin de semana con ellos porque tenía un torneo de baloncesto y no quería perdérmelo. Me desperté en una habitación presidida por un Cristo de metro y medio y la cama totalmente manchada. No recuerdo sentirme extraña pero entré en pánico pensando en cómo contarle a mi abuela que había echado a perder las sábanas y el colchón. No recuerdo su reacción, y eso que siendo ella del Opus probablemente me tocó rezar, pero sí recuerdo que me mandó al despacho de mi abuelo para que llamase a mis padres. Mi madre lo primero que hizo fue felicitarme: "enhorabuena, ya eres toda una mujer" (sí, yo tenía solo nueve añitos recién cumplidos). Y mi padre, después de felicitarme, me dijo: "¡ahora cuidado eh! Cuando volvamos tu madre y yo, tendremos una charla contigo porque ahora ya eres una mujer y has de ir con mucho cuidado". El tono era terriblemente amenazante y estuve histérica todo el torneo —sí, jugué igualmente con una de esas horribles compresas gruesas que sufría perder a cada paso— pensando que al llegar a casa tendría que enfrentarme a esa charla íntima y extraña con ellos. A día de hoy, 23 años después, todavía la espero.