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Identidad

La historia de las dos hermanas iraquíes que han hecho de extras en 'Narcos'

Una familia iraquí que planeaba llegar a Estados Unidos huyendo de la violencia de su país fue abandonada en una playa de Buenaventura. Ahora, sin papeles y sin dinero, forman parte de los miles de refugiados que han llegado a Colombia fruto del azar...
Familia Hadi. Todas las fotos por: Daniela Benedetti.

Esta historia se publicó originalmente en VICE Colombia

Pese a que muy pocos bogotanos lo supieron, el aeropuerto El Dorado (Colombia) se convirtió en un set de grabación. Mientras en los pasillos y en las salas de espera la rutina de los pasajeros transcurrió sin mayor problema, muy cerca de la pista de aterrizaje un equipo de grabación pasó varios días rodando una escena para la segunda temporada de Narcos, la serie de Netflix sobre Pablo Escobar.

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En la escena, dos agentes de la DEA abordaban una aeronave en un aeropuerto. Una escena más que no debía tener mayor trascendencia, de no ser porque entre los extras que hacían de pasajeros en el avión se encontraban dos mujeres jóvenes, de rasgos árabes, que lucían con gracia sus coloridos hiyab (mantos).

Sus nombres son Malak y Riyam Hadi Hussein Al-Balhawi, de 21 y 26 años, quienes llegaron hace seis meses a Colombia junto a sus padres y su hermano de 19 años. La familia Hadi fue víctima de una estafa por culpa de la cual terminó, por azar, en nuestro país. También es una más de las miles de familias musulmanas que han huido de Medio Oriente durante estos años de guerra.

Ahora se encuentran en Colombia desamparados y en el limbo. Son indocumentados. No pueden trabajar. Viven de la caridad de una mezquita en el barrio de Galerías (Colombia) que, después de seis meses, ya no puede mantenerlos más. No hablan español. A duras penas hablan inglés. Y como han escuchado tantas cosas malas de Colombia, salir a caminar por el barrio les aterroriza.

Yo perdí todo lo que tenía y acá no tengo nada que hacer. Sólo nos queda la mezquita, pero ya no nos quieren ahí. Odio mi puta vida.

Malak rompe a llorar mientras comienza su relato en inglés. Nos encontramos en un Juan Valdez de Galerías el sábado 12 de marzo, un día después de que terminaran de ganarse algo de dinero como extras en Narcos, gracias a la buena intención de uno de los miembros del equipo de grabación. Más allá de eso, ha sido poco lo que han podido conseguir de recursos en un país que les es completamente ajeno. Su hermana, al menos, se hace algunos pesos haciendo depilación con hilo (una técnica tradicional iraquí), en una peluquería del sector.

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Familia Hadi. Todas las fotos por: Daniela Benedetti.

¿Cómo terminaron los Hadi tan lejos de Bagdad, donde dejaron su casa abandonada a merced de sus perseguidores? ¿Por qué escaparon? ¿Por qué salieron desde Turquía con la intención de ir a Estados Unidos y terminaron en una playa de Buenaventura sin papeles, sin dinero y sin intérprete?

Ella lo cuenta mejor que yo:

"En 2004 (un año después de la invasión estadounidense a Irak y la defenestración de Sadam Hussein) nos trasladamos a Bagdad desde Ramadi, mi ciudad natal, donde teníamos un café internet y una farmacia. Mi papá había trabajado antes como granjero y tenía cosechas en otra ciudad. En la capital yo comencé a estudiar historia y geografía.

Somos pertenecientes al grupo musulmán chiita (rama minoritaria del Islam que sigue los lineamientos de Alí, el yerno de Mahoma) y hemos sido perseguidos varios años por el grupo suní (rama mayoritaria, crítica de las bases sentadas por el familiar del Profeta). A raíz de esto, mi papá y hermano fueron llamados para hacer parte de la confrontación armada, pero se negaron a participar. Fue allí que nos amenazaron a todos.

Entre 2008 y 2014 mi padre recibió amenazas cada mes.

Entonces decidimos irnos. Éramos personas adineradas. Teníamos dos carros, dos casas. Pero todo lo vendimos y con eso pagamos los viajes que nos permitieron salir de nuestro país. Decidimos así viajar a Estados Unidos. No teníamos visa (para un iraquí es difícil adquirir permisos de otros países). Así que lo hicimos a través del mercado negro".

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La guerra en Irak se ha convertido en un afluente de desplazados internos y externos del país. Según un artículo de la Agencia de la Onu para los Refugiados ––ACNUR–– publicado en abril del año pasado, desde enero de 2014, alrededor de 2,7 millones de iraquíes se han convertido en desplazados internos a lo largo de Irak, incluidos 400.000 en la provincia de Anbar.

En cuanto a los desplazados externos por la guerra, Irak ya tiene 1'785.200 refugiados en el mundo desde 2009, según un informe de la ACNUR.

Malak Hadi

Primero viajamos a Malasia, donde nos quedamos nueve meses. Posteriormente nos fuimos a Turquía donde mi papá conoció a un hombre iraquí que le prometió que a cambio de 50 mil dólares nos llevaría a Estados Unidos para reunirnos con unos familiares que vivían allá.

Por gestiones del iraquí, nos fuimos en un barco de carga y éramos los únicos ilegales dentro. Empezamos un viaje que duró aproximadamente 40 días en los que vivíamos en la oscuridad de una habitación pequeña. No sabíamos si era de día o de noche y no teníamos la posibilidad de bañarnos. Cuando abrían la puerta nos daban atún para comer.

A veces sentíamos que el barco paraba, pero no sabíamos dónde. Después de varios días, la embarcación se detuvo y un hombre que hacía parte de la tripulación nos dijo que debíamos botar todas nuestras pertenencias al mar para no ser descubiertos. También nos dijo que no habláramos, que él se iba a encargar de todo para que pasáramos desapercibidos. Por último, sonrió y nos dijo: "Welcome to Miami".

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Cuando bajamos del barco, el hombre nos entregó a otro señor, que nos llevó a una estación de bus y nos acompañó hasta un hotel. Por la noche, nos pidió nuestros papeles y los celulares para no llamar mucho la atención. A la mañana siguiente, el hombre con los papeles y celulares (más un dinero que le habíamos dado para llevarnos hasta donde estaban nuestros familiares) había desaparecido.

En ese momento no sabíamos que no estábamos en Miami, Estados Unidos, sino en Cali, Colombia.

Según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores, publicados recientemente en Colombia en la ruta de los migrantes irregulares, un especial periodístico de RCN, durante el último año la cifra de migrantes irregulares en Colombia se multiplicó por cuatro. En 2014, las autoridades registraron 2.111 migrantes, mientras que el año pasado la cifra ascendió a 8.855. Los departamentos colombianos con más migrantes irregulares reconocidos son: Antioquia con 4.233; Nariño con 3.850; Cauca con 1033; Cundinamarca con 867; Chocó con 794; Valle del Cauca con 435 y Norte de Santander con 141 migrantes. La mayoría provienen de Cuba con 6.259, seguidos por Somalia con 397 migrantes irregulares en el país.

Según el mismo informe periodístico, "los migrantes irregulares en Colombia son considerados víctimas, por eso es difícil demostrar que quienes los acompañan o guían en el recorrido lo hacen de manera ilegal, lo cual dificulta la judicialización de los coyotes a no ser que se demuestre una actividad sistemática que viole la ley". Sin embargo, desde 2013, se han capturado en Colombia 49 coyotes que estafan migrantes para abandonarlos en el país.

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Al darnos cuenta de nuestra situación fuimos a la Policía. Sin poder hablar español y sin papeles nos arrestaron por cuatro días. Cuando por fin encontramos a alguien que pudiera hablar con nosotros, nos dio pasajes de bus para que llegáramos a Bogotá y así ver cómo solucionábamos el problema. En la terminal de buses de esta ciudad nos dieron la dirección de una mezquita llamada Confesión Islámica, situada cerca del estadio de fútbol El Campín, en la 57 con 45.

Allí nos recibieron bien, nos dieron un cuarto para los cinco con colchones y comida. Pero con el paso del tiempo las cosas han cambiado. Ya llevamos seis meses acá y no tenemos papeles para poder trabajar. No tenemos dinero, las personas acá ya no nos quieren mantener más y no sabemos qué más hacer.

En el Ministerio de Relaciones Exteriores ya sacamos una cédula que afirma que estamos en proceso de ser refugiados, pero todavía no tenemos respuesta de un permiso que nos permita trabajar o estudiar.

Gracias a Acnur, representada por la Pastoral Social, recibimos 800 mil pesos mensuales para poder vivir. Pero después de tanto tiempo no nos quieren ayudar más.

Mi conversación con Malak duró aproximadamente dos horas. Durante todo el tiempo me sentí hablando con una amiga. Le conté de mi vida, de mis novios, de lo mucho que quiero hacer una maestría en periodismo. Ella se fue abriendo paso a paso: me dijo que cada vez le gustaba más Bogotá, que ya tiene algunos amigos y un par de veces ha visitado Usaquén.

Luego me llevó a visitar a sus papás. Hadi Hussen, su padre, antes incluso de saludarme, me ofreció un hiyab para que me cubriera el pelo. Luego me saludó. Me pareció un hombre intimidante. Imagino que es el sentimiento normal de una mujer joven occidental cuando conoce por primera vez a un patriarca musulmán. Hussen fue, sin embargo, muy amable. Todos lo fueron. De hecho, Al Lami Alaa Hasan, su madre, me dio a probar y me regaló "hubbus" ––palabra que me imagino que se escribe así por su pronunciación––, una especie de pan árabe gigante que comen con queso y huevo.

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Tras una hora de visita, Malak me acompañó a la salida de la mezquita. Nuevamente, y como lo sentí durante varios momentos, me impactó su belleza. Una belleza radiante. Se despidió con un abrazo y una sola palabra:

Ayúdanos.

¿Qué dicen las autoridades?

En VICE nos contactamos con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia para entender la situación en la que se encuentra la familia Hadi. De forma extraoficial nos aseguraron que la familia iraquí solicitó refugio hace cuatro meses. Asimismo, nos dijeron, cuentan con salvoconducto y, por tanto, su situación en el país no es ilegal ni irregular.

Más allá de esto, una fuente de la entidad nos aseguró que el proceso es confidencial y que no puede dar mayores detalles sobre el mismo.

En Colombia la ruta de atención a migrantes irregulares está reglamentada por el decreto 2840 de 2013. Según la norma, un migrante como Malak debe, al llegar a Colombia, enviar una solicitud por escrito a la Comisión Asesora para la Determinación de la Condición de Refugiado (CONARE), diciendo que encaja en una de las tres condiciones que allí se exponen.

Estas son: ser perseguido por motivos de raza, religión, nacionalidad o pertenencia a determinado grupo social o defensor de ciertas opiniones políticas; que se haya visto obligado a salir de su país porque su vida, seguridad o libertad han sido amenazadas por violencia generalizada, agresión extranjera, conflictos internos, violación masiva de los derechos humanos u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente al orden público; o que haya razones fundadas para creer que estaría en peligro de ser sometida a tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.

Si se cumplen esos requisitos, el migrante en proceso de refugio es citado para una entrevista donde declarará su condición. La entidad tendría que hacer un estudio profundizado del caso.

Durante todo el proceso de petición de refugio, el gobierno colombiano no da ayudas ni asiste a los migrantes. Esa tarea queda en manos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, quien, en Colombia, como arriba quedó consignado, es representada por Pastoral Social.

En Pastoral Social ya tienen conocimiento sobre la familia Hadi. Nos respondieron que en nuestro país hay muchos casos de extranjeros que han sido engañados y abandonados en varias regiones de Colombia. Pero que, por ahora, ellos se han encargado de darle a la familia iraquí un seguro médico y un traductor, mientras se define la situación para que puedan permanecer en el país.

** Si quiere ayudar a la familia de Malak y Riyam Hadi, comuníquese con la autora de este artículo a maria.rivas@vice.com.

*** Si tiene alguna otra historia sobre migrantes irregulares, comuníquese con la autora de este artículo a maria.rivas@vice.com.