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Identidad

Lee Krasner: la artista relegada a ser “la mujer de Jackson Pollock”

Krasner dejó de desarrollar plenamente su arte para entregarse por completo a la carrera de su marido. Tras la muerte de Pollock empezó a ser reconocida de nuevo. Hoy se la considera una de las pioneras del expresionismo abstracto.
Krasner en su estudio. Foto de archivo

Lee Krasner, nacida en Brooklyn en 1908, hija de inmigrantes ruso-judíos, fue una pintora precursora del Expresionismo Abstracto americano. Su nombre no fue recordado por su obra, sino por ser la mujer y después la viuda del icono americano del "Action Painting", Jackson Pollock. Pero la verdad es que Pollock no hubiese sido ese gran artista sin Lee, del mismo modo que Dalí no lo hubiese sido sin Gala.

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Lee acudió a las mejores academias de Bellas Artes y se formó en el estudio del influyente pintor alemán Hans Hofmann, quien le puso en contacto con el arte abstracto europeo, marcando fuertemente su estilo. En 1940 empezó a exponer junto a pintores americanos, con nombres tan conocidos como de Kooning o Rothko, los que serían conocidos después como "La Escuela de Nueva York".

El Expresionismo Abstracto se desarrolló durante la Guerra Fría, la CIA lo subvencionó desde la sombra para rivalizar con el Realismo Socialista ruso. El Estado americano quería promover la libertad de expresión, borrar la imagen de la "caza de brujas" del macartismo. Los pintores de esta generación están marcados por el ambiente de posguerra y por la Gran Depresión, buscan un arte despolitizado, sin mensaje, rechazaban el arte tradicional y académico. Pintaban de una manera dura, indisciplinada, incluso agresiva. Éste modo de expresarse, según el relato hegemónico de la Historia del Arte no es propio de una mujer. Las mujeres debían seguir dedicándose, según la tradición, a los llamados géneros "menores": el retrato, el paisaje o la naturaleza muerta, es decir todo aquello que no implicase el conocimiento y estudio del cuerpo humano. Por tanto, el Expresionismo Abstracto americano es bastante machista en sus bases, por ello se ignora a las mujeres que pertenecieron a este movimiento como por ejemplo Helen Frankenthaler, Joan Mitchell, Grace Hartigan, y por supuesto Lee Krasner.

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Lee siempre fue minusvalorada por los críticos, quizá por eso transformó su nombre real Leonore, en el andrógino Lee, incluso llegó a firmar sus cuadros con las iniciales L.K., para proteger su arte de prejuicios misóginos. Solo les interesaba su vínculo con Jackson Pollock, siempre quisieron dar de ella una imagen de mujer interesada, manipuladora y controladora. Harold Rosenberg, el crítico de arte, dijo sobre ella: "A menudo se le atribuye el mérito de haber subido, casi sin ayuda de nadie, los precios de la pintura abstracta americana contemporánea después de la muerte de su marido"

Para comprender y conocer mejor a Lee Krasner, debemos mencionar un hecho que le marcó de niña e influyó en sus relaciones posteriores con los hombres: la relación casi edípica que mantenía su madre con su único hermano varón, Irving. Lee sentía un gran rechazo hacia su madre, envidiaba las atenciones que daba a su hermano, mientras que con Irving buscaba continuamente el enfrentamiento para captar su atención, cuanto más se esforzaba por agradarle y complacerle, más ofensivo y desconsiderado era él.

Self-portrait, 1929. Imagen vía Metropolitan Art Museum

Su primer novio fue Igor Pantuhoff, un ruso blanco de supuesta ascendencia aristocrática, al que conoció en la Academia Nacional de Dibujo. Se fueron a vivir juntos y Lee dejó por primera vez de lado su carrera artística, se convirtió en lo que siempre había detestado, una joven tradicional judía dedicada a la enseñanza. Ella siempre justificó este periodo con necesidades económicas ya que fue el periodo más duro de la Depresión.

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Igor se convirtió en un bebedor empedernido, se acostaba con las mujeres de la alta sociedad a las que retrataba, empezó a hacerle desplantes incluso en público y una vez dijo a un amigo delante de ella: "Me gusta estar con una mujer fea porque me hace sentirme más guapo". Lee estaba tan enamorada que le perdonaba todo, le justificaba frente a los amigos comunes, etc. También tuvo que sufrir el rechazo antisemita, la familia de Igor se oponían a su relación, quizá por eso ella nunca quiso casarse con él, ni tener hijos, ponía excusas ridículas como no querer perder su figura. En 1939 Igor, desapareció, la abandonó, huyó a Florida con su familia. Para superar la ruptura Lee se refugió en el arte, retomando su carrera como pintora.

En 1941 es invitada por el pintor John Graham a participar en la exposición colectiva American and French Painting, en la Galería McMillen, junto a Jackson Pollock y otros artistas americanos emergentes. Supuestamente éste fue el momento en que se conocieron, a ella le gustaba contar una versión bastante idealizada y endulzada de la primera vez que conoció a Jackson en su estudio. Decía que al entrar, "sintió la presencia de una fuerza viva de la que nunca había tenido noticia", "sintió como si se estuviese hundiendo el suelo", "comprendió plenamente la magnitud de lo que había hecho Pollock". La realidad fue, que ellos habían tenido un encuentro previo algo embarazoso en el baile del Sindicato, donde el pintor iba completamente borracho, bailaron juntos y él la destrozó los pies. Por otro lado, Pollock no estaba tan formado como pintor y su obra no había alcanzado una calidad como para despertar esas emociones en Lee.

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Lee estaba desesperada por cubrir el hueco de Igor, además había cumplido 33 años y confesaba a sus amigos cercanos preocupaciones como "ningún tío va a casarse nunca conmigo". Ella misma se describía como "una solterona". Seguramente siguió la pista a Pollock desde aquel baile, y la exposición resultó ser una magnífica oportunidad para conocerse. Al principio fue una relación lenta y poco romántica, pero con el tiempo Jackson valoró las atenciones que Lee le profesaba.

Untitled, 1964. Imagen vía MOMA

Su relación, era más parecida a la de madre e hijo que a la de pareja, incluso ella no quiso tener hijos con él porque decía que no podía asumir más responsabilidades de las que él le creaba. Jackson por su parte estaba traumatizado por su madre Stella, matriarca dominadora, quién le privó de atenciones emocionales durante su niñez. La psicoanalista de Jackson supo enseguida que Lee la sustituiría porque "a Jackson le atraían las mujeres como refugios emotivos".

Lee y Pollock estuvieron juntos 14 años, durante esta etapa ella dejó su carrera profesional, volcándose por completo en la de él. Cuando se conocieron ella era más famosa que él y tenía una mayor estabilidad profesional, de hecho fue ella quien le introdujo en los círculos intelectuales del arte moderno neoyorquino.

No pretendo juzgar su decisión, sino intentar comprender su situación personal y las presiones sociales que la llevaron a ello. Seguramente, además de reconocer el talento de Jackson —que es innegable—, era consciente de que una mujer en los años 50, no podía alcanzar las mismas metas profesionales que un hombre. La mujer estaba limitada a la familia y al hogar debido al estereotipo de Good Wife, implantado por el patriarcado para controlarla después de su pequeño contacto con la independencia durante la Segunda Guerra Mundial. Además, Jackson no era un simple pintor, encarnaba la imagen del Genio, un término acuñado siempre a los hombres, ya que su némesis es la Musa. La catedrática Estrella de Diego se pregunta al respecto: "¿No es el concepto de genio una noción manipulada desde la mirada de poder, enraizada con el mundo clásico en el que los mitos paganos asocian divinidad con capacidad procreadora masculina?".

Cuatro años antes de la muerte de Pollock, en 1955, Lee empezó a preocuparse por su propia obra e hizo una exposición individual en la Stable Gallery, en Manhattan, en la que obtuvo un gran éxito. Hacia 1956, la pareja ya no tenía una buena relación: Lee estaba agotada psicológicamente y Jackson, que se negaba a dejar el alcohol, sufría una grave crisis de autodestrucción, perjudicando gravemente su carrera y la relación con Lee. Ella ya no le quería pero le respetaba como artista, siempre le fue fiel a él y sobre todo a su obra. Tenían graves peleas, él le pegaba, ella llamaba a la policía, eran adictos a esa situación y no sabían cómo escapar. Él empezó a salir con Ruth Kligman, una joven pintora de 25 años con ganas de fama. No ocultaban su relación y Jackson provocaba a Lee dejándole caer la idea de tener a las dos, mientras que Lee intentaba ignorarlo todo, algo que enfurecía aún más al pintor. Todo acabó con el trágico accidente de coche en el que Jackson perdió la vida, liberando a Lee de esa relación tan tóxica que compartían.

El reconocimiento internacional no le llegó hasta los años 60-70, con la Segunda Ola Feminista, en la que muchas historiadoras del arte y críticas se dedicaron a reivindicar a mujeres del mundo de arte y darlas a conocer como ejemplos de mujeres independientes y creativas.