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Identidad

Madres que cultivan marihuana para sanar a sus hijos

Encontraron en el cannabis la forma de aliviar el dolor de sus hijos que sufren epilepsia refractaria y otras dolencias. Y se organizaron bajo un nombre: Mamá Cultiva.
IMAGEN POR J DANIELLE WEHUNT VÍA STOCKSY

Nunca había probado un porro. Paulina Bobadilla y la planta de marihuana eran líneas paralelas. Se cruzaron cuando la mujer chilena encontró en el cultivo y en el aceite derivado del cannabis la clave para sanar a su hija Javiera, que padece epilepsia refractaria. La batería de medicamentos que la nena de siete años tomaba a diario no alcanzaba para frenar las convulsiones.

Paulina vio en YouTube la historia de una chica estadounidense con la misma enfermedad, que mejoró su calidad de vida cuando sus padres extrajeron aceite de la hierba y se lo administraron en pequeñas dosis. Decidió intentarlo con Javiera. Los prejuicios vinieron del lado de su pareja. "No quiero que mi hija sea drogadicta", le dijo él. Paulina le dijo que ya lo era. Era adicta a los fármacos que la estaban dañando. Primero probaron ellos dos: se sintieron relajados y sin ningún efecto adverso. Después fue el turno de la nena. En tan solo una semana bajaron sus convulsiones y ella comenzó a conectarse con el mundo que la rodeaba.

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Así nació Mamá Cultiva en Chile. Desde 2012, Paulina junto a una veintena de otras madres de chicos con epilepsia refractaria, cáncer y diferentes patologías empezaron a replicar un mensaje: "la planta cambió la vida de nuestros hijos". Eran familias que no habían encontrado respuestas en la medicina tradicional. La experiencia chilena cruzó la cordillera y llegó a suelo argentino donde Mamá Cultiva Argentina (MCA) ya tiene un grupo de familias que levanta la misma bandera. La legislación argentina empuja a estas mujeres a la clandestinidad. Ellas enfrentan al prohibicionismo con el derecho a la salud como estandarte.

"Mamá Cultiva nace desde la desesperación, ni los fármacos ni las operaciones nos daban una solución. Aprendimos del ensayo y error que muchas patologías se pueden sanar", explicó a Broadly Paulina, fundadora de MC en Chile. Desde el comienzo de esta lucha, tiene el apoyo de Fundación Daya —una organización sin fines de lucro—, cuyo objetivo es la investigación y promoción de terapias alternativas orientadas a aliviar el sufrimiento humano. Las chilenas, con Paulina al frente, empujaron para cambiar el paradigma sobre el uso medicinal de hierba. Lo consiguieron.

Mamá Cultiva nace desde la desesperación, ni los fármacos ni las operaciones nos daban una solución

Hoy, 20 municipios chilenos colaboran en el cultivo más grande de Latinoamérica: 7 mil plantas que van a beneficiar a 4 mil pacientes. Fundación Daya participa de esta experiencia inédita con la supervisión del Estado. En diciembre pasado, la presidenta Michelle Bachelet firmó un decreto que establece que el Instituto de Salud Pública puede permitir y controlar el uso de marihuana para la elaboración de productos farmacéuticos de uso humano.

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Las madres que siembran marihuana repiten como un mantra: autocultivo colectivo y comunitario, legalización y regulación. Autocultivo porque son ellas las que desean plantar con sus propias manos aquello que alivia el dolor de sus hijos. Colectivo y comunitario porque buscan experimentar y compartir de manera solidaria eso que aprenden mientras cultivan. Legalización y regulación porque no quieren que se convierta en un negocio para las corporaciones farmacéuticas. Y exigen la intervención del Estado desde la regulación.

En Argentina MCA se presentó formalmente el 7 de abril en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) en Buenos Aires. Pero su verdadera presentación en sociedad fue un mes después en la última Marcha Mundial de la Marihuana. Los hijos de las madres cultivadoras encabezaron la caravana que recorrió desde Plaza de Mayo al Congreso argentino. Muchos de ellos lo hicieron en sillas de ruedas. "No más presos por cultivar: regulación del cannabis ya", decía la bandera enorme al frente de una marea verde de 150 mil personas. Las madres, padres, hermanos y abuelos de los chicos con epilepsia refractaria se convirtieron en un nuevo actor contra el prohibicionismo que rige en Argentina bajo la ley 23.737. "La salud es un derecho" y "El dolor no puede esperar", decían los carteles que levantaron las familias de los chicos ese día.

Imagen del Facebook de Mamá Cultiva

Mucho más que fumadores: medicina que cura

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"A ver quién se anima a decirle que no a estas madres", desafió a la multitud Matías Faray, de la Asociación de Cannabicultores del Oeste en el acto central de la Marcha Mundial de la Marihuana en Argentina. Después de la arenga, Valeria Salech —presidenta de MCA— subió al escenario. "El aceite nos cambió la vida. Nos contentábamos con frenar las convulsiones. Resulta que el aceite les devolvió la vida. Teníamos hijos babeándose, mirando la nada. Hoy tenemos hijos que se ríen mirando la Pantera rosa", explicó con voz fuerte y firme. La multitud estalló en un aplauso reverberante.

Con el micrófono en la mano y ante miles de jóvenes que la escuchaban con atención, Salech hizo un llamamiento. "Lleven este mensaje a sus compañeros de facultad, al barrio. No se trata de pibes fumones que piden algo sin importancia. Estamos pidiendo medicina. Explíquenselo a todas las personas que conocen, a sus padres. No están desinformados, están mal informados. Porque alguien hizo que la gente crea que esto es algo malo", dijo.

"El prohibicionismo ha puesto al cannabis terapéutico en el peor escenario. Los pacientes no comunican a los médicos el uso, lo hacen en soledad y sin control médico: no sabemos que están consumiendo nuestros pacientes. Y si bien son necesarias las leyes, también la educación y un médico más comprometido con el sufrimiento de los pacientes y sus familias", dijo a Broadly el médico Marcelo Morante. El especialista es profesor adjunto de la cátedra de Medicina Interna de la Universidad Nacional de La Plata.

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Los pacientes no comunican a los médicos el uso, lo hacen en soledad y sin control médico

Morante no duda de la eficacia pero insiste en la necesidad de "leyes menos prohibicionistas y Estados apoyando económicamente el desarrollo". Morante advirtió en la necesidad de intervención del Estado para evitar que las familias que quieren aliviar a sus hijos caigan en la trampa del narcotráfico. "Lamentablemente las redes solidarias de cannabicultores ya no pueden responder adecuadamente a la demanda de tantos pacientes. Si el Estado no se hace presente comenzarán a regir las reglas del narcotráfico", señaló.

Para él las sustancias que tienen poder terapéutico y psicoactivo siempre fueron resistidas: "le pasó a la morfina y ahora le toca al cannabis". "Por la educación y el desarrollo del sistema endocannabinoide, creemos que este sistema nos permitirá impactar sobre enfermedades muy precalientes como el dolor y el cáncer, enfermedades neurodegenerativas", dijo.

Mamás del mundo que cultivan

La experiencia que comenzó en Chile ya cruzó más fronteras que los Andes cordilleranos. Mamá Cultiva salió al mundo porque el objetivo es tejer una gran red. Las chilenas están en contacto con otras madres de Colombia, Ecuador, México y hasta España. "Necesitamos que las madres se atrevan. Que no dejen que sus derechos humanos sean vulnerados", repitió Paulina durante la entrevista con Broadly.

Hace poco, ella fue a dar charlas a Brasil. Se encontró con la barrera del tabú en el país más grande de Sudamérica. Una de las madres brasileñas quería dar una entrevista a los medios pero entre sombras. No quería que la reconocieran. Paulina le explicó que tenía que dar la cara para que otras tomaran el ejemplo. "Las madres dependían de los cultivadores. Nosotras fuimos a darles fuerzas, a decirles que son ellas las que tienen que cultivar y preparar su propia medicina", explicó la mamá de Javiera. La chilena no se imaginaba que cuando plantó aquella semilla con la esperanza de mejorar la vida de su hija, estaba germinando algo tan grande. Una sólida red de madres latinoamericanas en expansión que le hace frente al prohibicionismo. ¿Quién se anima a decirle que no a estas madres?