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Identidad

Latinoamérica unida contra el machismo: vivas nos queremos

En Argentina, México y Brasil las mujeres ya no se callan: denuncian abusos, agresiones y acosos en las redes sociales y salen a las calles de manera masiva como un acto de resistencia a las formas de violencia machista. El feminismo popular...
Imagen vía Wikimedia Commons

Una chica pedalea por las calles de Ciudad de México enmascarada al estilo Pussy Riot. En su máscara lleva una frase: "Ni una menos". La consigna, que en Argentina movilizó a más de 200.000 mujeres el 3 de junio del año pasado, también se vio en los carteles, pancartas y pañuelos que desbordaron las calles mexicanas el pasado 24 de abril en la marcha "Vivas Nos Queremos". Fue la movilización más grande contra las violencias machistas de la historia de México.

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Este próximo viernes las argentinas volverán a manifestarse y sumarán la frase de tierra azteca como una forma de unir reclamos ante un enemigo en común: el machismo. El reclamo gana territorio a lo largo del continente. Las mujeres se plantan frente a las formas de vidas precarias a las que son sometidas y se unen en un pacto de sororidad en el que se dicen unas a otras: no estamos solas, estamos unidas. "Si tocan a unas, respondemos todas" es más que una máxima feminista bonita en tierras latinoamericanas.

"Las movilizaciones en Argentina, México y otros países de la región conectan las demandas del feminismo con personas más diversas en términos de edades e identidades. La masificación y la velocidad con que se comparte la información atrae la participación de grupos más amplios", dijo a Broadly Natalia Gherardi, directora del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA). "Es una aproximación a un nuevo momento del feminismo, vinculado con la acción y el involucrarse con otro lenguaje", reflexionó.

Imagen por Sebastián Ortega

La secuencia se repite en diferentes latitudes: un caso o una serie de casos rebalsan el vaso colmado de maltratos, agresiones, violaciones y femicidios. Facebook y Twitter funcionan como caja de resonancia. Alguien pone la fecha para autoconvocarse, el movimiento de mujeres y los feminismos le dan un marco teórico y todas ponen el cuerpo: organizaciones sociales y políticas, activistas y mujeres. Adultas, jóvenes, adolescentes y niñas encabezan. Porque como dicen las mexicanas "en la lucha de las mujeres, los varones van detrás".

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En Ciudad de México, un tipo le bajó la ropa interior a la periodista Andrea Noel en la calle, a plena luz del día. La agresión sexual quedó filmada y la denuncia de Noel abrió la puerta para que se hablara de los manoseos, toqueteos y acosos que sufren las mexicanas a diario cuando viajan en el transporte público o transitan por las calles aztecas. Solo en el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro se registran alrededor de 300 denuncias al año. El programa Viajemos Seguras que permite, desde 2008, viajar en vagones exclusivos en horas pico demostró que no es una solución para frenar los abusos.

El caso de la periodista, sumado a la violación de Daphne Fernández en Veracruz, en la que están involucrados "Los Porkys de Costa de Oro" –un grupo de hijos de políticos y empresarios– y la acusación contra Yakiri Rubio, procesada por matar a su agresor, fijaron la fecha para la marcha que se replicó en una treintena de estados mexicanos. En la antesala del 24 de abril, casi 100 mil mujeres usaron el hashtag #MiPrimerAcoso en Twitter para relatar distintas experiencias de abuso sexual. En esos micro relatos el 62 por ciento de los agresores fueron hombres desconocidos. Casi la mitad de los ataques ocurrió en la calle. En la caravana del #24A muchas cantaron con fuerza: "Con falda o pantalón, respétame cabrón".

Cada día, seis mexicanas son asesinadas y alrededor de 40 denuncian violaciones

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El último informe de ONU, "La violencia feminicida en México, aproximaciones y tendencias 1985-2014" contó 47.178 muertes en ese período. Cada día, seis mexicanas son asesinadas por el hecho de ser mujeres y alrededor de 40 denuncian violaciones. Solo uno de cada cinco casos de abuso sexual termina en sentencia.

María, una joven estudiante de 25 años, marchó en la capital mexicana con el torso desnudo y un antifaz pintado en la cara. En una mano sostenía una máquina de toque, porque cree en la autodefensa feminista. "Si no nos defendemos, nadie lo va a hacer por nosotras. Es una guerra declarada contra las mujeres", dijo. Y advirtió con una sonrisa cómplice: "Somos manada".

La respuesta institucional a la multitudinaria movilización y a los reclamos de políticas públicas para frenar las violencias fue grotesca. El jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, anunció la entrega de mil silbatos de color rosas para que las mujeres emitan una señal de alerta frente a la posibilidad de un abuso sexual. La medida provocó la burla de muchos en las redes sociales que se rieron a través del hashtag #ElPitoDeMancera.

Decir ni una menos

A Chiara Páez la encontraron asesinada en la casa de su novio en Rufino, un pueblito de Santa Fe, en Argentina. Tenía 14 años y estaba embarazada. El asesinato ocurrió en mayo del año pasado. La indignación social por ese crimen sumado a una serie de encuentros que se venían gestando bajo el nombre "Ni una menos" desembocaron en la convocatoria del 3 de junio en el Congreso Nacional.

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Si no nos defendemos, nadie lo va a hacer por nosotras. Es una guerra declarada contra las mujeres

Las concentraciones se replicaron en 120 plazas de todo el país. A un año de aquel acontecimiento que marcó un antes y un después para el movimiento de mujeres, la cita se repetirá este viernes con una marcha desde el Congreso hacia la Plaza de Mayo, frente al palacio de gobierno. Sobran los motivos: el año que Argentina gritó "Ni una menos" 286 mujeres fueron asesinadas.

En la antesala de la nueva movilización, tres niñas de doce años fueron asesinadas en diferentes puntos del país: Micaela Ortega, en Bahía Blanca, engañada por un hombre a través de Facebook; Milagros Torres asfixiada presuntamente por una ex pareja de su madre en Tucumán y Guadalupe Medina, violada y estrangulada en una villa de la ciudad de Rosario.

Imagen cortesía de Ni Una Menos

Además del reclamo por los femicidios, el próximo viernes el eje estará puesto en la legalización y despenalización del aborto, un tema que se coló en la agenda a partir del caso de Belén, una chica tucumana que tuvo un aborto espontáneo y fue condenada a ocho años de cárcel por homicidio. Con la campaña #LibertadParaBelén las argentinas lograron que se hablara de aborto legal, seguro y gratuito y que Amnistía Internacional activara una acción urgente.

Las argentinas también están preocupadas por el retroceso en materia de ampliación de derechos. Con el cambio de gobierno, además de despidos masivos y aumentos, se desmantelaron programas de salud y sexual reproductiva. Los principales puntos del documento que se difundirá el 3 de junio apuntan al Poder Ejecutivo, pero también a los fallos del Poder Judicial y al Poder Legislativo.

La violación no es culpa de la víctima

En Brasil, después de que una nena de 12 años que participaba del programa Master Chef fuera víctima de comentarios sexuales en las redes sociales, más de 50 mil mujeres relataron experiencias de acoso con el hashtag #PrimeiroAssédio. Hace una semana una adolescente de 16 años contó en su Facebook que había sido violada por 30 varones. "Todas podemos pasar por esto un día. No duele el útero y sí el alma, porque existen personas tan crueles que son impunes", escribió. Sus agresores compartieron imágenes del delito en las redes sociales. Como un acto reflejo las brasileras salieron a denunciar y repudiar a esos hombres y a poner en palabras lo obvio: #EstuproNaoECulpaDaVitima, es decir "la violación no es culpa de la víctima". No se quedaron en la virtualidad. También se movilizaron contra la "cultura de la violación".

Según el Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP), una mujer es violada cada once minutos en el país y 47.636 personas sufrieron una agresión sexual en 2014. En lo que va de este año, tan sólo en Río de Janeiro fueron registrados 1543 casos.

Como quien rasca una pared para quitar la pintura y encuentra debajo capas de pinceladas viejas, las mujeres fueron desenmascarando la estructura patriarcal. El reclamo por los femicidios dio pie a los acosos callejeros, los abusos sexuales dieron la oportunidad de denunciar violaciones, los fallos de la justicia machista habilitaron que se hablara de libertad reproductiva. El texto que convoca a marchar en Argentina lo enuncia bien claro: "La violencia machista mata y no sólo cuando el corazón deja de latir. La muerte es el extremo de la violencia que busca disciplinar a las mujeres y a todas las personas que se rebelan al pacto patriarcal y heterosexual. Pero la violencia machista también mata, lentamente, cuando coarta libertades, participación política y social, la chance de inventar otros mundos, otras comunidades, otros vínculos".