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Identidad

'Somos analfabetos sexuales': hablamos con la sexóloga María Esclapez

Acaba de publicar 'Inteligencia Sexual', un libro que nos invita a practicar sexo inteligente.
María Esclapez. Fotografía de Silvia Portero

"No somos inteligentes ni emocional ni sexualmente. Somos unos analfabetos sexuales", afirma con rotundidad la sex coach María Esclapez. "Quien se sienta aludido hace bien porque significa que se tiene que poner las pilas. Quien no, hace mal porque eso es una señal para la sexualidad. El problema es que la gente cree que la teoría se queda en teoría, que no vale para nada, y se centra solo en la práctica". Coincidiremos, no obstante, en que la práctica mola mucho. "Sí, pero la práctica debe ser el último paso o es como construir la casa por el tejado".

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Psicóloga y sexóloga, a sus 26 años María ha publicado Inteligencia Sexual (editado por Arcopress), un libro en cuya portada hay un plátano y una papaya, frutas que muchas personas asociamos de inmediato con el coito. "La visión de la sexualidad que tiene la sociedad hoy en día está en esta imagen", señala la autora, que añade: "¿Y si te dijera que yo solo veo dos frutas?". Hay que reconocer que muchos observamos, claramente, un pene y una vulva. Que no te engañen. Imaginamos una coyunda magnífica, vívida, en primer plano. Sí, quizá es hora de hacer caso al mensaje que acompaña al título: "Desarrolla tu potencial sexual, practica sexo inteligente".

"Hay que empoderar una sexualidad que ahora mismo no tiene fuerza en nuestra sociedad"

María nos invita a preguntarnos por el sentido del sexo. En otras palabras: "¿Tú para qué follas? Es importante ser inteligente emocionalmente para ser inteligente sexualmente. Una cosa lleva a la otra. Si quieres tener una sexualidad plena y satisfactoria, hay que preocuparse por ella", confiesa. Aunque para confesiones, el primer capítulo del libro. En tono de broma (o no), pide a sus padres que no lo lean. A continuación, desvela que descubrió su sexualidad con 17 años y que se estrenó en materia carnal con 18, pero que "fue horrible, sangrante y desesperante". Nunca se había masturbado ni puesto tampones, "así que ni siquiera sabía lo que tenía ahí abajo". Así empezó a crecer su curiosidad y su interés por investigarse a sí misma y, en general, a la especie humana. "¡Cómo iba a disfrutar si ni siquiera sabía cómo era mi coño ni conocía mi respuesta sexual!", apunta. Con 20 años, la estimulación del clítoris le regaló un orgasmo mayúsculo y se animó a comprar un vibrador: "Lo flipé en colores, vi estrellas y quise fustigarme a mí misma hasta el infinito por no haberlo probado antes", confiesa.

¿Pero qué es la inteligencia sexual? "Se trata de la habilidad de desarrollar el potencial sexual mediante tres aspectos del individuo que han de entrenarse poco a poco: la mente, el corazón y el cuerpo", señala la joven autora. El conocimiento, las emociones, perder el miedo a fallar, recuperar la autoestima, ser asertivo y honesto con uno mismo, salir de la zona de confort… Si no se trabajan bien estas actitudes, es imposible mejorar el potencial sexual. Lo último, insiste, sería el mismísimo cuerpo. Las técnicas amatorias, para entendernos. El vis a vis. El momento cumbre de la cópula. La sexualidad plena, ya sea individual o en pareja, libre de estigmas sociales y estereotipos. "Hay que empoderar una sexualidad que ahora mismo no tiene fuerza en nuestra sociedad. Parece algo sucio, algo guarro, que está ahí para pasárselo bien. Yo soy mujer y todo esto forma parte de mí igual que soy pelirroja o mido 1,60 m. Sin embargo, ¿qué prácticas me gustan, dónde tengo los límites, cómo voy a trabajar mi deseo? No se entiende la sexualidad más allá de lo sucio", reflexiona. Así, en las páginas de Inteligencia Sexual aprendemos conceptos, jugamos, contestamos test y nos comprometemos a cumplir ejercicios de autoconocimiento. Siempre con un tono ameno y cercano: como debe ser el sexo.

Me quedo con la duda de si sus padres habrán hecho caso a María y habrán leído o no el libro. "Sí, mi padre descubrió que follaba en ese primer capítulo. A tus padres nunca les hablas de tu propia sexualidad, igual que ellos no te hablan de la suya. Que se enteren así de que follas es chocante. Me llamó y dijo: 'Bueno, creo que te has pasado un poco de autobiografía'. Y le respondí: 'Sabes cómo soy y que siempre seré así'. Y al rato me llamó de nuevo: 'Creo que tienes razón. Lo has explicado de forma muy bonita, yo soy muy antiguo y el que se tiene que modernizar soy yo', comentó. Estoy muy orgullosa de ellos". Porque, a qué negarlo, tal vez todos debemos modernizarnos constantemente.