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Identidad

‘Tengo un secreto’: así es ser una veinteañera con barba

Claire empezó a desarrollar vello facial a los 14 años. Dos años más tarde, tenía una barba completa. Su familia todavía no lo sabe.
Photo by Ramos Varela via Stocksy

Cuando tenía 14 años, Claire se dio cuenta de que le habían salido tres espesos pelos negros en la cara. Estaba en el coche, con su familia, camino de la playa. Al ver aquellos pelos curiosamente en el espejo, se los arrancó uno a uno. Aquel procedimiento fue breve y Claire no le dio más vueltas. No esperaba volver a ver aquellos pelos y mucho menos desarrollar una barba en dos años.

"Ahora me sale barba en pocos días", me dijo Claire, que no quiso dar su nombre real para esta historia. Actualmente estudia el último curso en la universidad y vive en el Sur Profundo de Estados Unidos. Nadie —ni siquiera su familia— conoce su enfermedad. "Me siento como si tuviera un secreto todo el tiempo", explicó Claire. "Es una mierda".

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La barba de Claire no es algo fácil de ocultar; es más espesa que la de muchos hombres. Si no hiciera el esfuerzo de eliminarla, me dijo Claire, rápidamente le saldrían patillas y tendría el cuello, la barbilla, el labio superior y la mandíbula cubiertos de vello.

El crecimiento de vello facial de tipo masculino en las mujeres, denominado hirsutismo, no es nada infrecuente. En 2003, una investigación llevada a cabo en la Universidad de Carolina del Sur calculó que esta enfermedad afecta a hasta un 8 % de las mujeres. Sin embargo, los niveles y la ubicación del crecimiento del vello varían: no todas las mujeres con vello facial tienen una barba completa como Claire. El hirsutismo, que es síntoma de otras enfermedades hormonales, a menudo causado por el síndrome de ovario poliquístico (SOP) o por desórdenes suprarrenales y puede provocar la aparición de vello en el tórax, vello más espeso en los brazos, piernas y genitales y otros síntomas como una voz más profunda y menstruaciones irregulares.

Aunque Claire se identifica según las líneas de género tradicionales, durante su crecimiento se vio relegada a una incómoda área intermedia. Sus compañeros de clase se metían con ella porque era muy marimacho y tenía una complexión masculina; al parecer no eran capaces de comprenderla. "Tenía aspecto de chico y las cosas 'de chicas' no me interesaban lo más mínimo", me dijo Claire. "Los demás niños se metían mucho conmigo y me aislaban socialmente".

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Durante su adolescencia, Claire se sentía perturbada por su cuerpo. "No sé si has visto alguna vez Juego de Tronos, pero yo me siento identificada con Brienne de Tarth a nivel físico", indicó, refiriéndose a la actriz de metro noventa Gwendoline Christie. "Mi complexión y mis rasgos son masculinos", continuó. "Durante la mayor parte de mi vida nada me quedaba bien, mi cuerpo es como un rectángulo". Cuando apareció su vello facial a la edad de 14 años, Claire justo empezaba a aceptar sus otras características masculinas. Por primera vez en mucho tiempo se sentía más segura, pero aquella seguridad despareció cuando empezó a salirle barba. "Era como si Dios estuviera gastándome una broma sin ninguna gracia", me dijo.

El abuso social que experimentó de niña continuó durante el instituto, pero Claire me dijo que nadie descubrió su barba jamás. Si lo hubieran hecho, sabe que habrían sido terriblemente crueles con ella. "Nunca sabes cómo va a reaccionar la gente", afirmó Claire, "pero guardar ese secreto me ha pasado una gran factura. Es como un carrusel interminable de incomodidad".

El día de Claire comienza cuando se levanta antes que ningún otro habitante de la casa para asegurarse de tener tiempo a solas en el baño. "Uso crema de afeitar para pieles sensibles y una maquinilla de hombre para afeitarme con mucho cuidado", indicó Claire. Pasa la cuchilla por su piel desde varios ángulos para conseguir el apurado más perfecto posible. Después se va a su habitación, coge un espejo de aumento y comprueba que no haya ningún pelo visible. Si queda alguno, lo arranca con unas pinzas y después se maquilla abundantemente para cubrir cualquier sombra o resto que haya podido quedar. "Normalmente tengo que arrancarme unos cuantos más y retocar mi maquillaje a mitad del día", me dijo.

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El vello facial de Claire choca diametralmente con su personalidad. "Me encantan los vestidos y cualquier cosa que grite, '¡Soy una chica, pregúntame cómo!' lo más llamativamente posible", indicó. Le gustaría compartir su personalidad orgullosamente femenina con los demás, pero no le resulta fácil intimar con nadie. Su vida amorosa se ha resentido. "Siempre me ha resultado difícil el contacto físico", explicó. "Me da miedo que la gente me abrace o me toque y note la barba incipiente o me quite parte de mi maquillaje, que tan cuidadosamente me he aplicado".

No quiero que la gente me vea como un bicho raro, pero no les culpo

Claire duda que algún día sea capaz de compartir esta parte de sí misma con los demás. Sus hermanas son "básicamente modelos", según ella, y su madre también es excepcionalmente bella. "Mi familia cree que tengo un caso grave de acné debido a las marcas que me quedan al quitarme el vello con las pinzas", me dijo. "No sé si serían capaces de asumir que soy físicamente más decepcionante de lo que ya creen, teniendo en cuenta que compartimos el mismo ADN".

Cuando pregunté a Claire si se había puesto en contacto con otras personas como ella, me dijo que no conocía a ninguna mujer cisgénero que tuviera vello facial y que nunca había conocido a nadie en su situación, al menos que ella supiera. Pero las mujeres de la comunidad transgénero la han ayudado mucho. Sin la administración de fármacos para bloquear la pubertad, las chicas trans atraviesan una pubertad masculina, lo que hace que desarrollen características masculinas como vello facial. En términos demográficos, con toda probabilidad se encuentran entre las personas más experimentadas en lo que se refiera a la eliminación permanente o el camuflaje del vello facial. "La comunidad trans ha sido en realidad mi lugar donde acudir en busca de apoyo, porque ellas saben exactamente por lo que estoy pasando", afirmó Claire.

Pero existe un espacio que esas relaciones nunca conseguirán llenar. "Me gustaría conocer a más mujeres como yo", dijo Claire. "Creo que sería interesante poder compartir nuestras experiencias y quizá descubrir qué es lo que provoca esta enfermedad, porque hasta ahora no he conseguido obtener ninguna respuesta".

Es fácil comprender por qué una característica física como el vello facial puede suponer una carga y dañarte emocionalmente pero, ¿por qué es preciso que Claire viva su enfermedad en secreto? ¿Por qué debe esforzarse tantísimo para asegurarse de que nadie lo sepa? ¿Por qué está obligada a sacrificar una relación abierta y sincera con su familia? "Las barbas son cosa de hombres", dijo Claire. "Es una de esas cosas específicas de un género que definen el sexo. Una mujer con barba desdibuja en cierto modo la línea que separa lo masculino de lo femenino y a mucha gente eso le da miedo".

Este estereotipo ha sido puesto en cuestión recientemente por mujeres con barba de todo el mundo, que han abrazado su vello facial y lo han dejado crecer con orgullo. La celebridad de Instagram, modelo y activista anti-bullying de 24 años de edad Harnaam Kaur estuvo al borde del suicidio debido a la angustia que le provocaba su vello facial, hasta que decidió "convertir toda la energía negativa en energía positiva" y dejarse crecer la barba. Por otra parte, tras afeitarse durante 16 años, la artista Little Bear Schwarz luce ahora su barba con orgullo (ambas mujeres padecen SOP).

Claire me dijo que tiende a dejarse crecer un poco la barba durante los fines de semana, cuando no es probable que la vea nadie, y que le gustaría que hubiera menos estigma en torno a las mujeres con barba. "No quiero que la gente me vea como un bicho raro", dijo Claire, "pero no les culpo. La gente no crece viendo mujeres con barba paseando por la calle". Ella solo quiere que la gente la valore por lo que es, que comprenda que tener vello facial no hace que sea menos mujer.