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Identidad

De miliciana a prostituta: la mujer en los carteles de la Guerra Civil española

Tanto el bando nacional como el republicano emplearon a la mujer como arma propagandística en los carteles de guerra, pero cada uno le atribuyó roles muy distintos.
¡Mujer, defiende a tu hijo! Cartel del Frente Popular

Cuando estalló la guerra civil española, los bandos republicano y nacional no solo se enfrentaron de una forma bélica, sino que también lo hicieron de una forma ideológica. Por eso, la maquinaría propagandística se convirtió en un aliado muy importante para la difusión de las ideas de un bando y del otro. La mujer ocupó un papel importante en todo este entramado y se sirvió de ella como arma para alentar y persuadir.

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Sin embargo, la representación de la mujer en el bando republicano y en el bando nacional adoptaba formas y actitudes muy distintas: de madre paciente a cuidadora excepcional, de combativa militante a peligrosa ninfómana.

LA MILICIANA EXPLOSIVA

Durante el primer año de la guerra civil, el bando republicano llamó al frente tanto a hombres como a mujeres. En los carteles se representaba una mujer independiente, luchadora y activa que combatía por defender los valores de la libertad y también para luchar por su propia emancipación. El perfil de miliciana era el de mujer joven y muy vinculada a la vida política. Las principales organizaciones que participaron fueron las Mujeres Libres (integrada por anarquistas) y la Asociación de Mujeres Antifascistas, que agrupaba mujeres de diferentes organizaciones. A pesar de todo, las milicianas no durarían demasiado tiempo en el frente y volverían a ser relegadas a la retaguardia.

LA CURADORA DIVINA

La mujer ocupó una importante labor sanitaria atendiendo a soldados abatidos o ayudando en labores humanitarias. Ambos bandos se hicieron eco de esta necesidad interpelando directamente a mujeres voluntarias o enfermeras. La mujer adquiere en estos carteles un aspecto casi celestial, como el de una virgen que tiende la mano y cura.

LA TRABAJADORA INCANSABLE

Después de algunos meses de conflicto, se empezó a rechazar la idea de la "mujer miliciana". Pasó a ser considerada una distracción para los soldados y se creía que ya no tenía el carácter revolucionario que podía haber tenido al inicio de la guerra. Incluso se publicaron algunas disposiciones para evitar que las mujeres combatieran. Las mujeres pasaron de ser "heroínas patrióticas" en la propaganda mediática de la República a desempeñar otros papeles. La propaganda del bando republicano intensificó mucho el papel de la mujer en la retaguardia como sustituta del trabajo de los hombres que se encontraban luchando en el frente. La mujer pasaba a ser una figura indispensable para mantener a la familia capaz de desempeñar las mismas funciones que los hombres, no solo en las fábricas, también en el campo.

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LA VÍCTIMA (TANTO DEL FASCISMO COMO DEL COMUNISMO)

Los dos bandos usaron a la mujer como "víctimas" de las balas enemigas describiendo de forma muy explícita quién era el enemigo y contra qué estaban luchando. El bando republicano se centró en la mujer como víctima del fascismo mientras que el bando nacional alentaba de los peligros del comunismo como si de un fantasma tenebroso se tratara. En estos carteles la mujer no es fuerte ni luchadora ni trabajadora, sino que aparece débil y frágil y sangrienta, como en este cartel del POUM, ante el peligro inminente que representaba el enemigo.

LA ESPOSA Y MADRE QUE ESPERA

El bando nacional apostó por ensalzar los valores tradicionales de la familia en sus carteles, atribuyendo a la mujer los roles clásicos de esposa y madre. En estos se hace referencia a un tipo de mujer que cuida de los hijos y de la casa mientras espere que acabe la guerra. En este tipo de carteles la mujer no tienen la actitud persuasora ni combativa de los otros carteles, sino que aparecerá acompañada casi siempre de sus hijos o marido. Se apela con frecuencia a la unidad de España y se emplea un lenguaje heroico y patriótico. De forma más excepcional, el bando republicano también incluyó la figura de "madre", como en este cartel del Frente Popular, en el que se puede leer ¡Mujer, defiende a tu hijo!.

LA VENEREA SEDUCTORA

La mujer también apareció representada como "objeto de deseo", como fuente del mal (¡peligro!) y distracción de los soldados. Estos carteles prevenían de las enfermedades de transmisión sexual de las que, se suponía, eran transmisoras las mujeres. Muy frecuentemente se pensaba en ellas como prostitutas o ninfómanas y en muchas ocasiones se comparaba el hecho de contraer una enfermedad o mantener relaciones sexuales con la misma deserción o con la derrota.

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