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Identidad

El mundo al revés: cuando la mujer cosifica al hombre

¿Fantasía erótica, fetiche sado, militancia o un simple género del porno? Hablamos con gente metida en el CFNM.
Imagen vía Pixabay

A esta altura de la civilización —sobre todo si ya tienes un trecho recorrido— el mundo se puede volver un sitio fastidiosamente previsible. Será por que eso que causa asombro cuando, desde la dimensión de la vida privada, aparece alguna rareza, alguna alteración, algún pequeño síntoma palpitante, que da cuenta de que alguna cosita cambió en la petrificada Matrix del tedio contemporáneo.

Por la escasa información disponible en libros, revistas y sitios de Internet sobre este tema, es probable que nunca hayas escuchado hablar del CFNM —acrónimo de Clothed Female/Naked Male—, es decir, situaciones en las que los hombres están desnudos mientras las mujeres permanecen vestidas. Se trata de hombres desnudos; hombres cosificados como objetos eróticos.

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"Le conté mi fantasía a mi novio y a mi mejor amiga, y les dio curiosidad", explica a Broadly una bloguera de San Francisco que se identifica como Lucy en un foro de CFNM. "Le pedí a él, que es chef, que nos cocinara a las dos totalmente desnudo, que nos sirviera, que cenáramos así, y luego viéramos una peli. Sin tocarnos mucho. Sólo lo rozábamos a él, cada tanto, y mirábamos, sin ningún disimulo, cómo subían o bajaban sus erecciones. Luego, mi amiga se fue a su casa a hacer el amor con su novio y lo mismo hicimos nosotros. No pudimos repetirlo; pero, la idea de hacerlo, nos enciende como ninguna otra".

"[El CFNM] es un aporte contra la cultura patriarcal"

Aunque en la historia de la civilización hubo un tiempo en el que los caballeros eran los que andaban exhibiendo sus atributos a los cuatro vientos mientras las mujeres —vestidas— se deleitaban con el banquete visual, el término CFNM es bastante nuevo.

Lo que podríamos situar como el mito fundante de esta subcultura es un ágape que organizaron cuatro escritoras feministas de San Francisco —Susie Bright, Lisa Palac, Laura Miller y Amy Wallace— en 1990. A esa reunión sólo estaban invitadas mujeres, para departir sobre literatura y empinar unos tragos. La particularidad fue que todos los camareros que sirvieron a las damas durante toda la noche eran hombres al natural, ataviados apenas con un par de zapatos y unas pajaritas en el cuello. Y no eran contratados, sino voluntarios. Posteriormente se corrió la voz, y se comenzaron a repetir estas fiestas en otras ciudades del mundo.

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En el mundo CFNM, una "Tea Party" es una reunión de chicas, en la que uno o varios caballeros, desabrigados hasta el alma, hacen de camareros. ¿Y a qué se juega en estas cándidas meriendas? Las reglas permiten toquetear a los muchachos, por supuesto. A menudo se privilegian los roces híper sutiles, minimalistas, buscando una prolongada excitación gradual, sin estallido final. Otras veces los chicos son masturbados por las damas. O se juega al tease & denial, que es algo así como estimular eróticamente a alguien hasta el punto de explosión, e interrumpir esa provocación justo antes del orgasmo, para mantenerlo en ese borde suplicante y desesperado.

Medir las longitudes fálicas de los presentes es otro de los pasatiempos de estas chicas libertinas. Pero muchas otras veces no hay nada de eso: simplemente el juego es mirarlos a ellos desnudos.

Imagen vía

El equipo de CFNM Village se atribuye la creación del acrónimo, así como ser el principal difusor de esta subcultura. Según explican en su web, "la industria del porno se subió al carro para capitalizar las miles de búsquedas en la red; pero esas producciones comerciales están enfocadas en el disfrute del hombre y excluye a las mujeres, que son mostradas de manera estereotipada, como objeto erótico".

En esta misma página encontramos el proyecto de un grupo de mujeres holandesas que está trabajando en el primer documental sobre CFNM. El documental —para el cual ya han recaudado 52.000 euros— incluirá testimonios, opiniones y aspira a ahondar en el asunto desde todos los puntos posibles: el histórico, el biológico y los cambios en la manera de expresar la sexualidad. Tanto la directora, Joëlle G. Kahn, como el resto del equipo, piensan que la movida CFNM tiene que ver, entre otras cosas, con el rol de la mujer como voyeur y el placer del hombre de ser visto desnudo. "Se trata de un fetiche y una subcultura", explica Kahn a Broadly. "No es una forma de humillar a los varones ni una revancha. Celebra la posibilidad de mirarlos para nuestro placer sexual".

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La CFNM Society es otra comunidad virtual en la que se socializan fantasías e inquietudes de los que practican —o aspiran a vivir— experiencias de este tipo. Su fundador es Paul, un inglés de 46 años, que explica que la principal dificultad que suele encontrar a la hora de organizar un encuentro grupal a través de sus redes, es que hay muchos más hombres que mujeres interesados en participar. Paul nos cuenta que "la regla general de estas reuniones, es que los hombres deben hacer lo que las mujeres piden, teniendo en cuenta los límites establecidos de antemano". A veces, lo que ambas partes pactan, es, justamente, la eliminación de cualquier límite.

Paul nos ofrece su visión ideológica del CFNM. "Claro que se trata de erotismo, pero para mí, es mucho más que eso. El capitalismo desenfrenado, con toda su codicia, su competencia, está apoyado en los valores del patriarcado. Y esto es un aporte contra la cultura patriarcal; algo que sucede en la esfera privada, pero tiene el potencial de llevarnos a un cambio social profundo". Y añade que "muchas de las imágenes CFNM que abundan en la red no se centran en el empoderamiento de la mujer", que es el eje principal de esta subcultura.

Antes de despedirme de Paul le cuento que, como trasnoché demasiado, me voy a preparar el desayuno antes de dormir. "Tal vez, un día tengas un tío desnudo que te prepare el desayuno", se despide.