Asistimos al primer encuentro de mujeres cannábicas de España
Todas las fotografías por Nuria Calzada

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Identidad

Asistimos al primer encuentro de mujeres cannábicas de España

​Este fin de semana se ha celebrado en Barcelona la feria Spannabis, el encuentro más importante del mundo alrededor de la cultura cannábica. Unos días antes –el 10 de marzo– y por primera vez en la historia del país, tenía lugar el Primer Encuentro de...

Las risas y la emoción son las protagonistas de la sala del hotel donde nos hemos reunido en Barcelona. Se palpa en el ambiente algo poderoso y muy intenso, es esa energía que emerge con fuerza cuando un grupo grande de mujeres se reúne para crear algo en común. Hay mucho sentimiento a flor de piel porque, como en una primera cita, los nervios afloran cuando una está a punto de ponerle rostro y voz a alguien que ha intuido cerca durante mucho tiempo, pero con quien aún no ha cruzado palabra.

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Es el Primer Encuentro de Mujeres Cannábicas de la historia de España. ¡El primero y estamos en 2016! "No es que no haya mujeres, sí las hay, pero no nos conocíamos. Por eso este encuentro es tan importante. Ha sido un proceso muy bonito y participar ha sido muy emocionante. Es un proyecto que vale la pena y tiene futuro", exclama Gemma Lago, coordinadora de la Federació d'Associacions de Cànnabis de Catalunya. En un mundo donde la prohibición de las drogas ha sido un fracaso, la construcción de otro tipo de políticas, educación e información es muy necesaria y la igualdad entre hombres y mujeres algo obligatorio para conseguirlo.

Las drogas me persiguen y me encanta

Después de una breve presentación, en la que han participado mujeres que vienen desde muy lejos, como Lisa Campbell, activista de Women Grow Canadá y también mujeres que representan a la esfera política, como Esther Capella, de Esquerra Republicana de Catalunya, comienza la primera actividad. Nos reunimos por grupos y contamos nuestra relación con el cannabis y los puntos positivos y negativos que se derivan de ella.

"Me llamo Judith, soy sanitaria y llevo toda la vida entregada al mundo de las drogas desde que empecé a consumirlas cuando era adolescente. Ahora mismo no cabe ninguna sustancia en mi vida, pero trabajo con gente que consume. Las drogas me persiguen y me encanta". Risas.

En una mujer [fumar] tiene connotaciones negativas: yonqui, irresponsable, mala madre, incluso de víctima. Si estás drogada puedes ser violada más fácilmente…

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Estamos en un círculo, somos seis mujeres y nuestro color es el morado. Hay otros corros organizados por colores a lo largo de la sala: amarillo, verde, azul, naranja… A excepción de dos cosas en común, ser mujeres y estar relacionadas con el cannabis de una forma u otra, todas las participantes del Primer Encuentro de Mujeres Cannábicas son muy distintas. "Es muy bueno esto que estamos haciendo, para que todo el mundo vea que somos mujeres normales que trabajan, tienen familia y una vida normal". Diferentes edades, profesiones y recorridos como activistas, laborales y de vida. Cultivadoras, usuarias, activistas, psicólogas, sanitarias, médicas, educadoras, investigadoras, emprendedoras de la industria del cannabis… Los perfiles son muchos y variados.

Masculinizarte, sexualizarte o invisibilizarte

"Soy consumidora de cannabis desde que tenía 15 años y ahora tengo 52 y estoy perfectamente. He tenido que masculinizarme para entrar en este mundo, vestir como un chico y tener comportamientos de chico", dice una de las asistentes. Otra responde: "A mí me pasó lo mismo. Se comprende más que lo haga un hombre porque es un aventurero. En una mujer tiene connotaciones negativas: yonqui, irresponsable, mala madre, incluso de víctima. Si estás drogada puedes ser violada más fácilmente…".

Además de la condición de adicta y lo que sus connotaciones las hacen ser ante la sociedad, los puntos negativos que todas ellas encuentran tienen mucho en común: estigmatización, vulnerabilidad, desigualdad e invisibilidad. "Las mujeres también tenemos más riesgos al acudir al mercado negro, ya que a veces podemos recibir soborno sexual".

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En este encuentro surgen muchas ideas, como implantar un código de buenas prácticas de mujeres cannábicas en la publicidad y publicaciones del sector para conseguir erradicar la sexualización. "Los bancos de semillas y marcas cannábicas tienen que entender que también somos usuarias y que no vamos a conectar con su marca si nos desnudan y nos ponen dos hojas de marihuana en las tetas".

El placer de consumir y conectar con una misma

"En mi caso todo fue muy natural desde que era pequeña". La que habla es Celia Maestre, una de las organizadoras del encuentro y colaboradora en We'Canna Consulting y Weedgest. "Mis padres cultivaban y consumían. Prácticamente me enteré a la vez de lo que era un cigarrillo de tabaco y un cigarrillo de marihuana. He crecido muy libre en este sentido y les estoy muy agradecida". Surgen exclamaciones de entusiasmo. "Qué suerte has tenido" se escucha.

En contraposición a todo lo negativo que han vivido por consumir cannabis, las participantes expresan muchos puntos positivos asociados a la sustancia como el placer interior de consumirlo y la conexión que se alcanza con una misma o la lucidez y la creatividad. Y, por supuesto, el empoderamiento que trae a la vida de quien usa la planta.

"La marihuana es nuestra compañera de vida y es placer físico e intelectual" dice Fernanda de la Figuera, conocida ahora como la abuela marihuana, que cumple 50 años desde que diera su primera calada a un porro y más de 40 dedicada al activismo cannábico. Durante todo el día son muchas las mujeres que se acercan a ella para expresarles su admiración y darles las gracias por su trabajo y ejemplo.

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Empoderamiento de la mujer cannábica

El objetivo de este encuentro es empoderar a las mujeres cannábicas y construir un mundo donde primen la libertad, la salud, la conexión, la creatividad y la intelectualidad frente a estigmas, vulnerabilidad, desigualdad, prejuicios e invisibilidad. Para formar una red internacional han venido mujeres desde todo el mundo: Brasil, EE. UU., México, Dublín… Todas sienten una gran emoción por conocer qué se está moviendo en España.

Pilar Sánchez acaba de poner un pie en Barcelona desde Bogotá y cuenta su experiencia con Ganja Farm, una marca que produce remedios y que en Colombia ayuda a enfermos con dolencias derivadas de enfermedades como la esclerosis o la diabetes. "Tenemos una plantación y somos completamente legales. Los pacientes pueden comprar el medicamento. La cannabis es una planta y hay que dejar de perseguir a las plantas".

Venimos preñadas de un mundo nuevo

Uno de los estigmas que más agita la sala en la que se desarrolla el evento es el relacionada con la maternidad. Muchas mujeres ya han sido madres y otras planean serlo. Pero la ley del menor actual presenta un vacío legal muy peligroso y los protocolos de embarazo señalan a la mujer consumidora de cannabis. "Hay una estigmatización de la madre cuando eres consumidora, pueden acudir enseguida los servicios sociales y quitarte a tus hijos. La experiencia personal es la contraria. Si estás estresada y fumas te relajas tú y tu hijo al ver que tú estás tranquila a su vez también se tranquiliza. No hay evidencias científicas que digan que pasa nada".

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Fernanda, la abuela marihuana, vuelve a tomar la palabra. "Aprovechemos las madres para hacer recuento y evidenciar que no pasa nada. Yo soy madre y abuela cannábica". Muchas madres levantan la mano. Pero el machismo ha tocado a muchas de ellas y comparten su experiencia. Habla Raquel, una madre separada. "He tenido mucho miedo. Aunque él también consumía, cuando nos separamos me atacó por ahí. Me tuve que desvincular del mundo del cannabis".

Los bancos de semillas y marcas cannábicas tienen que entender que también somos usuarias y que no vamos a conectar con su marca si nos desnudan y nos ponen dos hojas de marihuana en las tetas

Tré Borrás es experta en adicciones y mediación familiar y desde 1989 es Directora del Servicio de Drogodependencias del Hospital Universitario de Sant Joan de Reus. "Me he relacionado con la planta toda la vida. He tenido que compaginar ser consumidora con un trabajo profesional clínico y se criminaliza. Estamos pensando revisar bibliografía, sobre todo para embarazadas".

"Soy consumidora y estoy en el sector-industria, pero estoy en segundo plano por ser madre porque mi marido y yo hemos convenido que si pasa algo, que puede pasar según las políticas actuales, haya un responsable para que la otra persona se pueda quedar con los niños". En esta y en otras ocasiones a lo largo del día la emoción es palpable. Algunas mujeres incluso llegan a las lágrimas. "Es emocionante ver que no estamos solas".

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Los médicos no tienen ni idea de drogas

Durante el Encuentro las asistentes comparten desayuno, comida y caladas. Hay café con cáñamo y tortitas con semillas de cáñamo venidas directamente de Italia. A lo largo del día algunas mujeres se van yendo porque tienen compromisos. Antes de dejar la sala, Zoe de Kannabia Seeds quiere mandar un mensaje: "Dirijo un banco de semillas en un mundo dirigido por hombres. Echo mucho de menos la presencia de mujeres. Creo que la mujer puede conseguir lo que quiera. Nos hace falta trabajar mucho".

Núria Calzada, coordinadora estatal de Energy Control, acaba de llegar. "Me he tenido que ir a hacer un taller con médicos y enfermeros. Los medios de comunicación tienen mucho poder y los propios sanitarios se apoyan en estos discursos que están llenos de mitos y leyendas. No está contrastado. Es difícil trabajar con los médicos cuando tienen discursos muy instaurados. Al salir de mi taller se van removidos porque se dan cuenta de que tienen más prejuicios con las personas que consumen sustancias que con las personas que fuman tabaco o consumen alcohol".

¿Es más machista el mundo del cannabis que otros?

"Yo tuve que romper con todo en los años 60 porque las mujeres no teníamos ni derecho a vivir. Quiero saber de dónde sale la frase que habéis dicho antes "Volver a hablar del cannabis desde la perspectiva de mujer" porque me niego a aceptar que hombres y mujeres tengamos perspectivas diferentes". Fernanda de la Figuera comienza uno de los debates más candentes de la jornada. Hay opiniones de todo tipo.

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Ana Obradors, consultora y directora de la empresa We'Canna Consulting dice "siento una opresión por estar viviendo en un patriarcado. Tienes que justificarte, hacer cuatro veces más el trabajo". Constanza Sánchez, Premio Reina Sofía contra las Drogas y coordinadora del área de Leyes, Políticas y Derechos Humanos de ICEERS lo corrobora:Como investigadora he tenido más dificultades que si hubiese sido hombre, tienes que demostrar más para que te tengan en cuenta".

La médico-psiquiatra Tré Borrás agrega que "el sistema dominante es heteronormativo y nos afecta a nosotras y también a otras personas. Para mí aplicar una teoría de género es transformarnos, cuidarnos". La sala es un hervidero de opiniones. "Creo que el mundo del cannabis no es el más machista, hay otros: motos, vino, deporte". Gemma Lago cuenta su experiencia personal. "La política es un mundo masculino y patriarcal y para sobrevivir allí tuve que convertirme en hombre, me ha costado mucho encontrarme con mi parte mujer. Pasa lo mismo con el cannabis".

¿Sustancias o drogas?

La terminología también abre un debate. Fernanda de la Figuera cree que hablar de tóxicos es negativo. "Pero son tóxicos", dice Laura, médica especializada en sustancias "La dosis es la que hace al veneno". Celia Maestre pone el ejemplo del término "drug" en inglés que se usa tanto como para medicamento como para droga. "Necesitamos una educación cannábica. Está claro que el mundo como lo concebimos no funciona y necesitamos crear más conciencia". "No es una guerra contra las drogas, es una guerra contra las personas que toman drogas".

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"Te topas con que las adicciones, drogas, cannabis y tóxicos están en el mismo saco en el vocabulario de medicina. Sobre todo en el plano de la maternidad". En el encuentro hay muchas mujeres que se dedican a los cuidados (médicas, enfermeras, psicólogas…). "El sistema médico hace dependientes a las personas para que resuelvan rápido acorde al consumismo general". Expresa Tré Borrás.

No solo somos mujeres cannábicas, también somos feministas. La revolución cannábica femenina ha llegado

Para romper con el debate alguien expresa lo que opina de los fármacos que distribuyen las farmacéuticas, bien vistos socialmente. "Voy a ponerme feminista clásica, pero el cuerpo de la mujer está excesivamente medicalizado. Me encuentro con niñas de 13 años que toman un montón de pastillas (por nervios, porque no duermen, por la regla…). Hay dolencias que se hacen patológicas y si compartiéramos y habláramos no acudiríamos a los sistemas que tenemos hoy. El cuerpo está muy intervenido".

"El problema es la forma que se le da en el DSM 5. Si tú proteges a la mujer consumidora o drogodependiente embarazada se va a dejar atender, pero si la tratas de manera diferente porque consume querrá alejarse y eso será peligroso para ella. Como médico es muy difícil porque no estás de acuerdo con lo dice la ley, pero te arriesgas con tu protocolo".

Red Estatal de Mujeres Antiprohibicionistas

En el Encuentro se presenta la semilla que puede ser el futuro de este movimiento, la REMA, Red Estatal de Mujeres Antiprohibicionistas para introducir la cuestión de género en todas las políticas, buscar alianzas y consolidar una red transversal de mujeres vinculadas al sector del cannabis.

En una sociedad donde la regulación del uso de drogas es cada día una realidad más palpable a nivel mundial, la presencia activa y organizada de las mujeres de este movimiento era una pieza clave para seguir construyendo. "No solo somos mujeres cannábicas, también somos feministas. La revolución cannábica femenina ha llegado".