¿Somos las mujeres menos graciosas que los hombres?
Ilustración de Oriol Roca

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Identidad

¿Somos las mujeres menos graciosas que los hombres?

Raquel Sastre y Alicia Murillo desmontan esta teoría y nos cuentan su versión sobre el humor en las mujeres.

Las razones por las que aparentemente las mujeres somos menos graciosas o nos cuesta más serlo de una manera profesional parten de "la mala educación". Raquel Sastre, cómica de Paramount Comedy, afirma que "nos han educado para ser guapas, bonitas, bien habladas, no hacer el ridículo, etc. Por eso no existe la figura de la graciosa de la clase". Sastre asegura que "cuando nos vamos haciendo mayores nos llama más la atención ser una Pilar Rubio o una Penélope Cruz que una Eva Hache. Por eso hay escuelas de modelaje o de interpretación y muy pocas de comedia".

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En el feminismo de nuestro país contamos con la comedia de Alicia Murillo, activista feminista y artista. Murillo habla de "transformar la violencia en risa, en sonrisa al menos" y desde sus piezas ridiculiza las actitudes machistas y se ríe también de sí misma. En su sección "El Conejo de Alicia" de Pikara Magazine bromea sobre el empleo, el coño, los machitrols y un sinfín de temáticas que no dejan indiferente a nadie.

Murillo asegura que las mujeres nos cortamos muchas veces de reírnos de nosotras mismas en público porque "cuando una mujer tiene carisma o es extrovertida suele salir mal parada, bien por narcisista, por engreída, por el hecho de vivir en lo social con desparpajo y sin miedo. Cuando los hombres lo hacen se les aplaude y se dice de ellos que tienen mucha gracia, y son machotes porque además consigue ligar por hacer reír", explica.

Además de la educación y la herencia recibida, el factor cuerpo también cuenta con un papel importante. Alicia señala que "en el humor –como en cualquier aspecto del espectáculo– el cuerpo es importante, tenemos que pasar requisitos físicos. Luego llega el desastre porque las elegidas no son normalmente las mejores en hacer reír. No escogen a las mujeres con los mismos criterios que a los hombres", apunta Murillo.

Sin embargo, el físico puede jugar a tu favor o en tu contra. La comedia es risa, es burla. Y qué mejor que poder burlarte de ti misma, de tus defectos. Es muy típica la exclamación entre humoristas de "fulanito se ha puesto a dieta, ya no es gordo, qué disparate, va a tener que cambiar todo su texto", dice Sastre. Además explica que cuando estás en el escenario "si eres guapo o guapa tienes a parte del público más pendiente de mirarte que de escucharte y a la otra parte pensando pues no es tan mona/o o qué creído se lo tiene que tener".

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O las mujeres somos muy buenas o si no, no entramos en ciertos circuitos sobre todo si tu físico no entra en lo que se espera de una mujer

A las mujeres se nos exige mucho más, al fin y al cabo, como en casi todas las profesiones. "O las mujeres somos muy, muy buenas o si no, no entramos en ciertos circuitos sobre todo si tu físico no entra en lo que se espera de una mujer", explica Murillo.

Raquel Sastre cuenta que a la hora de actuar en locales, "hay dueños que tienen la idea de que las mujeres no hacemos reír, pero cada vez son menos. Y con el público del monólogo pasa igual. Para hacer pantalla, simplemente no quieren humoristas, sino mujeres guapas, que estén buenas y sepan leer un guión. Humoristas mujeres hay pocas en comparación con cómicos. Si buscan un tío gracioso, el casting es entre monologuistas. Si buscan una tía graciosa, a veces nos llaman a nosotras para hacer casting, pero la mayoría de convocadas son chicas guapas y que están buenas".

Además, una vez en el escenario no se espera lo mismo de unas y de otros. Algunas cómicas han comentado en varias ocasiones lo que se les exige y de cómo la actitud de quienes están en el público es a veces diferente si se trata de una mujer o de un hombre. Murillo señala que "el que una mujer falle en un chiste no tiene las mismas consecuencias que si lo falla un hombre, ya que nuestro fallos se pagan más caros que los fallos de los hombres".

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Lo cierto es que sigue existiendo el tópico de que las mujeres no somos tan graciosas como los hombres, al menos a nivel profesional. "Al ver que eras una tía he pensado que me iba a aburrir, pero me he reído mucho", comenta Sastre que alguna vez le han dicho después de un espectáculo.

En cuanto a la manera de actuar y hacer humor también hay disparidad de opiniones. Cuando las mujeres se van a subir a un escenario lo van a hacer desde la perspectiva de las mujeres, no es que haya una temática, pero sí hay una visión de las cosas en las que te posiciona la sociedad como mujer. Si las productoras están en manos de 'machotes', "no les va a gustar que subamos a criticar cosas como que las productoras están en manos de los machotes" señala Murillo. Sin embargo hay quien cree que la forma de contar los chistes va cambiando, porque la sociedad lo va haciendo. Al menos así lo dice Raquel Sastre: "hasta hace pocos años a los hombres les educaban de una forma: sexo, deportes, coches, etc. y a las mujeres de otra: no sexo, ser una señorita, arréglate y cuídate para ser guapa. De ahí que los chistes vayan sobre lo que cada uno conoce y sea tan diferente. Pero ahora cada vez más intentamos una hegemonía entre ambos sexos, por lo que el humor empieza a ser más parecido. Por ejemplo, casi todo mi monólogo puede contarlo un chico".

Las mujeres hacemos un humor diferente porque tenemos una perspectiva de la vida diferente a la que puedan tener los hombres, ya que "depende del sitio en el que te haya posicionado la sociedad vas a hacer un humor desde ese lugar, no se trata de una cuestión biológica", explica Murillo.

Si eres guapa tienes a parte del público más pendiente de mirarte que de escucharte y a la otra parte pensando 'pues no es tan mona'

Hoy día hay cómicas muy potentes dentro del mainstream y que además están haciendo crítica política dentro de las productoras. Alicia habla de este cambio como "un virus en el sistema que están haciendo cosas muy potentes". Es el ejemplo de Malena Pichot, Charo López, Ana Carolina y Vanesa Strauch, que vienen rompiendo moldes desde Buenos Aires con una nueva forma de hacer humor desde la crítica social, el desparpajo y la perspectiva de género. Malena es quizá la más conocida por su personaje "La loca de mierda", un vídeo que subió a YouTube en 2008 después de que su novio la dejara y canalizara sus vivencias en un clip de dos minutos y medio. Ahora, las cuatro presentan su stand up llamado "Persona", que califican como "travesti y un poco musical hipócrita".

También al otro lado del charco, Ellen Degeneres, feminista y lesbiana, critica con mucho ingenio a la sociedad estadounidense. En uno de sus famosos monólogos critica una campaña publicitaria de bolígrafos BIC creados "para ellas". En la pieza, Ellen dice con sarcasmo: "Hemos estado usando bolígrafos para hombres todos estos años, arggg". Pasen y vean, no tiene desperdicio. La comediante, actriz y presentadora de televisión estadounidense fue nombrada la "persona más divertida de EE. UU." por el canal Showtime en los años 80.

Lejos de estas cómicas 2.0 no debemos olvidar la memoria histórica humorística femenina. Murillo explica que "cuando hay una buena cómica en el cine o en el teatro, el público se pone las pilas en las productoras para llenarlas de caspa y hacerlas ver como actrices menores, como actrices que no han tenido mucha importancia". Es el caso de Gracieta Morales, Lina Morgan o Mary Santpere, "artistas que sabían cantar, bailar, hacían de todo. Eran cómicas impresionantes que hoy día no se las recuerda haciendo honor al mérito que tuvieron", sostiene Alicia.