FYI.

This story is over 5 years old.

Identidad

Tres mujeres nos cuentan cómo es vivir con Trastorno Límite de la Personalidad

A diferencia de lo que muestran las películas, no todo son conejos hervidos e intentos de suicidio.
Image via Davide Illini / Stocksy

El Trastorno Límite de la Personalidad, o TLP, es una de las enfermedades mentales más incomprendidas que existen. El modo en que el cine y la televisión han reflejado el TLP —piensa en Atracción fatal o en Inocencia interrumpida— o bien ha usado la enfermedad como una arriesgada herramienta para el guión o ha pasado por alto totalmente la realidad de este trastorno.

La vaga definición del TLP que ofrece el Instituto Nacional Norteamericano de Salud Mental como enfermedad mental marcada por un "estado anímico, comportamiento y relaciones inestables" ilustra la medida en que el TLP puede variar de un caso a otro. Entre los rasgos que presenta un enfermo de TLP se encuentran la dificultad para establecer una conciencia del yo, sentimientos crónicos de vacío y miedo al abandono, y también una dificultad generalizada para regular las emociones propias. Quienes padecen TLP se ven más inclinados a tener pensamientos suicidas, lo cual a menudo se supone erróneamente que es un acto de manipulación y no una forma de detener un tormento mental aparentemente incesante. La tasa de suicidios reales entre quienes han recibido un diagnóstico de TLP es trágicamente elevada, se calcula que entre un 4 % y un 9 % de personas que sufren esta enfermedad lo llevan a cabo.

Publicidad

Pero la realidad del TLP es bastante diferente a los estereotipos. Muchos de quienes sufren TLP pueden —con tratamientos como la Terapia de Conducta Dialéctica, que tiene como fin prevenir los patrones de comportamiento dañinos antes de que aparezcan— llevar vidas felices y ser maridos, mujeres, padres y amigos compasivos y amorosos. Además, el TLP es mucho más frecuente de lo que se podría suponer; un estudio llevado a cabo en 2008 reveló que el TLP se da en un 6,2 % de las mujeres y en un 5,6 % de los hombres.

Hablamos con tres mujeres en proceso de recuperación del TLP para saber cómo es en realidad sufrir esta enfermedad.


Amanda Wang
Activista a favor del TLP, cineasta y fundadora de The Fight Within Us

Broadly: ¿Cómo te sentiste cuando te enteraste de que tenías TLP?
Amanda Wang: Es posible que mucha gente no se sintiera excesivamente bien cuando recibió el diagnóstico, o incluso que mostrara cierto rechazo o negación, pero para mí fue un alivio enorme. Me pusieron un tratamiento específico para mi diagnóstico y para mí fue como "Joder, ¿cómo puede ser que no me diera cuenta de esto diez años atrás?".

¿Cómo se han visto afectadas tus relaciones al tener TLP?
Creo que uno de los síntomas más comunes del TLP son las relaciones efímeras, pero en mi caso —bueno, intentaré ponerlo en contexto, porque hay como 256 formas distintas de tener TLP— la cosa es un poco más excepcional, porque nunca he tenido problemas en mis relaciones. Eso me ha ayudado muchísimo a que me resultara más fácil explicarlo.

Publicidad

¿Cuál es la suposición errónea sobre el TLP que más te molesta?
Que piensen que somos manipuladores. Creo que si la gente viviera en persona lo que pasamos nosotros hora tras hora, día tras día, comprendería por qué nos comportamos como lo hacemos. A veces podemos parecer manipuladores, pero es algo que surge más de la desesperación por conectar genuinamente con alguien y por que entiendan lo que significa estar en nuestro lugar. A veces eso se pierde cuando interactuamos con otra gente, pero creo que la impulsividad es el modo en que tratamos de comunicarnos con otras personas. En lugar de ello, la gente lo percibe como manipulación.

Si la gente viviera en persona lo que pasamos nosotros hora tras hora, día tras día, comprendería por qué nos comportamos como lo hacemos

¿Crees que alguna vez se ha reflejado el TLP en la ficción de un modo correcto?
No lo sé. No creo que se haya reflejado bien en la ficción hasta la fecha.

¿Qué te gustaría decir a otras personas que sufren de TLP?
Con frecuencia pienso que me gustaría haber visto los síntomas antes de lo que los vi. Me lo diagnosticaron en 2007, cuando yo tenía 27 años, pero llevo luchando contra la enfermedad desde la adolescencia. He visitado médicos y terapeutas desde que era adolescente y ninguno de ellos me dijo nada sobre el TLP. Hasta que no sufrí una crisis no fui al hospital y recibí el diagnóstico correcto. Me pregunto si hay algún modo en que se pueda identificar el diagnóstico antes de sufrir una crisis, porque lo cierto es que es espeluznante.

Publicidad

Debbie Corso
Escritora, bloguera, educadora y fundadora de DBT Path

Broadly: ¿Cuál fue el síntoma más destacado en tu caso?
Debbie Corso: Lo que me hizo saber que tenía la enfermedad es que sufría una alteración de la identidad bastante grave. No sabía quién era y actuaba de forma diferente con cada persona. Es como llevar al extremo el hecho de que te comportes diferente con tu jefe que con tu novio, eso es normal, pero era muy extremo y ese fue en última instancia el criterio que llevó a mi diagnóstico.

¿Cómo era para ti un día malo por aquel entonces?
Si tengo que elegir una situación de entre miles de desencadenantes diferentes que podían provocar un millón de versiones diferentes de un día malo, el peor era cuando mi novio tenía que dejarme durante cualquier período de tiempo, incluso aunque se fuera a trabajar, pero mucho peor era cuando tenía que salir de viaje por trabajo o a visitar a su familia. Yo era incapaz de asumirlo. No podía hacer vida normal, y eso significa que no podía comer, que enfermaba del estómago a causa de la ansiedad, que me sentía fuera de control, tenía ataques de llanto, me sentía totalmente abatida, no era capaz de trabajar ni de concentrarme en nada, me volvía irritable con los demás y me sentía totalmente indefensa y necesitada.

¿Por qué crees que hay tantos intentos de suicidio entre quienes padecen TLP?
Para mí, y no necesariamente tiene por qué ser el caso con todo el mundo, yo creo que hay que tomarse las amenazas de suicidio muy en serio porque mucha gente lo intenta. Creo que un 10 % de personas con TLP se suicidan y esa es una cifra muy elevada, pero fue mi grito desesperado en busca de ayuda y no lo hice para manipular a nadie, rollo "Voy a decir que me voy a suicidar para que la gente me escuche". No era consciente de lo que hacía en ese sentido.

Publicidad

Creo que muchas veces simplemente sientes que el nivel de intensidad es tan fuerte que no conoces otra forma de expresarlo. De modo que te quieres morir porque te parece que es la única salida. Pero lo que quieres en realidad es que alguien esté a tu lado, se siente contigo y comprenda y sepa que ese episodio pasará y que volverás a sentirte bien.

No tienes ni idea de lo graves que son mis episodios y de lo mal que me llego a sentir

¿Qué opinas del principal tratamiento para el TLP, la Terapia de Conducta Dialéctica (TCD)?
Durante los primeros meses, para serte sincera, pensaba "esto es un montón de mierda. No hay forma de que sentarme y oler aceite esencial de lavanda pueda calmarme". Me decían cosas como "Toca un animal peludo" y yo era como "No, no tienes ni idea de lo graves que son mis episodios y de lo mal que me llego a sentir. Esto es demasiado simple". Esto fue cuando llevaba tres meses de terapia.

Justo después de eso, el tratamiento empezó a funcionar. Empecé a notar cambios en mi vida, no cambios monumentales en aquel momento, porque solo llevaba seis meses de terapia, pero empecé a ser más consciente de cuándo una emoción surgía dentro de mí. El componente de la atención me ayudaba a bajar el ritmo. Mi nivel de sabotaje hacia la terapia empezó a decrecer y ahora ya no sucede casi nunca, lo cual es fantástico.


Tami Green
Coach, activista a favor del TLP y fundadora del blog Love Bugs

Broadly: ¿La gente se sorprende cuando sabe que tienes TLP?
Tami Green: La mayoría de la gente ni siquiera ha oído hablar de ello. Las personas más cercanas a mí no sabían que hacer al respecto. No sabían qué decir, pero muchísima gente también me dijo, "Gracias a Dios que hay alguien a quien le pasa lo mismo que a mí". También hubo algunos que tenían una visión muy estigmatizada del TLP, así que saber que yo lo tenía les tiró para atrás. No entendían nada debido a los estereotipos.

¿Cuál dirías que es la mayor suposición errónea sobre las personas con TLP?
Que son malvadas o manipuladoras. Yo sé que nuestro comportamiento puede parecerlo, pero la finalidad no podría estar más alejada de la realidad en la gran mayoría de los casos. Las personas con trastorno límite de la personalidad son las más sensibles, cariñosas y afectuosas, y solo quieren amar y que les amen. La manipulación es pensar una estrategia para conseguir lo que quieres, pero cuando tienes esta enfermedad, no hay ningún pensamiento por el estilo… Simplemente te dejas llevar. Creo que la gente piensa, "Ah, solo intentas culparme a mí" y creen que eso es manipulación. Pero en realidad no pensamos antes de actuar. De hecho, normalmente lamentamos profundamente muchas de las cosas que hacemos y decimos y desearíamos poder controlarlas.

Las personas con trastorno límite de la personalidad son las más sensibles, cariñosas y afectuosas, y solo quieren amar y que les amen

¿Cómo te enteraste de que tenías TLP?
Me diagnosticaron erróneamente durante mucho tiempo, cuando tenía tendencias suicidas. Empecé con esas tendencias hace como unos diez años y aquello hizo que mi terapeuta empezara a creer que tenía el trastorno, porque muchos terapeutas asocian el Trastorno Límite de la Personalidad con las tendencias suicidas, y por una buena razón. De modo que así es como finalmente me lo diagnosticaron.

Y antes de eso, ¿cuáles eran las teorías sobre lo que te estaba pasando?
Trastorno de estrés postraumático, depresión… Aquellas fueron las dos más recurrentes.

¿Cómo es tu relación con tus hijos ahora en comparación con entonces?
Me sentí desapegada de mis hijos durante muchos años. Estaban hartos de aguantarme y yo necesitaba trabajar en mí misma, pero el abandono era muy doloroso para ambas partes. Tomé la decisión de hacer todo lo que pudiera para ponerme mejor y ser mejor madre. Trabajé muy duro. Mi meta era que, cuando retomara mi relación con mis hijos, ellos pudieran decirme absolutamente cualquier cosa y yo no reaccionaría y me mantendría tranquila. Es muy duro. No se trataba de mí y de mis sentimientos. Todo giraba en torno a mi amor por ellos.