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Identidad

‘Los productos cotidianos cada vez se comportan de forma más sofisticada’: hablamos con Carla Diana

Aprovechando su paso por Sónar+D, entrevistamos a Carla Diana para saber cómo nos seducirán los robots (y por qué queremos que lo hagan).
Alejandra Núñez
ilustración de Alejandra Núñez

Los robots molan. Lo sabe hasta ese gato vestido de tiburón que aparece montado en una Roomba mientras el robot doméstico va limpiando el suelo con movimientos circulares, torpes, y graciosísimos. ¿A quién no le gusta un robot?

Carla Diana es una diseñadora, escritora y educadora que explora el impacto de las tecnologías futuras a través de experimentos prácticos en el campo del diseño de producto y la interacción tangible. Es decir, hace robots. Robots que parpadean y que te miran con cara de cachorrito, robots muy guays.

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Aprovechando que Sónar+D ha programado una charla, un taller y una sesión "Meet the Expert" con Carla los días 15 y 16 de junio, nos sentamos a hablar con ella para entender cómo nos seducirá los robots (y por qué queremos que lo hagan).

Broadly: Hola Carla. Después de leer en tu web la frase "vivimos en un momento en que nuestros productos cotidianos apenas han comenzado a ser objetos encantados", pensé de inmediatamente en Chip, la taza de La Belleza y la Bestia, y en el resto de objetos animados de la película. ¿La robótica va hacia ahí? Por favor, dime que sí.

Carla Diana: ¡Sí! En un sentido la robótica se dirige allí porque comenzamos a ver comportamientos mucho más sofisticados por parte de nuestros productos cotidianos. Por ejemplo, un micrófono puede inclinarse hacia nosotros para hacernos saber que está escuchando y una cámara puede girar su cabeza hacia otro lado para darnos privacidad. La cafetera puede hacer un gesto generoso, presentándote la taza una vez que el café esté recién hecho, y un contenedor de basura puede acercarse a ti cuando hayas terminado de comer y ofrecerse para limpiar. La robótica que puede controlar el sonido, la luz y el movimiento se convertirá en un nuevo tipo de material que los diseñadores pueden usar para construir conexiones y permitir conversaciones entre una persona y sus productos.

Eso está relacionado con cómo leemos las emociones en otros, como nos pasa cada día con los vídeos de perritos en internet. Algunos incluso dicen que es uno de los motivos por los que hay tantos contenidos sobre perritos en internet.

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La capacidad humana de leer las emociones está muy conectada a la fisiología humana. Es una táctica de supervivencia. Nos ayuda a dar a nuestros hijos el cuidado que necesitan, y nos ayuda a saber cuándo huir si alguien nos hace daño. Una gran parte de nuestra supervivencia como seres humanos ha estado muy ligada a la capacidad de cooperar con otros, por lo que expresar y leer las emociones también nos ayuda tanto a alertar a los demás de peligros como a poder juntarnos para planear maneras de sobrevivir. Es visceral, de modo que cuando sentimos una emoción, todo nuestro cuerpo responde.

Este instinto es algo que podemos tener en cuenta como diseñadores para idear productos que se comuniquen con nosotros a través de la taquigrafía gestual, como un breve sonido, un patrón de luz o un movimiento expresivo. También es posible aprovecharse de este instinto con fines poco éticos, por lo que creo que es importante para los diseñadores y empresarios a utilizar esta táctica de manera responsable.

¿En qué momento una máquina se considera robot? ¿Es mi ordenador un robot? ¿Y mi smartphone? ¿Y un Roomba? ¿Y una thermomix? ¿Una inteligencia artificial es un robot?

Mis colegas y yo en el mundo de la investigación robótica definimos "robot" como cualquier cosa que pueda recibir información sobre el mundo que la rodea, generalmente mediante sensores, y luego tomar decisiones para actuar sobre esa información. En cierto sentido, según esta definición formal, todas las cosas que has mencionado son robots. De manera realista, por "robot" popularmente se entiende o implica algo que percibimos como una entidad, por lo tanto tiene que ofrecer la ilusión de comportamiento autónomo a través de alguna manifestación externa, algo que podamos ver. Por esta razón, la Roomba se siente como si fuera un robot, a pesar de que sus sensores son relativamente simples, el hecho de que se mueva alrededor de un espacio por su cuenta hace que la gente proyecte un sentido de la vida en ella. Ha habido varios estudios de investigación del Georgia Tech evaluando las formas en las que la gente siente apego a su Roomba debido a su luz, sonido y movimiento. La computadora y el smartphone son mucho más inteligentes que una Roomba, pero son mucho menos expresivos. Tenemos que convocarlos y hacer peticiones específicas para obtener una respuesta, por lo que no los percibimos como autónomos, toman la forma de herramientas, y por lo tanto, en lugar de otra entidad son más como una prótesis o extensión del yo. Una inteligencia artificial es un robot, pero a menudo usamos la abreviatura "bot" para agentes autónomos que no están encarnados en una entidad física.

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Has dicho algunas veces que tu sueño es tener un robot sous chef. El mío es un robot con el swag de Donna Haraway que me ayude a terminar la tesis y a hacer investigaciones maravillosas. ¿Cómo de lejos estamos de tener algo así?

¡Estamos mucho más cerca de tu sueño que del mío! Este año se ha dado un salto enorme en cuanto a la aplicación de inteligencias artificiales conversacionales que pueden entender el lenguaje natural y ejecutar tareas como la investigación y el análisis de texto. He estado siguiendo de cerca a Watson, el sistema informático de inteligencia artificial de IBM, han estado activamente desarrollando herramientas que ayudan a la gente a construir herramientas de inteligencia artificial para casi todo, desde la ley a la atención médica, por lo que el bot que imaginas no está demasiado lejos. Incluso igual la podrás construir tú misma. El sous chef es mucho más desafiante porque necesita interactuar con el mundo físico. Cada vez que introduces motores y piezas móviles a cualquier tipo de producto, plantea retos en complejidad, confiabilidad y costos. Luego está el reto de usar la visión de la cámara para entender los parámetros de objetos irregulares como son los alimentos. El robot necesitaría no solo tener una base de datos de definiciones de alimentos, sino ser capaz de emparejarlos adecuadamente con el artículo que delante y luego también entender cómo esos alimentos deben estar orientados y situados para poderlos cortar correctamente, triturarlos o pelarlos para convertirlos en comida. Es un desafío tremendo.

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En Sónar+D tienes triplete: charla, sesiones en "Meet the Expert", y workshop sobre construcción de robots. El workshop suena muy divertido. Cuéntanos un poco, ¿nos podremos llevar el robot a casa?

¡El taller será muy divertido! Cada participante recibirá un kit de piezas y ayuda para construir un pequeño robot —alrededor de 16 x 10 x 10 cm de tamaño— utilizando motores, ruedas, alambres, sensores y un tablero Arduino. Luego veremos diferentes patrones para ajustar la entrada del sensor al movimiento del motor usando código. El objetivo final es crear robots que nos respondan de manera que coincida con ciertas respuestas emocionales. Por ejemplo, que cuando nos acerquemos al robot con una luz brillante se escape, por lo que parecerá que el robot tiene miedo. Luego los participantes podrán programar sus robots para que tengan la personalidad que elijan. El resultado final debería parecerse a un zoo de robots de todo tipo, con los robots rodando por los suelos, todos juntos. Vi tu reciente charla en un TEDtalk en Bruselas y honestamente, los drones pasea-perros y los drones-niñera me dejaron muy mal cuerpo ¿Cómo se desarrolla el aspecto ético de todo esto? ¿Deberíamos tener miedo de los humanos?

Me alegro de oír que te dejaron mal cuerpo, ya que esa era mi intención. Lo que trataba de explicar es que estamos a punto de ver todo tipo de invenciones robóticas, y que en lugar de aceptarlas en la sociedad y en nuestras vidas sin más, tenemos que permanecer fieles a nuestros valores humanos y decidir qué productos pertenecen a nuestras vidas y qué productos no.

Se está hablando mucho en torno al aspecto ético de la robótica, y los expertos están empezando a especializarse en la psicología, el derecho, la filosofía y la ética de la robótica, así que, como a sociedad, al menos estamos tratando de ser conscientes de los peligros. Y ciertamente, deberían asustarnos de las fuerzas destructivas que los humanos pueden ejercer a través de la robótica, solo hace falta echar un vistazo a los robots militares. Al mismo tiempo, podemos admirar los sorprendentes beneficios que la robótica puede aportar, especialmente en el campo de la medicina. Un gran ejemplo es el robot DaVinci para la cirugía. Hay tanto para celebrar como hay que temer, y, en última instancia, el desarrollo de robots es una de esas fuerzas "inevitables" de las que Kevin Kelly habla en su último libro. En lugar de huir o ignorar el potencial, necesitamos centrarnos en lo bueno que puede traer y rechazar en nuestras vidas esas cosas que nos alejan de lo que nos importa.

Miriam E. Sweeney escribió un artículo realmente interesante sobre la interfaz interseccional donde nos advierte sobre lo problemático que es la aparente "neutralidad" de la interfaz de usuario cuando los algoritmos todavía tienen problemas que implican resultados sexistas y racistas. Las emociones humanas no son algo neutral, y tu especialidad es darle un rollo humano a los robots a través del diseño de la interacción. ¿Cómo mejorarías a RankBrain , el "nuevo buscador" de Google?

He estado escuchando acerca de los peligros de convertir a las inteligencias artificiales en entes sexista y racista puramente debido a la demografía de las personas que los están creando. Creo que este es un gran problema por muchas razones, y que lo más adecuado para conseguir una mejora sería conseguir más diversidad en la industria de la tecnología, para que de esta manera, una perspectiva mucho más amplia sobre el mundo pueda llegar a formar parte de manera natural de las herramientas y de las entidades que creamos.