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Identidad

A los siete años las niñas ya empiezan a sentir presión para 'estar perfectas'

Una nueva investigación muestra que las niñas pequeñas se sienten más avergonzadas e inseguras que nunca con respecto a su apariencia física.
Photo by Gillian Vann via Stocksy

Las niñas pequeñas están sometidas a más presión para sentirse bonitas que nunca antes en la historia, según revela una perturbadora investigación realizada por la asociación benéfica británica Girlguiding.

Esta encuesta, realizada entre 1.600 niñas y mujeres jóvenes de entre 7 y 21 años de edad, descubrió que los problemas con la imagen corporal, el uso de las redes sociales, el acoso callejero y los miedos relacionados con la propia apariencia física preocupaban a las participantes de forma tanto abrumadora como cotidiana. Las niñas de hoy en día son más infelices, más inseguras con respecto a su aspecto y están más preocupadas sobre su futuro que nunca antes. Desde una edad tan temprana como los siete años, en torno a un quinto de las niñas indicó querer perder peso y casi un cuarto siente que "debe ser perfecta". Entre los 11 y los 16 años, un 42 por ciento se siente avergonzada de su aspecto físico. El 47 por ciento de las jóvenes de entre 11 y 21 años cree que su apariencia física es un obstáculo y un 66 por ciento de las chicas de entre 17 y 31 años dice no ser suficientemente guapa.

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Esta crisis de autoconfianza está muy arraigada entre las niñas y las chicas jóvenes: una demoledora estadística extraída del estudio mostró que el 69 por ciento de las niñas y jóvenes de entre 7 y 21 años se describen a sí mismas como "no suficientemente buenas".

Aparte de la inmensa presión que reciben para ajustarse a determinados estándares de belleza, las chicas entrevistadas indicaron que su principal preocupación era la cobertura unidimensional o sexista por parte de los medios. El 70 por ciento de las encuestadas dijo que el sexismo afectaba a la mayoría de los ámbitos de su vida y el 88 por ciento manifestó su deseo de que las publicaciones dejaran de criticar los cuerpos de las mujeres. Además de la presión ejercida por los medios de comunicación, el acoso callejero es un problema cotidiano: el 32 por ciento de las chicas se sienten inseguras la mayor parte del tiempo cuando están solas y el 67 por ciento cambian su comportamiento en consecuencia.

"La presión llega de todas partes", afirma Sharon Lushiku, educadora inter pares de niñas pequeñas. "De sus compañeros de colegio, de la televisión, de los anuncios, de internet… de todo lo que les rodea. Constantemente son bombardeadas con presión para tener determinado aspecto en particular".

Lushiku cree que la situación se ha deteriorado en los tres años que lleva trabajando con niñas pequeñas. "Tengo la sensación de que las niñas pequeñas cada vez se preocupan por su aspecto físico desde una edad más temprana. Ven una nueva tendencia en internet y creen que les hará estar más guapas. A menudo vienen a nuestras sesiones hablando del maquillaje, la ropa o los productos de belleza que desean probar".

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Foto por Partha Pal vía Stocksy

La encuesta de Girlguiding no es la única investigación realizada que sugiere que estamos criando a una generación de mujeres paralizadas por la ansiedad. Otro sondeo realizado por la misma organización descubrió que las niñas pequeñas afirman sentir menos autoconfianza conforme se hacen mayores, y también existen informes que indican que un número cada vez mayor de adolescentes solicita someterse a cirugía para cambiar el aspecto incluso de sus genitales. Resulta difícil determinar qué es lo que está impulsando esta tendencia, pero las redes sociales, los efectos corrosivos del porno online y el miedo por el futuro se han ofrecido como posibles explicaciones.

"Con demasiada frecuencia, lo primero que dice la gente a una niña es 'qué bonita eres', o la compara con una princesa, o comenta lo 'mona' que es", indica Becky Hewitt, directora de Girlguiding. "Queremos que las niñas sepan que se las valora por quiénes son: por su valentía, sus opiniones, su buen corazón y su talento". Según la experiencia de Lushiku, los problemas relacionados con la confianza en el propio cuerpo impiden que las niñas desarrollen todo su potencial. "Puede que no participen en deportes, que no hagan ejercicio o incluso que no levanten la mano en clase", afirma. "Realmente les afecta". En parte, las niñas pueden reforzar este comportamiento entre sus iguales. "Pase lo que pase en su entorno, eso se reflejará entre ellas".

¿La solución? "La necesidad de desafiar al público para que piense dos veces acerca del modo en que elogia a las niñas de su entorno", indica Hewitt.

"Es preciso que les digamos que son increíbles por sus logros o por lo buenas personas que son y no por su aspecto físico".