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Identidad

Por qué las víctimas de violación no pueden defenderse durante la agresión

Los resultados de un nuevo estudio podrían cambiar el modo en que se tratan las violaciones ante los tribunales.
Ilustración de Lucy Han

Existe la creencia de que la lucha física es una respuesta primaria y "normal" ante la violación. Que cuando te atacan, tu instinto de supervivencia activa tu mente y tu cuerpo para que entren en acción. Por esa regla de tres, las mujeres solo podrían ser violadas si su agresor tuviera más fuerza que ellas.

Pero la realidad es que la mayoría de víctimas de violación pueden experimentar una parálisis involuntaria que "bloquea" la resistencia activa, tal y como respalda un nuevo estudio. El término para esta parálisis es "inmovilidad tónica" y podría tener implicaciones muy serias para el modo en que se tratan las violaciones en los tribunales y en los hospitales.

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"Puede que los tribunales se inclinen a desestimar la noción de violación [si] al parecer la víctima no se resistió", explica la Dra. Anna Möller, autora principal del estudio. "En lugar de ello, lo que podría interpretarse como consentimiento pasivo puede muy probablemente ser la representación de una reacción normal y biológicamente esperable ante una amenaza sobrecogedora".

La inmovilidad tónica, descrita en el estudio como "estado involuntario y temporal de inhibición motora como respuesta a situaciones que conllevan un miedo intenso" ya está muy bien documentada en animales, pero se conoce mucho menos cómo funciona en humanos. Más allá del efecto de "quedarse congelada", el estudio también indica un fuerte vínculo entre la inmovilidad tónica y el subsiguiente estrés postraumático (TEPT) y la aparición de depresión aguda tras una violación.

Para llegar a sus hallazgos, Möller y sus colegas del Instituto Karolinska de Suecia evaluaron la inmovilidad tónica en el momento de la agresión en 298 mujeres. Entre ellas, el 70 por ciento indicó haber padecido una inmovilidad tónica "significativa" y el 48 por ciento indicó haber padecido inmovilidad tónica "extrema" durante la agresión.

De las 189 mujeres que completaron la evaluación de seis meses de duración, el 38,1 por ciento había desarrollado TEPT y el 22,2 por ciento de ellas había desarrollado depresión aguda.

La investigación de la inmovilidad tónica entre las víctimas de violación no es nueva, pero estos descubrimientos demuestran que es "más común de lo que anteriormente se había descrito", dijo Möller a Broadly. También afirmó que los resultados, publicados en el diario Acta Obstetricia et Gynecologica Scandanavia, podrían ayudar a dar forma a la educación de estudiantes de medicina y derecho.

Tal y como señala el estudio, la agresión sexual es una de las experiencias más traumáticas que puede sufrir una persona. Sin embargo, "El sistema legal busca signos visibles de resistencia, porque cuando no aparecen es más difícil probar una agresión sexual".

Por este motivo ―y en aras de la salud mental de la víctima― la inmovilidad tónica "debería evaluarse de forma rutinaria en todas las víctimas de agresión sexual", afirmó Möller.