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Una prostituta explica cómo compagina trabajo y menstruación

"Su reacción al ver el condón manchado de sangre fue de las peores experiencias que he tenido en mi trabajo"
Fotografía de mujer en ropa interior
Foto de Mara Blackflower

Hace casi cinco años que soy prostituta. Di el paso porque me atraían las condiciones y las experiencias que podía aportarme este trabajo. Hoy en día ofrezco un modelo de cita llamado "girlfriend experience" en donde busco conectar con mis clientes y que disfrutemos juntos. Mucha gente se pregunta cómo debe ser trabajar como puta, creo que la mejor forma de averiguarlo es preguntarle directamente a una.

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Hola Natalia,

Me causa curiosidad saber cómo manejas tu menstruación. ¿Te sientes cómoda trabajando con ella?

La forma más común de manejar la menstruación en el trabajo es usar una esponja menstrual. Puedes tenerla dentro hasta seis horas, se recomienda desecharlas después de cada uso, no es un método anticonceptivo, ni te protege contra las ETS: su función es únicamente absorber la sangre y, en principio, solo sabrás tú que la tienes puesta. Afirman que puedes retirarlas con facilidad, pero yo me he encontrado un par de veces en urgencias al ser incapaz de llegar a ella con mis dedos. Su eficacia es cuestionable si tienes un flujo abundante. Otra opción es compartir con el cliente que estoy con la regla y ver qué les parece. Les suele parecer que mejor lo dejamos para otro día.

Algunos hombres son más comprensibles que otros con respecto a la menstruación y no les supone un gran inconveniente encontrarse de pronto un poco de sangre, pero para otros es una experiencia traumática. Sí, maravillosa fragilidad masculina. Hace años tuve una cita usando la esponja y hubo perdidas de flujo mientras follábamos. Su reacción al ver el condón manchado de sangre fue de las peores experiencias que he tenido en mi trabajo. Desde entonces, prefiero comentarlo siempre antes de concretar la cita porque las esponjas no son 100 % efectivas. Mi clientes pagan para recibir la experiencia que prometo, y en ella no se incluye sangre.

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Hola Natalia,

¿Cómo te sientes si te viene un abuelo pidiendo servicios? ¿Te da asco?

Me gustaría saber cuándo una persona se convierte socialmente en un "abuelo" y por qué razón ese pobre hombre se vuelve un ser indeseable para follar. Esto me recuerda a un comentario que me dejaron hace tiempo, una mujer decía básicamente que se sentía asqueada de pensar que las putas follamos con obreros gordos. Como si los obreros o las personas gordas fueran unos individuos repugnantes y tuvieran que renunciar al sexo por el resto de sus vidas. No, al menos para mí, esas características no transforman a alguien en repulsivo.

Podría señalar como algo negativo la diferencia entre generaciones. Un hombre de 60 años tiene una educación completamente diferente a la mía. Ha sido expuesto a otra cultura y nuestros intereses seguramente no tendrán nada que ver. Por suerte no tengo que casarme con ellos y ninguno pretende enamorar al otro. He tenido citas preciosas con personas con las que apenas he hablado y nos hemos dedicado a follar y acariciarnos, alguna vez he tenido que morderme la lengua mientras hacían comentarios homofóbicos o machistas y en otras ocasiones he disfrutado intelectualmente junto a alguien con una vida mucho más rica en experiencias que la mía.

La edad de alguien nos puede ayudar a hacernos una pequeña idea de quién es la otra persona, pero realmente no deja de ser un prejuicio. Yo tengo 24 años y soy toda una señora. No existe una norma universal que determine quién eres solo por un número. Si me respetas como mujer y como trabajadora sexual, me da igual la edad que tengas.

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Hola Natalia,

Yo no soy puta, pero sí he tenido sexo con desconocidos, el suficiente como para haberme llevado más de un susto y alguna que otra experiencia desagradable. A mis amigas les ha pasado lo mismo, así que no creo que sea cuestión de mala suerte. En absoluto te juzgo o cuestiono, en todo caso te admiro pero, ¿por qué parece que solo destacas lo positivo de la prostitución? ¿No crees que hay machismo también en la cama?

Lamentablemente creo que todas las mujeres hemos vivido lo que describes. Yo también he tenido malas experiencias con parejas o rollos sin compromiso. Pasando por polvos decepcionantes, tratos de desprecio continuos y hasta agresiones sexuales. Mientras que en mis años trabajando como puta, aunque está claro que no todas mis citas han sido estupendas, jamás he tenido problemas de la gravedad que acabo de mencionar. En la prostitución hay un pequeño detalle que marca la diferencia: nuestras citas están completamente pactadas.

En las relaciones con mis clientes no dejo nada al azar. Tenemos acordado dónde nos veremos, cuándo, la duración del encuentro, y exactamente lo que puede y lo que no puede suceder en el tiempo que estemos juntos. Compartimos una fracción muy pequeña de nuestra personalidad y no suele haber intención de ninguno en formar parte de la vida personal del otro. Además, las putas aprendemos a leer a las personas muy rápido y sabemos cuando alguien no nos interesa o puede resultar conflictivo. Y si todo esto sale mal, tenemos nuestras medidas de seguridad preparadas. Esto no pasa en las relaciones personales. Estamos más abiertos, tenemos expectativas, idealizamos a la otra persona, toleramos actitudes tóxicas e improvisamos. He consentido cosas a parejas que jamás aceptaría en un cliente. Cuando estoy trabajando tengo claro que la posición de poder es mía, las condiciones las marco yo, y si no estás de acuerdo no vamos a tener una cita.

Destaco lo positivo porque me gusta mi trabajo y estoy cansada de que solo se hable del lado sórdido. El machismo no desaparece en la prostitución, es un problema institucionalizado muy arraigado en la sociedad y nadie se libra completamente de él. Soy una persona crítica, y no me callo cuando toca señalar cosas que no funcionan, pero no quiero que se vea la prostitución como un mal en sí mismo. El trabajo sexual puede existir con condiciones éticas. Es una pena que nos dividamos en atacar y defender la prostitución, cuando deberíamos estar todas juntas trabajando en la raíz del problema. Como dijo la compañera Georgina Orellano, "todo lo que nos pasa a nosotras no nos pasa por ser putas, nos pasa por ser mujeres".


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