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Identidad

Prohibiendo no se consigue reducir el índice de abortos

Si de verdad se quiere reducir el número de abortos, la respuesta no es la prohibición, sino la aceptación.
Photo by Sean Locke via Stocksy

A menudo los activistas antiaborto argumentan que su prohibición serviría para reducir el número de interrupciones, pero la verdad no es tan sencilla. El periodista George Monbiot señaló en The Guardian que los conservadores que pretenden impedir el acceso a esta práctica están tirando piedras a su propio tejado. «No hay relación alguna entre su legalidad y su incidencia», añade. «Prohibir el aborto no va a detener esta práctica, sino que la hace más peligrosa».

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Un informe de la revista médica Lancet ha demostrado que el índice de abortos en países en los que este está prohibido es, de hecho, mayor que en aquellos en los que puede practicarse con total libertad.

Los metaanálisis más recientes de tendencias globales, publicados en 2012, revelan que, tras una acentuada caída entre 1995 y 2003, el índice de abortos se mantuvo prácticamente inalterado durante los siguientes cinco años. Sin embargo, la proporción de abortos inseguros aumentó del 44 al 49 por ciento del total de abortos practicados.

Las cifras generales de abortos muestran que se produjo un drástico aumento en el número de abortos inseguros en Asia occidental (incluido Oriente Próximo), mientras que la cifra se mantuvo igual en África central y occidental y en el centro y el sur de América –donde el cien por cien de los abortos tienen la consideración de ilegales y poco seguros. Europa occidental presenta la tasa más baja de abortos del mundo: 12 al año por cada 1.000 mujeres en edad fértil. En Norteamérica esta cifra se eleva a 19. En Suramérica, donde la prohibición del aborto es generalizada, el índice de abortos es de 32 y en África, de 38.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, cada año se practican cerca de 22 millones de abortos en condiciones no seguras, es decir, a manos de personas que carecen de los conocimientos necesarios o en entornos que no cumplen con los estándares mínimos de higiene y esterilización. La OMS calcula que debido a estos abortos no seguros, cada año mueren 47.000 mujeres y otros 5 millones sufren discapacidades.

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La Dra. Sally Sheldon, profesora de Derecho en la Facultad de Derecho de Kent especializada en la regulación jurídica del género, afirma estar «totalmente convencida» con estos resultados. «La legislación liberal sobre el aborto suele darse en países con mejor educación sexual y fácil acceso a métodos anticonceptivos, por lo que resulta lógico que sean esos países los que presenten un menor índice de abortos que en aquellos que carecen de todo eso», explica.

Resulta sorprendente que Europa del Este presentara la cifra más alta de abortos: 43 por cada 1.000 mujeres, especialmente si se tiene en cuenta que, bajo los gobiernos comunistas, el aborto era el único método de control de la natalidad. En 1995, el índice era de 90 abortos por cada 1.000 mujeres, pero la cifra fue disminuyendo con la llegada de los anticonceptivos.

Pero todavía queda mucho camino que recorrer. «Allí donde haya leyes restrictivas, habrá mujeres que no tengan acceso a un aborto seguro», añade la Dra. Sheldon. «Si de verdad se quiere reducir el índice de abortos, hay que centrarse en reducir el índice de embarazos no deseados. Ya existe la tecnología para practicar abortos muy seguros y efectivos, sobre todo en forma de píldoras abortivas. Lo que tenemos que hacer es asegurarnos de que las mujeres puedan acceder a ella (y proporcionar información precisa) y la eliminación de leyes restrictivas forma parte de ese proceso».

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La perspectiva de la Dra. Sheldon coincide con la expuesta en el informe, que señala que las medidas para reducir la incidencia de embarazos no deseados y abortos inseguros, entre las que se incluye la inversión en servicios de planificación familiar y atención para practicar abortos seguros, son «cruciales» para cumplir los objetivos de desarrollo para el milenio.

Sarah Shaw, asesora política en Marie Stopes International, ha visto de primera mano lo expuestas que están mujeres y chicas a los abortos inseguros. Esta organización ofrece diversos servicios de salud sexual y reproductiva en 37 países, así como acceso al aborto seguro (en los países en que este es legal) y a servicios de atención posteriores. «En Zimbabue, pese a que solo el 3 por ciento de los abortos son ilegales e inseguros, las mujeres embarazadas deben presentar tres cartas de referencia escritas por médicos y una remisión del tribunal», afirma. «Eso implica que una joven está obligada a denunciar su violación para poder optar a un aborto seguro por medios legales».

A veces las cosas no van como esperamos; por eso existe el derecho universal al aborto

Shaw menciona su visita a un hospital de las afueras de la capital de Zimbabue, el año pasado, donde conoció a muchas chicas que deseaban someterse a un aborto, aunque fuera en condiciones de poca seguridad. «Todas estaban embarazadas y esperando poder abortar», explica, y añade que no puede revelar la ubicación exacta del hospital por miedo a represalias. «Sencillamente, las chicas no eran una prioridad. Transcurridas 14 semanas, es demasiado tarde, pero las autoridades no eran conscientes de aquello».

En los países en los que el aborto es ilegal, resulta difícil hacerse una idea general de las consecuencias que tiene la práctica de interrupciones inseguras del embarazo debido a los problemas a la hora de registrar datos. «Nuestro gran problema es la falta de información. Los países con una legislación muy escasa respecto al aborto tienen menos información que los que tienen un marco legal más exhaustivo», explica. «No hay mucha información sobre la práctica de abortos no seguros, aunque lo más probable es que quienes se someten a ellos acaben en el hospital. Dado que supone una violación de la ley, nunca quedará constancia».

Shaw espera poder seguir exponiendo más casos a las autoridades de todo el mundo con el fin de invertir la tendencia actual respecto a la práctica de abortos no seguros. «Tienen que darse cuenta de que el poder está en sus manos. Solo hace falta conmoverlos contándoles esas historias en persona».

«A veces las cosas no van como esperamos; por eso existe el derecho universal al aborto. Esa necesidad nunca va a dejar de existir. Siempre habrá demanda, por lo que es importante garantizar un acceso seguro al servicio durante y después del calvario».