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Identidad

Refugiadas y activistas: mujeres revolucionarias que luchan desde España

Conoce la historia de Nilufar, Leila y Suzanne, tres activistas que reivindican sus derechos desde España.
SUZANNE ZAURA VÍA SUZANNE ZAURA

Si poco se escucha ya sobre las mujeres refugiadas, menos aún sobre las mujeres activistas procedentes de países que están en conflicto. Mujeres que más tarde o más temprano se vieron obligadas a huir con su familia de su país no solo por motivos de guerra, sino en muchas más ocasiones, por regímenes autoritarios.

El contexto de países como Siria o Irán a menudo son simplificados desde la óptica eurocéntrica, desde la lejanía charlamos casi acostumbrados de las ejecuciones, de las muertes, de las torturas… Pero para las mujeres que hablan a continuación esas imágenes, esos testimonios, datos y noticias son el día a día, igualmente real y doloroso aunque no residan en esa parte del mundo.

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Ellas son activistas por los derechos reproductivos, por la libertad de expresión, por la liberación de su pueblo, revolucionarias que defienden a los y las suyas desde España sin perder el corazón y la fuerza.

Una activista feminista de Teherán a La Elipa

Nilufar Saberi y su familia llegaron a España en plena transición española, cuando ella tenía catorce años. Huían de Irán. "En aquel momento no se requería un visado para entrar", cuenta a Broadly. La decisión de abandonar Teherán vino motivada especialmente por la profesión del padre de Nilufar: él era mago, el también llamado 'Mago del Shah', encargado de entretenerle en sus veladas y que fue, con la llegada de Jomeini, uno de los objetivos a ejecutar.

Tras abrir la primera tienda de magia de Irán, dejaron todo atrás en la capital y aterrizaron en Madrid, donde dice haberse sentido siempre acogida y aceptada. Sin embargo, cuando Nilufar y su familia llegaron aquí no existía una infraestructura para atender e integrar a los refugiados, ni si quiera a un nivel mínimo. Es por ello que ella insiste en que de no ser por la gente de su barrio, La Elipa, nunca hubieran sido capaces de salir adelante. Ellos les daban clases de español y les ayudaban con todo lo que pudieran necesitar.

Nilufar Saberi por Lara A. Miranda

Su activismo comenzó cuando menos lo esperaba. En 2009, con la ola verde iraní, muchos exiliados se manifestaron frente a las embajadas de Irán para apoyar a los ciudadanos dentro del país y defender sus derechos. De ahí surgió la idea de crear una asociación de iranís en favor de los Derechos Humanos. Al principio empezó como voluntaria para más tarde llegar a aceptar el cargo de vocal y finalmente de presidenta. No le gustaba hablar en público –confiesa que pasaba episodios de nervios que le llegaban a impedir hablar– pero la necesidad de divulgar lo que estaba ocurriendo en su país hizo que superara sus propias barreras personales para luchar por aquellos y aquellas que no podían hacerlo.

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Luchar por los derechos sexuales y reproductivos en Irán es para ella como "hablar del derecho a la vida en tiempos de guerra", algo que se torna casi imposible. No se identifica con la etiqueta de feminista islámica sino con la de feminista a favor del derecho a decidir, militante contra el velo y el integrismo de cualquier tipo.

La situación actual en su país de origen es nefasta, han pasado por varios períodos desde que Jomeini tomara el poder, donde los Derechos Sexuales y Reproductivos se han visto en juego permanentemente. Por ejemplo, en la actualidad el aborto está terminantemente prohibido en Irán, al igual que en la legislación previa que se había establecido en 1979. Incluso informar sobre planificación familiar o dispensar anticonceptivos es un crimen.

Cuando en España sufrimos la amenaza de perder nuestro derecho a decidir sobre la maternidad a causa de la reforma emprendida por Gallardón, Nilufar Saberi confiesa haberla vivido con mucha rabia e impotencia. "Me venía a la cabeza Irán antes e Irán ahora…", comenta. Negándose a que pudiésemos enfrentar el mismo retroceso en los derechos de las mujeres, no dudó tampoco en luchar junto a las mujeres españolas.

Se pierden muchas vidas en Irán a causa de las pocos medios que se ponen al servicio de la salud de las mujeres, pero Saberi recalca que las operaciones de reconstrucción de himen y los abortos clandestinos son una de las principales causas también de riesgo en la vida y salud de las iranís. Por ello, y por mucho más, a su combate aún le queda mucho por luchar.

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La pasividad no es una opción

Leila Nachawati es hija de madre gallega y padre sirio. Profesora de Comunicación en la Universidad Carlos III de Madrid, escritora y activista por los Derechos Humanos, habla con una energía que inspira y una fuerza contagiosa. Aun así, el discurso de Nachawati es crudo, no entiende de correcciones políticas, solo de gente con derecho a la justicia.

Vivió durante unos años en Damasco, donde estudió parte de su primaria, y siguió visitando Siria hasta que por las circunstancias se volvió imposible. Leila cuenta cómo en los años ochenta, tras la masacre de Hama en 1982, las calles de la capital siria eran el reflejo de la crueldad del régimen. "Se podían ver cuerpos colgados, nadie sabía por qué… Los presos políticos se encerraban en mazmorras subterráneas… Era el reino del terror, no se podía hablar", explica Leila a Broadly.

El embargo y el aislamiento que atravesaba Siria en los años ochenta además de la represión fueron algunas de las causas que trajeron de vuelta a la familia a Galicia. Durante años, los mismos sirios que vivían fuera del país tampoco se atrevían a hablar de la dictadura de Al-Assad. El miedo se extendía aún más allá de sus fronteras.

Su activismo comienza escribiendo sobre el contexto político de otros países de Oriente Próximo, particularmente a raíz de su sensibilidad hacia el conflicto palestino. Confiesa que la invasión de Irak por Estados Unidos desata en ella la indignación y emprende más proyectos en los que poder desarrollar su lucha. Pero no fue hasta el nacimiento de la Revolución Siria, hace ya cinco años, cuando Nachawati decide romper su silencio y escribir sobre lo que ocurre en Siria renunciando a volver allí mientas el régimen persista.

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"2011 fue el mejor año de mi vida, lo que parecía imposible de repente ocurrió. La gente se levantó rompiendo barreras y muros en Túnez, Egipto, Libia, en Siria y después se contagió a España" . A día de hoy Leila enfrenta el discurso del odio desde las redes sociales, pero sigue adelante desenmascarando la realidad de la dictadura de Bashar al-Assad, defendiendo la democracia y la libertad de expresión en la esfera pública. Próximamente publicará su primera novela con Ediciones Turpial mientras sigue trabajando y participando también en el proyecto Syria Untold, del que es co-fundadora.

Sin miedo, no calla nunca y condena el silencio como cómplice de los crímenes hacia el pueblo sirio

Periodista y revolucionaria a tiempo completo

Suzanne Zaura tiene treinta años, es hija de padre sirio y madre madrileña, trabaja desde hace dos años como periodista en la cadena islámica Córdoba TV, pero el activismo tanto en redes sociales como en la calle completa el resto de sus días.

Entregada de lleno a la defensa del pueblo sirio, Suzanne intensifica su actividad cuando surge la Revolución Siria. En la década de los ochenta su padre llega a España y la mitad de su familia permanece en Siria.

Su tío fue asesinado por el régimen de Al-Assad, por ello luego murió su abuela, y algunos de sus amigos y amigas han sido detenidos y torturados e incluso asesinados también por su activismo a día de hoy. Su prima es una revolucionaria activa dentro del país y se manifiesta con regularidad de forma pacífica.

Doblemente tocada por su ascendencia pero también por profesar la religión musulmana, Suzanne admite que su interés por el activismo viene desde que era pequeña a raíz de las injusticias que ve que atraviesan los palestinos. En el momento en que decide lanzarse de lleno en la campaña por la paz en Palestina se produce la revolución en Siria e irrefrenablemente siente la necesidad de hablar y combatir pacíficamente por su gente.

Sin miedo, no calla nunca y condena el silencio como cómplice de los crímenes hacia el pueblo sirio. El hecho de ser revolucionaria y defender los derechos de su pueblo le ha impedido entrar en determinados países y le ha traído problemas también en España donde han llegado a entrar en su casa y poner todo patas arriba intentando buscar algo que pudiese incriminarla en algo ilegal. No obstante, al igual que Leila, sus redes reciben a diario amenazas e insultos por parte de todos los sectores que supuran violencia.

Su discurso contra el radicalismo es frontal, defiende que los musulmanes no son cómplices de los crímenes del terrorismo sino las primeras víctimas. Solidaria al cien por cien participa en las protestas a favor de la liberación de Siria, por los refugiados y contra el terror. Organiza actos para financiar envíos humanitarios para los refugiados y para los sirios que aún viven en Siria con la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio. A su vez, participa y desarrolla eventos que acercan la cultura siria a los españoles donde acuden activistas para compartir experiencias, donde se dan conciertos de música tradicional y fusión, con bailes, poesía y donde también se ofrecen platos típicos.