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Identidad

SAP: el síndrome sin base científica que alimentan los neomachistas

Numerosas resoluciones judiciales se siguen apoyando en el supuesto Síndrome de Alienación Parental a pesar de que no está reconocido como patología y es rechazado en las guías de procedimiento del Poder Judicial.
Foto de London Scout vía Unsplash

Ana (nombre ficticio) presentó en el juzgado más de 30 partes de lesiones de su hijo de 10 años. Un informe médico determinó que el pequeño presentaba "una alta probabilidad de sufrir abusos por parte del padre". Pero el juez que debía decidir sobre la custodia del menor determinó que esta debía cambiar al progenitor porque la mujer estaba "instrumentalizando" a su hijo. No sólo debía pagar de su bolsillo una terapia para que la "reestructurara" a ella y al pequeño, sino que mientras no se "recuperara" no podría ver al niño.

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Desde hace dos años, el padre tiene la custodia y la madre ve a su hijo una vez cada 15 días en un parque. Siempre con supervisión. Sigue asistiendo y pagando las terapias que determinó el juez, quien recibe regularmente los informes del terapeuta para seguir su "evolución". Este es uno de los casos que la Asociación Infancia Libre pelea en los tribunales. No es el único que sigue el mismo patrón. Por ello denuncian cómo los tribunales se siguen apoyando es un supuesto síndrome sin base científica y sustentado sobre prejuicios misóginos para resolver fundamentalmente casos de custodias y regímenes de visitas.

Es lo que se conoce como Síndrome de Alienación Parental (SAP) una supuesta patología creada por primera vez por el médico estadounidense Richard Alan Gardner en 1985, por la que uno de los padres —en la mayoría de los casos la mujer— aliena al hijo contra el progenitor en el marco de una custodia por el menor. En estos casos, el médico proponía que los juzgados otorgaran la custodia al progenitor rechazado, que se interrumpiera la comunicación con la madre y que ella fuera tratada por un experto y el menor "desprogramado". A pesar de que no está reconocido ni en el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, ni en la Clasificación Internacional de Enfermedades que publica la Organización Mundial de la Salud —los dos grandes sistemas de diagnóstico—, más de 30 años después este pretendido síndrome sigue apareciendo en la base de numerosas resoluciones judiciales. Como ha sido el caso de Ana.

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Está muy presente en el imaginario colectivo que las mujeres mienten, y ello ocurre a pesar de que no tiene ninguna base científica

"Aunque todos los manuales de diagnóstico rechazan en cada actualización su inclusión, se sigue sentenciando en base a él porque está muy presente en el imaginario colectivo que las mujeres mienten, y ello ocurre a pesar de que no tiene ninguna base científica, lo que demuestra por tanto que es pura ideología", señala Sonia Vaccaro, psicóloga y autora junto a la doctora Consuelo Barea del libro El Pretendido Síndrome de Alienación Parental.

La experta explica que Gardner actuó como perito de parte en muchos casos de divorcio en los que constaban acusaciones de abusos sexuales contra los progenitores. "Llegaba al juzgado para defender a un padre acusado de abusos y sostener que si esto ocurría era porque la madre estaba manipulando al hijo hasta el punto de hacerle creer que su padre abusaba de él", describe. Explica que el propio Gardner pertenecía a una corriente que "defiende la pedofilia como un tipo de orientación sexual".

El médico, fallecido en 2003, creó la figura de lo que denominó Progenitor Amistoso y que recoge que la custodia del niño debe ser concedida al progenitor "que fomente las buenas relaciones entre el menor y el otro progenitor", como recoge un informe realizado hace seis años por el Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer del entonces Ministerio de Igualdad. "El progenitor no amistoso es aquel que 'obstaculiza' esta relación, incluso con denuncias y quejas" recoge la investigación, donde se califica esta figura de "argumento trampa". Por un lado, argumenta que "pone en grave peligro" a los menores víctimas de abusos sexuales o maltrato y a las madres que tratan de protegerlos porque el comportamiento de ellas se interpreta como "obstaculizador". Además subraya que el concepto de Progenitor Amistoso "incita a los tribunales a ver las evidencias de violencia, abuso o negligencia como elementos que forman parte del 'conflicto de pareja'".

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En España, el término comenzó a aparecer después del año 2000 y se generalizó tras la aprobación en 2004 de la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. El Consejo General del Poder Judicial, el órgano de gobierno de los jueces, rechaza de pleno la utilización del SAP y en la Guía de Criterios de Actuación Judicial frente a la Violencia de Género, cuya última actualización se aprobó en 2013, recoge: "La conducta de rechazo de los menores al padre tras una separación puede deberse a diferentes causas, algunas de ellas nacidas tras la propia ruptura mientras que otras pueden deberse a factores previos a la quiebra de las relaciones afectivas que abocan en la separación. Identificar todas estas circunstancias como SAP parte de una concepción estereotipada de base cultural de los roles de hombres y mujeres, y conlleva cargar de intencionalidad y acción a supuestas conductas de la madre para enfrentar a sus hijos e hijas al padre, que sólo se identifican por una sintomatología que, como hemos apuntado, habitualmente no se debe a estas conductas maternas".

En todos se repiten el mismo esquema, la madre denuncia abusos sexuales o maltrato y los tribunales no solo no investigan, sino que les acusan a ellas de instrumentalizar a sus hijos

"A mí me han llegado a preguntar psicólogos, médicos y profesionales si creo que existe y claro, les respondo que no es una cuestión de creencia, sino de evidencia científica", explica sorprendida Vaccaro, quien señala que esta lucha "por demostrar lo evidente" no ocurre en otros ámbitos. "En la esfera laboral a nadie se le ocurriría inventarse el Síndrome de Llegar Tarde", argumenta irónica, "porque cualquier juez diría que dónde está descrito ese síndrome pero con el SAP no preguntan dónde aparece catalogado".

En apenas un año de funcionamiento, la Asociación Infancia Libre trabaja ya con los casos de 123 menores afectados por resoluciones judiciales. "En todos se repiten el mismo esquema, la madre denuncia abusos sexuales o maltrato y los tribunales no solo no investigan, sino que les acusan a ellas de instrumentalizar a sus hijos", indica la presidenta, María, quien prefiere que su apellido no sea público.

En octubre 2009, la magistrada Paloma Marín, por entonces jefa de Sección del Observatorio de la Violencia Doméstica y de Género del CGPJ, analizó 200 sentencias que mencionaban el SAP. Constató que la aparición del término aparecía a través de informes periciales, del propio posicionamiento del tribunal y alegaciones de las partes. Entre sus varias conclusiones señaló que cuando los fallos no cuestionaban la existencia del SAP en algunas ocasiones "se adoptan decisiones con fundamento no en hechos ciertos y contrastados sino en ciertas hipótesis, lo que resulta impensable que pudiera ocurrir en otros ámbitos de la aplicación del Derecho".

El supuesto síndrome puede cambiar de nombre y calificarse de desorden, interferencia parental o, como recientemente se ha empezado a detectar en juzgados de Cataluña, preocupación mórbida. La base, sin embargo, sigue siendo la misma que estableció Gardner. "Es obligación de los adultos de velar por los derechos de la infancia porque esto no se trata de los derechos del adulto", defiende Vaccaro, quien sostiene que "hay que estar muy influenciado por un sentimiento muy misógino y patriarcal para seguir aplicando resoluciones en base a un síndrome sin ninguna base científica".