Introduje ozono en mi vagina y esto es lo que pasó
Ilustración de Grace Wilson

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Identidad

Introduje ozono en mi vagina y esto es lo que pasó

El ozono es "un gas tóxico sin utilidad médica conocida". Pero eso no impide que la gente lo venda como cura para cualquier cosa, desde el cáncer a la candidiasis.

El menú del Alchemy, una cafetería holística crudivegana situada en el epicentro del "bienestar" de Bali, está repleto de cosas sinsentido. Por ejemplo, por tan solo 4,2 millones de rupias indonesias o alrededor de 280 € (el equivalente a dos meses de trabajo con el salario mínimo en esta parte de Bali) puedes "abrir un canal para dirigir la inspiración" en el "primer cine vegano orgánico del mundo". Hay cursos de permacultura, arte trascendental, danza eufórica, "sanación mediante la conciencia de dios y asesoramiento vital" y cursos de cocina crudivegana.

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Sin embargo, no he venido aquí para liberar mi diosa interior. Y tampoco he venido a comprar chanclas veganas, un kit para enemas o una caja de ritmos que me permitirá "sumergirme como creadora nueva música cósmica [sic]". He venido por la clínica que hay en el piso de arriba, que ofrece una asombrosa gama de servicios. Los procedimientos de spa más estándar ―masajes, limpiezas de colon e inyecciones de vitaminas― se ofrecen junto a "trabajos de respiración", "trabajos de respiración sanadores mediante el reiki, "lectura intuitiva", "terapia de ozono" y "otros tratamientos" (acupuntura y velas de oído). Me dirijo ahí básicamente porque una amiga mía una vez señaló el menú de la cafetería justo cuando estaba a punto de pedirme una tarta de queso crudivegana y dijo, "¿Ozono vaginal? ¿Qué hostias es eso?".

Desde aquella ocasión, el Alchemy ha separado el menú de la clínica del menú de la cafetería y a mí me parece una buena idea. Un zumo de limón con base de kéfir vegano ya sabe suficiente a hongos ―con notas adicionales de calcetines usados y citronela― como para que intentes entender por qué extraña razón alguien se enchufaría un gas reconocidamente contaminante por los genitales (o si se prefiere, por el recto o por el oído). Aun así, en aras de la investigación, rechazando los encantos de la fabricación de velas de oído, de una colonoscopia de ozono o una lectura intuitiva, me dirijo al piso de arriba para descubrir qué es el ozono vaginal. Aunque el tratamiento se describe como "fantástico… para todo tipo de problemas, desde la endometriosis hasta la candidiasis vaginal", no hace falta que tengas ninguna enfermedad para disfrutar de sus beneficios. La magia del ozono puede proteger incluso una zona vaginal sana, según me aseguran.

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El gas ozono (O3) cuenta con una larga y controvertida historia como tratamiento de bienestar. Nikola Tesla patentó un generador de ozono en 1896. Durante la Primera Guerra Mundial (antes de los antibióticos) se empleaba como antiséptico. Un informe que inicialmente parecía tener fundamento científico, pero que resultó haber sido publicado en un diario de Bangalore a unos 225 € el ejemplar y estar basado en ensayos cuyos resultados no estaban disponibles o no habían finalizado, afirma que el ozono puede tratar "heridas infectadas, trastornos circulatorios, enfermedades geriátricas, degeneración macular, enfermedades víricas, reumatismo, artritis, cáncer, síndrome respiratorio agudo grave y SIDA".

Si te perdiste los titulares en la portada de los periódicos cuando los médicos empezaron a curar el SIDA mediante tratamientos sanguíneos con ozono no estás sola, un estudio revisado por profesionales demostró que el procedimiento no tenía efecto alguno (también se han comercializado las curas rectales con ozono en Sudáfrica). Como algunas de las supuestas terapias para el SIDA, la cura del cáncer con ozono normalmente consiste en extraer algo de sangre, añadirle ozono y volver a introducirla en el paciente. El Alchemy también promociona el ozono por vía rectal para "las hemorroides y las enfermedades prostáticas y ginecológicas", por no mencionar el cáncer y la metástasis, que ellos escriben como "metástosis" en el folleto de la clínica y "metasis" en el sitio web. Inspira mucha confianza, ¿verdad?

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"Como sucede con todos los charlatanes, afirman que lo cura todo", me dice el Profesor Martin Dyer, especialista en oncología en la Universidad de Leicester, Reino Unido, el día después de mi visita al Alchemy. "El ozono es uno de los agentes oxidantes más potentes que se conocen y la gente lleva tratando de explotar esta poderosa acción oxidante desde su descubrimiento. Pero nunca se ha podido demostrar nada".

Básicamente el ozono, como el peróxido de hidrógeno, es fabuloso para matar sustancias nocivas del exterior del cuerpo. Si se introdujera en el sistema en una concentración suficiente para matar los agentes nocivos internos, según Dyer, también mataría al paciente. "Es una molécula tóxica, pero eso se suele pasar por alto", afirma Dyer.

¿Pensando en añadirlo a tu sangre? "La hemoglobina se oxidaría en los glóbulos rojos de modo que serían incapaces de transportar oxígeno. Y eso no sería bueno para nada".

Para los más desesperados, el ozono no es motivo de risa. La terapia con ozono intravenoso ha provocado embolias letales. Cuatro de cada siete pacientes de cáncer terminal en Perth, Australia fallecían a causa de un tratamiento que incluía ozono (los otros tres fallecían por su enfermedad). Y la lista continúa. La Administración de Productos Alimentarios y Farmacéuticos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) describe el ozono de forma rotunda como "un gas tóxico sin utilidad médica conocida".

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"¿Introducir gas en la vagina no la resecará mucho?"

Me siento feliz y un poco angustiada por haber realizado esta entrevista después de someterme al procedimiento. En el piso de arriba, me dirijo a una sala de espera que parece un estudio de yoga, con el suelo cubierto de mimbre, paredes semiabiertas que dejan ver el tejado de paja, una pequeña recepción y una impresionante cantidad de cantos de pájaro para una zona cuyos campos de arroz se están convirtiendo rápidamente en mansiones.

Mi terapeuta, una enfermera titulada que trabaja en un hospital por las mañanas y aquí por las tardes y también los domingos, me conduce a una sala pequeña y ligeramente sombría que contiene una camilla, un techo que está empezando a desprenderse y una caja negra en la pared unida a un cilindro azul aterradoramente grande. Es ahí, en la caja gris con unas instrucciones de dosificación enganchadas justo a su lado, donde sucede la magia.

Me pide que me quite la ropa interior y me ponga una toalla de baño roja y esponjosa en torno a la cintura. Me siento aliviada al ver que el tubo que va a utilizar todavía está en su envase original de plástico.

"Como es tu primera vez, te doy 20 minutos", dice.

"Oh", digo dando marcha atrás rápidamente, ―¿Introducir gas en la vagina no la resecará mucho?― "Creo que con cinco minutos ya tendré bastante"

Pero ella sigue en sus trece. Si me siento incómoda, debo decírselo.

Me levanta la toalla. Separa mis labios vaginales e inserta el tubo. Empieza a sonar un zumbido cuando la máquina se enciende y el aire se llena de ese característico olor a electricidad estática del ozono, el olor de las tormentas eléctricas. Intento no pensar en mis probabilidades de supervivencia si el cilindro gigante explota.

El flujo de aire es bastante ligero y eso me tranquiliza. Ningún síntoma de pedos vaginales. No noto incomodidad. Al final, la terapeuta me muestra una pequeña cantidad de moco cervical que se ha acumulado en el tubo. La eliminación de mucosidad es al parecer un beneficio adicional de la terapia vaginal con ozono, especialmente antes o después de la menstruación.

Aproximadamente 20 € más pobre, me subo a mi motocicleta, preguntándome si ese incipiente hormigueo que noto ahí abajo es psicosomático o un síntoma de infección provocada por el ozono. Pero sobre todo me pregunto cómo una clientela tan obsesionada con lo natural, lo orgánico y lo espiritual puede interesarse por algo tan artificial que sale de lo que claramente es una máquina.