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Identidad

Las escandalosas memorias sexuales de un ama de casa que fueron prohibidas

Lillian Maxine Serett escribió un libro en el que cantaba las alabanzas del placer femenino. El gobierno norteamericano respondió requisando todas las copias y destruyéndolas posteriormente.
EC
traducido por Eva Cañada
Ilustración editada vía Pixabay

Imagina: tienes 20 años. Hace varios meses que no tienes sexo. Has tenido una candidiasis muy chunga que tu médico presuntuosamente achacó a que estuviste "haciendo el tonto por ahí" y, aparte de un poco de masturbación, tampoco has dedicado demasiado tiempo a pensar en ello. Pero ahora tu cuerpo se está poniendo tenso. Unos cuantos tíos te han estado tirando los tejos últimamente y estás cachonda. Decides salir con ellos. El primer tío con el que te acuestas no parece ni darse cuenta de que estás ahí, te besa un par de veces, se sube encima de ti, tiene un orgasmo y se queda frito antes incluso de ir a echar un pis.

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Después hay un par de intentos más: uno dice "qué dolor más rico" y lo más cerca que está nadie de saber que de hecho eres una persona que también puede sentir placer es un tío que te pregunta, "¿Te has corrido?". Le dices que no, pero no parece oírte.

No resulta demasiado difícil de imaginar, ¿verdad? La única parte que quizá te sorprenda es que todo esto fue escrito en 1944. Este relato viene de Lillian Maxine Serett, también conocida como Rey Anthony, y su autobiografía sexual de 1960, The Housewife's Handbook on Selective Promiscuity (Manual del ama de casa para una promiscuidad selectiva), un libro revolucionario y extremadamente controvertido que llevó a la autora a tener contacto con la mafia y que se convirtió en el único escrito prohibido por el Tribunal Supremo de EE. UU., que encarceló a su editor Ralph Ginzburg bajo cargos de obscenidad.

Increíblemente, 57 años después sigue estando prohibido y solo está disponible a través de la recuperada edición "definitiva" para Kindle, publicada por la hija mayor de Serett en 2011.

Poco antes de la revolución sexual de los 60, de la adopción generalizada de la píldora y de la creciente popularidad de Playboy, Serett escribió su manual bajo el seudónimo de Rey Anthony en una época de represión sexual autonifligida. Cuando era adolescente, se había rebelado contra su estricta educación baptista. Fue consciente de su sexualidad desde muy joven gracias a su propia autoexploración ―Serett comienza su autobiografía sexual narrando episodios de una edad tan temprana como los tres años― y siempre creyó que el sexo era algo natural y saludable.

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El entorno anti sexual en el que creció no podría estar mejor representado que por su conservadora abuela: “Mi abuela sentía una aversión tan grande hacia los penes que ni siquiera leía la palabra 'miembro' cuando aparecía en la Biblia, donde se utiliza con el sentido de 'perteneciente a un grupo', pero ella prefería sustituirla por un término que le resultara más aceptable”.

Conforme Serett va creciendo y pasa de la adolescencia a la edad adulta ―el vocabulario de su libro va evolucionando de infantil a maduro conforme se va desarrollando su comprensión de la sexualidad―, documenta todas sus relaciones sexuales importantes con gran detalle, desde narraciones de toqueteos adolescentes y primeros amores hasta sus tres matrimonios, sus cinco hijos y sus relaciones extramatrimoniales.

Más que ser un manual en el sentido más estricto de ser una guía punto por punto, el Handbook cubre un gran número de temas sexuales fundamentales a través de su narrativa espontánea ―sobre masturbación, orgasmos, salud sexual, aborto y embarazo―, escrita de forma deliberada en un lenguaje sencillo que "hasta mis vecinos puedan entender". Se trata de un libro sobre educación sexual en una época de analfabetismo sexual, en una nación que Serett describió durante una entrevista concedida en 1963 a Fred Haines, de la emisora de radio KPFK, como de "salvajes sexuales".

Las experiencias de Serett, con las que resulta fácil identificarse, parecen tocar todos los rincones de la femineidad desde un punto de vista liberal y feminista muy avanzado a su tiempo. Lo más destacable es la desafiante insistencia de la autora en su propio placer sexual a lo largo de todo el libro, a pesar de que los hombres le decían que era "hipersexual" por mostrar deseo o "anormal" por llegar al clímax únicamente mediante la estimulación del clítoris. Y se deshacía sin titubear de cualquier hombre que quisiera tomar el control de su cuerpo, desde el amante que trató de golpearle hasta el jefe que la despidió por negarse a acostarse con él.

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Tras su publicación, el Handbook acaparó mucha atención, tanto buena como mala. En el número de 1964 de T he Realist, Serett (adoptando el nombre de Rey Anthony) describe cómo perdió parte de sus buenos amigos supuestamente "liberales" durante las primeras semanas, mientras que recibía grandes elogios por el potencial educativo "capaz de salvar matrimonios" de su libro por parte de otras personas. Resulta muy reveladora su explicación de la vez que un hombre le preguntó, "Rey, ¿qué es un clítoris?".

Cuando le preguntaron si pensaba si era malo que algunos hombres hubieran empezado a alquilar copias de su Handbook por motivos pornográficos, dijo: “Si te refieres a que algunos hombres sienten carencias debido a nuestra sociedad anti-sexo y están empleando mi libro para despertar algunas sensaciones sexuales, creo que es más triste que malo”.

"Ninguna amenaza que se vierta sobre mí conseguirá evitar la venta del Handbook llegados a este punto".

Quizá la reacción más sorprendente de todas, no obstante, procedió de la mafia local, que le informó de que harían lo que fuera necesario para evitar que su libro pusiera a su ciudad natal, Tucson, en el punto de mira. Aun así, Serett mantuvo la calma, mintiendo sobre la ubicación de la imprenta y diciéndoles con tranquilidad que no había nada que pudieran hacer: "Ninguna amenaza que se vierta sobre mí conseguirá evitar la venta del Handbook llegados a este punto”.

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La culminación de la controversia fue cuando el Handbook se vio atrapado en una amarga batalla judicial contra el editor Ralph Ginzburg por obscenidad. Ginzburg había recibido los derechos para la edición del libro en tapa dura y lo había publicitado de un modo que acentuaba erróneamente el contenido erótico, por lo que la Oficina de Correos recibió alrededor de 35.000 quejas.

Aunque solo suponía uno de los tres cargos de obscenidad de los que se acusaba al editor, entre los que se incluía su publicación de la revista erótica Eros, el Handbook se situó en el centro del caso gracias a un juez muy mojigato, que no tardó en señalar que la descripción que hacía Serett del cunnilingus caía bajo la definición legal de sodomía. Ginzburg fue encarcelado durante ocho meses y todas las copias del Handbook fueron requisadas y destruidas. Aquella absurda sentencia de 1966 no se ha revocado ni retirado a día de hoy.

No obstante, Serett triunfó y se convirtió en una destacada autoridad local sobre los derechos sexuales y el empoderamiento femenino, organizando populares talleres sobre sensualidad e incluso apareciendo junto a Hugh Hefner en el especial televisivo de la NBC de 1967 The Pursuit of Pleasure (La búsqueda del placer). Para Serett, el sexo era básicamente comunicación.

Comparando la falta común de terminología sexual con la neolengua de George Orwell, defendía la apertura y la educación por encima de todo, para que la sociedad pudiera avanzar y superar la asfixiante y vergonzante idea de que "cualquier sexo que no incluya depositar esperma dentro de la zona vaginal se considera antinatural" y abrazar su "derecho civil" a la libertad y el disfrute sexuales.

“Me resulta muy difícil imagina un acto sexual que sea antinatural. Si disfruto besando a alguien en el codo, a mí no me parece antinatural, especialmente si la otra persona también disfruta", dijo en su aparición radiofónica en 1963. “Defiendo que reestructuremos completamente nuestra situación legal actual para que los adultos sean capaces de actuar como adultos y tengan derecho a utilizar sus propios cuerpos como mejor les parezca". Poco sospechaba Lillian Maxine Serett que, más de cinco décadas después, su mensaje a favor de los derechos, a favor del aborto y a favor del placer estaría más en boga que nunca.