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Identidad

La terapia pionera que está ayudando a las víctimas de violencia sexual

La terapia EMDR ayuda a las víctimas de abuso a reprocesar su trauma moviendo los ojos en círculos o recibiendo golpecitos en la pierna. Algunas personas dicen que este tratamiento les ha cambiado la vida.
EC
traducido por Eva Cañada

“Piensa en la primera vez que te sentiste así", dice la terapeuta a su paciente, inclinándose hacia delante y dándole golpecitos en la pierna. "Háblame de la primera vez que te sentiste desprotegida".

“Tengo 13 años", comienza Claudia Gonzalez. Esta mujer de 34 años nacida en South Bay, California, sufrió abusos sexuales a manos de su padre a lo largo de toda su infancia y su relación con su madre se resintió a raíz de aquello. Se sentía desatendida y se esforzaron por salir adelante. “Estoy sentada en el vestíbulo de mi casa y estoy sola, mi madre está con mi padre. El vestíbulo está muy oscuro. Estoy agachada en el suelo”.

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La terapeuta de Gonzalez, Rajani Venkatraman Levis, continúa dándole golpecitos en la rodilla con la punta del dedo índice. Juntas, Gonzalez y Levis llevan a cabo el trabajo de reprocesar el recuerdo del vestíbulo empleando una técnica psicoterapéutica muy poco conocida llamada Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR, por sus siglas en inglés).

Rememoran la escena del vestíbulo múltiples veces, cada vez ampliando hasta llegar a un tema o un recuerdo que resulte abrumador. Conforme Gonzalez describe las imágenes de su cabeza, Levis, da golpecitos sobre su pierna u ondula el dedo atrás y adelante frente al rostro de Gonzalez, arrastrando su mirada con él. Repiten el proceso hasta que el recuerdo es menos traumático.

Hacia el final de la sesión, Levis anima a Gonzalez a hablar con su yo de 13 años y consolarla. "Las cosas no son así ahora", dice Gonzalez a su yo adolescente. "Eres fuerte".

Cuando finaliza la sesión de terapia, su madre ―ahora están mucho más unidas― llega a la consulta de Levis en San Francisco para consolarla. "Era como un círculo cerrado", explica más tarde Gonzalez por teléfono. "No pude desarrollar una relación importante con mi madre hasta que no empecé con la terapia EMDR".

La terapia EMDR fue desarrollada por primera vez por la Dra. Francine Shapiro, psicóloga norteamericana, durante la década de 1980. Se trata de una forma relativamente reciente de psicoterapia empleada a menudo para tratar el trastorno por estrés postraumático (TEP) y es mucho más física que las terapias normales basadas en hablar con el paciente. Como parte de un protocolo de tratamiento de ocho fases, los terapeutas ayudan a sus pacientes a reprocesar el trauma pidiéndoles que rememoren recuerdos perturbadores mientras mueven los ojos de un lado a otro, o dan golpecitos a sus pacientes en las manos o en las piernas (algo conocido clínicamente como "estimulación bilateral"). Se trata de un método poco ortodoxo, pero los defensores de la terapia EMDR son rotundos acerca de su potencial terapéutico.

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“Cuando sucede algo terrible, o se produce algo que colapsa el sistema nervioso", explica Levis, “se queda atascado en el tiempo y se almacena del mismo modo en que fue percibido por el sistema nervioso. Se congela en un lugar del cerebro de forma que puede activarse fácilmente y, por lo tanto, se accede a ello en exceso. Y ese tipo de recuerdos pueden colapsar continuamente el sistema nervioso, provocando que se desconecte”.

Claudia Gonzalez. Foto cortesía de la entrevistada

Levis se decanta por una metáfora digestiva cuando explica la terapia EMDR a sus pacientes. Cuando tomas una comida saludable, tu sistema digestivo procesa los alimentos y elimina los residuos tóxicos, explica. Pero cuando tomas una comida grasienta y sobreprocesada tu cuerpo no puede digerirla con facilidad. Te sientes incómodo, hinchado o inquieto. “Del mismo modo, la terapia EMDR ofrece apoyo al cerebro para digerir un recuerdo abrumador y traumático y para asimilar valiosas lecciones, mientras descarta y elimina el material tóxico de desecho".

La premisa fundamental de la terapia EMDR es que el TEP está provocado por recuerdos perturbadores que no han sido procesados adecuadamente. Como resultado, esos recuerdos se activan con facilidad, provocando una respuesta emocional negativa. Según la Asociación Psicológica Norteamericana (APA, por sus siglas en inglés), la terapia EMDR tiene como objetivo enfrentarse a esos recuerdos cambiando el modo en que están almacenados en el cerebro.

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Cuando los pacientes reciben estímulos sensoriales bilaterales mientras se centran en el recuerdo traumático, se cree que el cerebro reprocesa ese recuerdo, haciendo que sea menos vívido y perturbador. Se han realizado al menos 20 estudios aleatorizados controlados en torno al potencial terapéutico de la terapia EMDR para quienes sufren de TEP. Un estudio llevado a cabo en 1997 descubrió una tasa de remisión del TEP del 90 por ciento en víctimas de agresiones sexuales después de tres sesiones de 90 minutos, aunque la muestra de participantes era relativamente pequeña (solo estaba formada por 18 personas).

En un artículo publicado en el New York Times, Shapiro admite que los científicos todavía están tratando de explicar los mecanismos exactos que se ocultan tras su eficacia y escribe: "Sigue habiendo controversia en torno a por qué funciona la terapia EMDR… Esperamos que los resultados de diversos ensayos aleatorizados controlados determinen qué papel desempeñan los movimientos giratorios de los ojos y otros tipos de estimulación bilateral en el resultado del tratamiento, independientemente del resto de procedimientos EMDR".

No existen datos clínicos acerca de qué proporción de pacientes sometidos a la terapia EMDR han experimentado abusos sexuales, pero Levis calcula que hasta un 80 por ciento de sus pacientes han sido víctimas de violencia sexual. Muchas son mujeres en la veintena o la treintena a quienes resulta difícil lograr intimidad en sus relaciones románticas debido a un trauma antiguo no procesado.

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Levis es como un ingeniero trabajando en las alcantarillas de una ciudad: su labor consiste en remangarse y literalmente desbloquear los pasadizos neurológicos. "Pongamos por ejemplo que un agresor llevaba determinada colonia en el momento del ataque", me dice. “Puede que hayan pasado 20 años, pero cuando vuelves a olerla tu cuerpo pasa a una situación de máxima alerta y te bloqueas. Así que lo que necesitas es ayudar a la mente a separar el pasado del presente".

Tessa Fleming, una mujer de 26 años residente en San Francisco, fue violada mientras estaba de vacaciones con su familia en México. Un hombre en bar la atacó después de echarle algo en la bebida. En aquel momento ella tenía 16 años.

“Recuerdo unas escaleras y el suelo de cemento de la segunda planta del bar", dice Fleming. "Entonces abandoné mi cuerpo y le vi teniendo sexo conmigo desde arriba, a vista de pájaro".
Tras la agresión, experimentó ansiedad y vergüenza con respecto a su sexualidad. “Antes de la terapia EMDR, si pensaba en mi violación era como si me clavaran cuchillos en el corazón y en el estómago", explica Fleming. “Como de la nada surgía una sensación horrible en mi estómago que cada vez era peor y tenía que fingir que estaba bien, que no pasaba nada. Tenía tanto miedo de los hombres que no tuve relaciones sexuales en cinco años".

Fleming y su terapeuta, Ben Yokoyama, pueden pasar varias semanas reprocesando una única experiencia traumática usando la terapia EMDR. “No borra todos mis recuerdo como en ¡Olvídate de mí!", explica. “Pero consigue que pueda recordar sin que todo mi cuerpo vuelva a revivir el trauma”.

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Por regla general, me explica Yokoyama, un trauma simple ―un accidente de coche, un atraco o un terremoto― puede reprocesarse en entre tres y cinco sesiones. Los traumas más complejos, como la violencia sexual, son mucho más difíciles de tratar, especialmente cuando han sucedido hace tiempo. "Para los adultos que han sobrevivido a un trauma durante su infancia, el proceso implica más tiempo, ya que hay muchas redes de recuerdos asociadas con dicho trauma", explica Levis.

Pacientes como Gonzalez creen que una de las ventajas más importantes de la terapia EMDR en relación con la terapia basada en hablar es que cuesta menos tiempo. “La terapia hablada es útil, pero se tarda un siglo en llegar a entender algo. La terapia EMDR es mucho más rápida. Han pasado 15 años y solo ahora soy capaz de tener una relación cercana con mi madre. Creo que los dos últimos años de terapia EMDR me han proporcionado una visión más clara y un crecimiento mayor que 15 años de terapia tradicional".

La terapia EMDR puede parecer un poco ridícula si te han enseñado a creer que las sesiones de terapia implican tumbarse en un sofá y hablar sobre tus sentimientos. Debido a que existe una evidencia muy limitada sobre su eficacia ―al menos si se compara con terapias más arraigadas, como la terapia conductual cognitiva― la APA solo recomienda condicionalmente el uso de la terapia EMDR para tratar el TEP, lo que significa que sugiere que podría ser útil para tratar ese trastorno (su panel de expertos ha sugerido que podrían modificar su recomendación en el futuro basándose en pruebas más recientes).

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Levis rebate la opinión de que la terapia EMDR es menos legítima que otras terapias: "Aquí no hay vudú", afirma. "No hay hipnosis. Pero mis pacientes realmente ven un gran cambio".

La terapia EMDR es mucho menos conocida que las terapias tradicionales basadas en hablar con el paciente, en parte porque solo tres facultades en EE. UU. ofrecen programas de másteres en psicología somática (la terapia EMDR es un método somático, lo que significa que se centra en la conexión entre el cuerpo y la mente). Yokoyama añade que educar a más psicoterapeutas podría provocar que las terapias somáticas se desviaran a favor de enfoques más basados en la evidencia. En Estados Unidos puede solicitarse terapia EMDR en los planes de seguros de salud, pero otros métodos somáticos no siempre están cubiertos.

“La teoría somática no es muy conocida", explica Yokoyama. “Nuestra sociedad es todavía víctima de la teoría de Descartes ―'Pienso, luego existo'― y esa prioridad se concede a los pensamientos y a las intervenciones de arriba abajo, como la terapia basada en hablar con el paciente. Es preciso que se produzca un cambio de paradigma para buscar métodos de psicoterapia somáticos y para creer en la sabiduría y el poder sanador del cuerpo, que se extiende más allá del tratamiento físico tradicional de los síntomas, como la medicación y la cirugía”.

Actualmente, la terapia EMDR está empezando a considerarse como un tratamiento cada vez más legítimo para el TEP. En 2005, las autoridades británicas recomendaron la terapia EMDR como tratamiento para el TEP al amparo del Servicio Nacional Británico de Salud. Los defensores como Yokoyama afirman que la terapia EMDR puede hacer mucho más que solo ayudar a quienes padecen TEP, ya que puede ofrecer alivio a quienes sufren de una gama más amplia de trastornos, como depresión, trastorno obsesivo compulsivo, psicosis o incluso dolor crónico.

Víctimas de agresiones sexuales como Gonzalez y Fleming afirman que la terapia EMDR ha hecho mucho más que ayudarlas a procesar el trauma: ha hecho que vuelva a merecer la pena vivir la vida. "Me siento completa, me siento más equilibrada, siento que puedo manejar las situaciones sin entrar totalmente en pánico o en crisis. Soy capaz de vivir mi vida. Ya no soy una víctima", dice Gonzalez.

Fleming está de acuerdo. “La terapia EMDR me ha dado esperanza. Nunca habría imaginado que fuera posible liberarme así de mi pasado. Sigo teniendo traumas que reprocesar, pero estoy feliz de haber encontrado el camino de la sanación”.