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Identidad

Arte y vaginas: la contradicción de la legislación japonesa

La artista japonesa Megumi Igarashi fue arrestada por hacer esculturas con forma de vagina. Fuimos a Japón para averiguar por qué.

El pasado julio, la artista Megumi Igarashi, también conocida como Rokudenashiko, fue arrestada por exhibición obscena al haber fabricado una canoa con forma de vagina y difundir un gráfico que permitía a quienes lo tuvieran realizar una impresión en 3D de sus genitales. Fue puesta en libertad poco tiempo después, si bien en diciembre volvieron a arrestarla; en esta ocasión, quedó en libertad el día antes de Navidad tras el pago de una fianza. Actualmente está a la espera de que se resuelva su largo proceso judicial. Si la sentencia no le es favorable, Rokudenashiko se enfrenta a dos años de prisión y a una multa de 20.000 dólares.

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Pese a que los medios de comunicación occidentales no se han hecho eco de su caso, algunos expertos señalan que podría constituir un hito en la legislación japonesa, cuyas estrictas disposiciones prohíben la representación de genitales en cualquier medio, incluidos el arte y la pornografía, y sin embargo se muestran mucho más laxas en el caso de los festivales tradicionales japoneses, muchos de los cuales se basan en la veneración explícita de representaciones de genitales. Acudimos al Festival del Falo Metálico, en el que los asistentes se reúnen en las calles para observar una procesión de esculturas de penes gigantescos, con la intención de entender por qué una vagina impresa en 3D resulta obscena pero un desfile de penes se considera una actividad familiar.