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vida universitaria

Cosas ridículas en las que la gente ha despilfarrado sus préstamos estudiantiles

Imagina que has recibido en tu cuenta bancaria la suma de dinero más grande que hayas visto en tu vida. ¿Qué harías?

Para los ingleses, los americanos y estudiantes de otros países, la primera vez que reciben un préstamo estudiantil es un poco extraña. Ya habrás oído todo lo que se dice de los estudiantes que no tienen dinero y que principalmente sobreviven a base de pasta con tomate y vodka durante tres años. Imagina que, de repente, has recibido en tu cuenta bancaria la suma de dinero más grande que hayas visto en tu vida sin pregunta alguna. Si eres listo, lo ahorras: pronto tocará pagar el alquiler y la comida. Pero eres estudiante, y por tanto, no muy listo, lo despilfarras todo en un fin de semana y después tienes que pedirles dinero a tus padres para el resto del curso.

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Hay gente a la que no se le da muy bien gestionar el dinero, y hay gente que directamente no tiene ni idea. Estas son algunas de las cosas más estúpidas en las que la gente se ha gastado el dinero de sus préstamos estudiantiles.

MARC, 24

Una vez me fundí 600 euros del préstamo en una noche de fiesta. Fue en el viaje a Ámsterdam que hice en el segundo año con el club de política. Les estuve comprando bebidas a todos; nos las ventilábamos una tras otra y yo no paraba de aparecer con bandejas de chupitos. También compramos coca en la calle. No fui consciente de todo hasta el día siguiente, cuando revisé el extracto bancario. Casi siempre me acuerdo de todo aunque haya bebido, pero debió de ser una noche muy revuelta.

Por si aquello no fuera suficiente, al día siguiente me tocaba pagar el alquiler. Literalmente no tenía ni un duro y necesitaba una solución urgente. Acabé solicitando una beca de emergencia en la universidad. Me preguntaron cuáles eran mis razones. Les dije que me había gastado demasiado dinero y que no podía ni pagar el alquiler.

Me dijeron que tenía que presentar extractos bancarios. No se lo podían creer. Alguien de las oficinas dijo, "¿Qué leches es esto?". Aquello reflejó muy bien lo malo que soy gestionando el dinero. Al final me dieron una ayuda excepcional pero me obligaron a asistir a orientación por mis "problemas con el dinero". Era como una sesión de grupo. ¿He aprendido algo de ello? Desde luego que no. Me sigue gustando esto. De hecho, todos me conocían como el tío de las deudas eternas cuando me gradué. Ahora trabajo en finanzas.

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LISA, 24

Nunca había tenido dinero para gastarme en ropa antes de la universidad, así que cuando me vi con todo ese dinero, ni siquiera me pasó por la cabeza guardármelo. El día que me llegó el préstamo me volví loca y me gasté la mayoría en Topshop. Esa noche incluso pedí más ropa por internet. Acabé teniendo que suplicar a mis padres que me pagaran el alquiler. Poco tiempo después, descubrí muchas maneras de comprar cosas sin tener que pagar por adelantado. Empecé a comprar compulsivamente en H&M, que te permite pagar un mes más tarde. Compré montones de cosas aun sabiendo que no debía de quedar mucho dinero. Cuando terminó el curso, los de H&M enviaron una carta a la dirección de mis padres anunciando que me iban a llevar a los juzgados por incumplimiento de pago del último plazo de la deuda: unos míseros 20 euros. Y todo por un gorro con borla y una falda con fruncidos.

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JONATHAN, 28

Creo que tengo una personalidad adictiva, y una noche que estaba en la universidad, decidí fumarme unos porros con un tío. A partir de ahí, la cosa se fue de madre. Al principio no me gastaba mucho en hierba, quizá unos 25 euros semanales, y solo fumaba los fines de semana. Pero a medida que avanzaba el año, fui gastando más bien unos 50 o 100 euros por semana. Me despertaba, me liaba un porro y me ponía a fumar. Quizá me hacía unos diez porros al día.

A veces me tocaba esperar a recibir el dinero a final de mes, así que tenía que elegir entre comer y fumar hierba. Normalmente ganaba la hierba, así que me pasaba un par de días sin comer nada de nada. Acostumbro a jugar a videojuegos para olvidarme del hambre. Recuerdo mis ansias de Doritos, de patatas fritas, de hamburguesas, de chuches como regalices de fresa y de ositos Haribo. Todas esas guarradas que te apetece comer cuando vas fumado. Hasta ese momento, el grado de Química me iba muy bien. Sacaba muy buenas notas en los exámenes, pero en realidad acabé dejándolo por mi adicción a la hierba. Hizo que mi familia, mi trabajo y mi salud acabaran por no importarme. En pocas palabras, me arruinó la vida. Me alegro mucho de haberlo superado.

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ALAN, 20

Debió de pasar un lunes. Me acababa de llegar el préstamo, y mi compañero y yo queríamos salir con todo el grupo y bebernos unas cervezas, pero a los demás no les apetecía. Justo cuando nos íbamos a marchar a casa, pasamos junto a un tío con un panfleto que anunciaba un bar al parecer buenísimo, y nos dijo "hay muchas chicas dentro". En ese momento no caímos en la cuenta, así que pagamos diez euros y entramos.

Rápidamente quedó claro que éramos los únicos dos chicos en un club de striptease en el que había ocho chicas pasando la noche más tranquila de sus vidas. Empecé yéndome de la lengua diciendo que me acababa de llegar el préstamo, y en el momento en que dije "Este ronda la pago yo", fue cuando todo se desmadró. De repente todas las chicas querían tomar algo. Ahí se me fueron los primeros 120 euros. Después compré una ronda de tequilas y luego me arrastraron a una habitación (digo arrastraron, pero no nos opusimos mucho) y nos dedicaron un par de bailes. Después la chica me preguntó si quería el paquete VIP. Subí las escaleras y estaban las mismas bailarinas, pero esta vez empezaron a rodar por el suelo, a besarse entre ellas y a lanzarse las braguitas. Una vista espectacular para una noche de lunes. Estaba tan borracho que probablemente se aprovecharon de ello. Me quedé sin blanca para el resto del curso, pero debo decir que fue épico.

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GEORGE, 18

Mis compañeros y yo fuimos a ver La vida secreta de tus mascotas, y después nos fuimos al McDonald's. No tenía suficiente dinero para un menú normal y acabé comprando un Happy Meal, que venía con un juguete gratis de la película. No estoy muy seguro de cómo pasó, pero mis compañeros y yo hicimos una apuesta para ver quién completaba primero la colección. A medida que nos fuimos acercando al final de curso, íbamos cada día a McDonald's. A esas alturas, ya había recibido el préstamo, y me lo estaba gastando todo en conseguir los juguetes que me faltaban. Me sentía gordo y me salieron muchos granos. Aunque valió totalmente la pena, porque gané la apuesta. Lo dejé cuando pararon de regalar esas figuritas. A lo mejor estás pensando que no volvería a comerme un Happy Meal, pero no he parado. Ayer me comí dos, de hecho.