'Tongqi': millones de mujeres chinas casadas con hombres gais
Couples pose for engagement photos outside of St Michael's Cathedral in Qingdao. All photos by Barclay Bram

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'Tongqi': millones de mujeres chinas casadas con hombres gais

En China, muchas mujeres casadas descubren la auténtica sexualidad de sus parejas después de la boda. ¿Cómo es la vida para las 'tongqi' y para los hombres con los que se casan?

"¡El mundo es tan agotador! Voy a dejar que acabe, todo ha terminado". Poco después de publicar estas palabras en su microblog, Luo Hongling, una profesora de la Universidad de Sichuan de 31 años de edad, saltó de un edificio de 13 plantas.

De no ser por su marido, su muerte no habría sido sino otra nota al pie en la sección de noticias locales del Chongqing Daily. Pero en cambio su muerte se convirtió en algo así como un punto de inflexión en China, que encendió el debate público sobre un tema poco conocido: Luo Hongling era una tongqi, una de las millones de mujeres heterosexuales chinas casadas con hombres gais que no han salido del armario. Un día antes de su muerte, su marido Cheng Jiansheng había posteado un mensaje público dirigido a ella en su microblog: "Luo, lo siento. Soy gay y te he engañado. El motivo por el que me casé contigo fue ocultar el hecho de que soy gay".

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Aunque China despenalizó la homosexualidad en 1997, esta condición siguió clasificada como enfermedad mental hasta 2001. Según una encuesta de Pew realizada en 2013, solo el 21 por ciento de los chinos aprobaban la homosexualidad. El pasado mes de marzo, el gobierno prohibió la representación de la homosexualidad en el cine y la televisión calificándola de "vulgar" y situándola en la misma categoría que las representaciones de incesto y abusos sexuales.

Una pareja posa para sus fotos de boda en Qingdao.

"Solo tenía una vaga idea de lo que era [la homosexualidad cuando me casé con mi esposa] y no sabía que la orientación sexual es algo que uno no puede cambiar", dijo Jiaoao Baba*, uno de los sujetos que aparecen en el último documental del cineasta queer Fan Popo Papa Rainbow. Tal y como él mismo admite en el filme, es gay pero está casado con una mujer.

"Yo seguía sintiéndome atraído por otros hombres. Nunca dejé de hacerlo. Y entonces, cuando llegó internet, supe lo que significaba ser gay: que era algo innato y que no podía hacerse nada para evitarlo". Cuando se casó con su esposa, la homosexualidad todavía era un delito penal.

Zhang Beichuan, profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Quingdao, es un destacado estudioso de las tongqi.

Debido a la naturaleza de su investigación, la oficina de Zhang no está en el campus — ha tenido que trasladarse a un discreto edificio gris a las afueras de Quingdao. El pasillo que hay en el exterior de su oficina carece de ventanas y la luz está estropeada. Zhang es una figura heroica dentro de la comunidad LGBTQ china. Como investigador médico a finales de la década de 1980, fue una de las primeras personas del país en identificar la creciente epidemia de VIH y escribir sobre ella en términos no discriminatorios.

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Zhang Beichuan en su oficina.

En 1999, su investigación sobre la comunidad queer de China tomó un giro inesperado: una mujer llegó a su oficina llorando y le contó que se había casado sin saberlo con un hombre gay.

Zhang calcula, tirando por lo bajo, que hay al menos 10 millones de mujeres heterosexuales en China casadas con hombres gais. Una investigación similar llevada a cabo por la sexóloga china Li Yinhe sitúa la cifra en alrededor de 16 millones y la investigación citada en el estudio de 2015 de la antropóloga de Yale Tiantian Zhang la sitúa en 19 millones, que es aproximadamente la población de Rumanía.

Vídeo: Solteras a los 27: estas son las «mujeres sobrantes» de China

Según la investigación de Zhang, el 80 por ciento de los hombres gais en China se han prestado, debido a la tóxica combinación de presión familiar y social, a casarse de forma tradicional con mujeres heterosexuales. La Seguridad Social china es profundamente básica y los niños siguen llevando la carga de cuidar de sus mayores. Para las personas LGBTQ, estas obligaciones familiares aumentan la presión de permanecer dentro del armario y explican por qué los hombres gais como Cheng Jiansheng se sienten empujados a casarse con mujeres heterosexuales.

Jue Chen* descubrió que su marido era gay después de ver mensajes de texto enviados por un amante en su teléfono. "Hola guapo", decía uno. "Tu cuerpo me excita demasiado. A partir de hoy, no dejaré que nadie más me toque". Al principio se resignó a aceptar el hecho de que su marido tenía una amante, pero la curiosidad la llevó a llamar al número desconocido.

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"Por supuesto, di por sentado que era una chica", dijo. "Pero cuando llamé me encontré hablando con un hombre. Pensé que me había equivocado de número, pero volví a intentarlo y se puso la misma persona… y los mensajes de texto continuaron llegando desde ese número [a mi marido]. Así es cómo me enteré".

Su pareja se negó a concederle el divorcio, afirmando que no era para tanto. El padre de ella estuvo de acuerdo y le dijo que tenía "aspiraciones poco realistas con respecto al matrimonio". Como tenían niños pequeños, decidió claudicar y permitir que su marido conservara sus amantes, pero también le exigió dejar de dormir juntos en la misma cama.

En 2012 encontró un frasco de pastillas en el baño. Después de buscar la etiqueta en internet, descubrió que eran fármacos para el tratamiento del VIH. Su marido había contraído el SIDA.

Los archivos de Zhang Beichuan. Una década de historias, catalogadas por regiones

Zhang afirma que más del 30 por ciento de las tongqi contraen enfermedades de transmisión sexual. Para muchas, así es como descubren que sus maridos se acuestan con otros hombres. En torno al 10 por ciento de las tongqi intenta suicidarse, añade. En su oficina, hace un gesto señalando las hileras de archivos que llegan hasta el techo. Contienen miles de cartas y correspondencia enviada por mujeres atrapadas en esos matrimonios ficticios. Zhang ha comenzado hace poco a digitalizar este archivo con ayuda de sus asistentes. Hasta la fecha llevan escaneadas 43.000 páginas.

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"No es solo un problema de la comunidad LGBT", dijo Zhang. "Es un problema de toda la sociedad".

La Universidad de Qingdao está situada a las afueras de la ciudad. Liu Tengyang, programador y estudiante, ha creado una cuenta en WeChat y un grupo de QQ para las tongqi llamado Tongqi's Family. QQ es una red social china optimizada para mensajes de grupo, con administradores que pueden controlar quién entra en la conversación. Tongqi's Family es uno de los grupos más activos.

"Vi unos cuantos artículos online sobre las tongqi y llegué a la conclusión de que realmente no había un espacio donde pudieran hablar sobre lo que tenían que soportar cuando descubrían que su marido era gay", dijo Liu. En los meses posteriores a nuestro encuentro, innumerables mujeres se han unido al grupo en busca de consejo. Casi todos los días entra una mujer nueva en el chat de grupo y revela su historia ante sus 1.700 miembros.

Liu Tengyang en la escalinata de la Universidad Agrícola de Quingdao

El fenómeno tongqi no solo pone de relieve la presión que sienten los hombres homosexuales en China, también destaca las presiones sociales que sienten las mujeres para casarse. En ese país, el término popular shengnu ("mujeres sobrantes") se emplea para describir a cualquier mujer de más de 30 años que todavía no ha conseguido encontrar un hombre. Algunas mujeres acaban casándose a toda prisa, sin el largo período de noviazgo y convivencia que es más común en Occidente. Luo Hongling —que era muy activa en una comunidad de apoyo online similar a Tongqi's Family— solo salió con su marido cinco o seis meses antes de la boda. En total, hacía menos de un año que conocía a su marido antes de quitarse la vida.

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En 2005, el especialista informático Lin Hai estaba trabajando en la provincia meridional de Guangxi cuando uno de sus amigos sufrió heridas a causa de un accidente industrial. Incapaz de mantener relaciones sexuales, su amigo se sintió abatido y comenzó a tener pensamientos suicidas. Lin Hai pensó que debía de haber más personas como su amigo ahí fuera, así que creó un sitio web llamado wx920 ("wx" corresponde a wuxing, que significa "no-sexual"). Inicialmente la concibió como un sitio web de citas para quienes eran asexuales o incapaces de tener relaciones sexuales a causa de alguna enfermedad o accidente, pero empezó a darse cuenta de que cada vez más hombres y mujeres homosexuales se unían al sitio en busca de matrimonios ficticios para engañar a sus padres.

La demanda le llevó a crear un sitio web paralelo, chinagayles.com, diseñado específicamente para permitir que gais y lesbianas se casaran entre sí. Dice que la web tiene aproximadamente 500.000 miembros y de ella han surgido casi 50.000 parejas.

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Estos matrimonios, que en realidad son una farsa, se denominan xingshi hunying ("matrimonio en apariencia"), que es básicamente el compromiso que Jue Chen ha acabado teniendo con su propio marido gay. Tras descubrir que él tenía VIH, le preocupó que si le abandonaba ―y le separaba de sus hijos― probablemente le condenaría a muerte. "Dejaría de tomar los medicamentos [para el VIH]", explicó.

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Sus vidas sexuales siguen siendo completamente independientes, lo que significa que ella sigue sin estar contagiada de VIH. Cuando le pregunté si su marido salía con otros hombres me respondió, "No lo sé. No le pregunto". Me dijo que ella ha salido con otros hombres en el pasado, "pero ahora mismo estoy harta. No me veo volviendo a enamorarme, la verdad".

Jiaoao Baba sigue casado. Cuando le pregunté si se arrepentía de algo me contestó, "No lo llamaría arrepentimiento", y sugirió en su lugar la palabra yihan, cuyo significado se aproxima más a "una pena".

"A nivel emocional, me he sentido atrapado", dijo, "pero sobre todo me siento mal por mi mujer. Y esto no es algo que vaya a mejor, es un sentimiento que empeora conforme pasa el tiempo". Se confesó con su mujer en 2007, pero han permanecido juntos y él ha prometido no hacer pública su condición de homosexual. También le preocupa que salir del armario pueda ser perjudicial para su carrera.

Las generaciones más jóvenes muestran una creciente aceptación de la homosexualidad (aunque solo en privado). Ciudades como Beijing y Shanghái celebran eventos el día del orgullo gay y conocer personas que llevan una vida abiertamente queer no es especialmente extraño o destacable en estas zonas más cosmopolitas. Esta tolerancia está ahora echando raíces en otras ciudades como Cangzhou, la ciudad natal de Jiaoao Baba, aunque sigue habiendo un largo camino por recorrer. "Pero soy optimista", dijo, "cada vez más y más personas están alzando la voz".

Zhang Beichuan, por su parte, es optimista y cree que algún día los hombres gais ya no tendrán que casarse con mujeres heterosexuales para ocultar su condición. Según él, internet está cambiando el panorama completamente. "El ritmo de cambio en esta sociedad está por encima de cualquier otra cosa jamás vista en el mundo", indicó. "Así que tengo esperanza. Los cambios que se produjeron en Occidente para permitir que los homosexuales vivieran abiertamente y se casaran llevaron cientos de años. Yo creo que el mismo proceso aquí solo tardará unas pocas décadas en producirse. Y ya ha empezado".


* Los nombres se han cambiado