Comí crepas de pollo al curry para que no tengas que hacerlo

Un pequeño tip que aprendí a la mala: nunca comas pollo al curry, chutney de mango y una ración completa de arroz basmati servidos en una crepa estilo holandés. Especialmente si estás con tu suegra.

Sé que piensas que soy el tipo de idiota que describiría una cosa como "crepa" y que se pone melindrosa con la comida "extranjera", pero sí me refiero a una crepa. Una crepa: un disco de masa aplanado, con azúcar, limón y sin Nutella. Comí pollo al curry en crepas y viví para transmitirte las enseñanzas aprendidas.

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Como sin duda habrás notado, hace poco fue martes de Carnaval. Los días del Carnaval, dos o tres días antes de la Cuaresma, solían estar destinados para la confesión. Los anglicanos, los luteranos, los metodistas y los católicos bajaban sus sartenes para reflexionar en el arrepentimiento, decidían a qué iban a renunciar hasta la Pascua y luego usaban los ingredientes más lujosos que tenían antes de que la Cuaresma comenzase en serio.

Hoy en día, los hot cakes y crepas son una de las manifestaciones más claras de la escisión política entre Europa y Estados Unidos. En la Tierra de la Libertad (con vetos extremos) se acostumbra hacer hot cakes: un disco de masa grueso y esponjoso, más parecido a un pan aplanado. En Europa, o sea In Varietate Concordia es decir Unidos por la Diversidad, tienden a hacer crepas: discos planos, delgados y rellenos con cualquier ingrediente, desde queso, hasta miel o eekhoorntjesbrood (nombre que reciben los "hongos porcini" en holandés, literalmente significa "pan de ardillas").

Para descubrir qué puedes poner en una crepa sin ser arrestado, decidí pasar el domingo antes del Carnaval en My Old Dutch, un restaurante especializado en postres en el centro de Londres, que lleva la repostería a otro nivel. Esperaba slagroom (crema batida), quizá un poco de spiegelei (huevos fritos o literalmente "huevo espejo"), o un wentelteefjes ("pan francés" en holandés, tiene una traducción un poco misógina que prefiero ahorrarte). Incluso una rebanada de boterham. Vengo con mi novio —porque, ¿qué mejor testigo de cómo pierdo el honor por la comida que el hombre que amo?— y su madre, mi schoonmoeder.

My Old Dutch no es el cliché de tulipanes y zuecos que quizá imaginas, pero por suerte sí aman la Nutella. Están locos por las playeras de Nutella, hay frases de Nutella en las ventanas y suficientes opciones con Nutella en el menú para ahogar un pequeño campo francés. Mientras estamos sentados (en el sótano, porque aparentemente un domingo a las 11 AM es cuando todos deciden venir por postres), un niño pequeño en la mesa de al lado está untando Nutella por toda la crepa con un cuchillo al mismo tiempo que intenta aprender la técnica de beber con popote, tan amada por los bartenders pretenciosos.

"Prueba las combinaciones más extrañas", me dijo mi editor. De modo que, un poco apesadumbrada, miré las opciones saladas. Está la que lleva carne con chile, guacamole, crema y totopos; la que tiene cordero halal marroquí con chícharos y zanahorias; una opción de pato ahumado que incluye salsa hoisin; y una sección completa dedicada a las bases, incluyendo "pescado"  y pepperoni.

Pero la propuesta más provocativa del menú es una crepa con pollo al curry espantoso con arroz basmati, chutney de mango y yogurt. No fui capaz de resistir.

Para intentar rescatar un poco de placer de todo este proceso, mi novio ordena el MOD Clásico. La crepa insigne de My Old Dutch que viene cubierta con pimientos, tocino, pollo, jamón, queso, hongos y maíz dulce. Considerando la receta, parece que ordenó algún álbum de The Kinks. Mi suegra escoge sabiamente una orden de crepas de mantequilla con fresas, mora azul, miel de maple y crema. Solo que ya no tienen mora azul (Brexit, supongo), así que las reemplazan con zarzamoras.

Ahora bien, lo que sucede con la crepa de pollo, cuando finalmente llega, es que parece un sobre de crepas lleno de vómito con un recipiente pequeño de arroz pilau como guarnición, del otro lado un vasito de papel con chutney de mango y un poco de yogurt ligero.

De hecho sabe bien. Si finges que la crepa es una injera o dosa y no esperas demasiado del curry. Lleva mucho pollo, tanto que casi es lo único que tiene. Pero, luego de comer la mitad, tengo que admitir la derrota y dimitir. Desafortunadamente, nuestros paladares no están limpios durante al menos 20 minutos, tiempo durante el cual el olor del curry empieza a hacerme sentir realmente asqueada, sin mencionar triste. Todo lo que quería era disfrutar un brunch normal. Dulce, salado… no importa. Pero este experimento "pancontinental" de azúcar, pollo y huevo no me dejaba nada contenta.

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Por fortuna, habíamos tomado la precaución de ordenar un digestivo de Nutella. Esta crepa delgada parecida a un hotcake era del tamaño de un volante y viene con un tarrito de papel lleno de Nutella. El tarrito es exactamente del mismo tipo que, hace media hora, contenía mi chutney de mango. Esta vez, gracias al cielo, solo es café, espeso y fluido.