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Sexo

Un clavado a la alberca de pitos y vaginas de hule del mercado

Valen cada centavo de lo que cuestan.

Lo prometido es deuda, mis caritas de popó. Ya que el año pasado me dijeron que uno de sus propósitos sexuales era usar juguetes, hoy les traigo algunos de los más populares en las versiones más rifadas que me topé. Y, para que no digan que esto es el puro jocoseo, también les echo el dato cultural, así mínimo, tienen con qué hacer conversación en casa de sus suegros y demás eventos familiares.

Empecemos por uno de los juguetes más antiguos que hay: el anillo de pito. Su origen se remonta a la antigua China —por ahí del año 800—. Los hacían con jade, marfil y, sobre todo, con párpados de cabra (sí, sí).

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Como saben, una de las maravillas que prometen los anillos de pito es mantener la erección por mucho más tiempo (hacen presión en la base de la verga, reduciendo el flujo sanguíneo, y así mantienen la sangre donde se ocupa). Por eso los nobles chinos los usaban para adornarse la reata y, claro, para poder satisfacer el love me long time de sus pinchimil concubinas.

Hoy todos incluyen vibrador y hasta las marcas de condones tienen sus líneas de anillos desechables que venden en las farmacias. Pero prepárenseme para lo bueno: LELO. La marca que maneja la pura finura en juguetes sexuales sacó el Oden 2, un anillo vibrador, sumergible y recargable, que funciona con un control remoto sensible al movimiento (que también vibra para que la otra persona sepa lo que estás sintiendo).

El vibrador es lo suficientemente rifado como para que usted, caballero, simplemente le dé vuelta y reciba estimulación escrotal de primera (yo digo que le des el control a tu nalguita y dejes que te sorprenda mientras dan el rol).

La neta, el juguete sexual que gana, por antigüedad y popularidad, es el dildo. El primero que se conoce es de hace unos 28 mil años y mide 20 centímetros de largo y tres de diámetro; lo encontraron en una cueva en Alemania, pero bueno, tampoco podemos estar seguros de que neta lo usaran como estimulador sexual. Los que sí topamos como los consoladores más antiguos son del siglo 5 a.C., se llamaban olisbos y son producto de los buenos griegos.

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‘Ora, el primer vibrador se inventó en 1869 y funcionaba con un motor de vapor. La función mecánica se creó porque los victorianos trataban la histeria masturbando a las morras y los doctores se quejaban de cansancio y dolor en las muñecas por tanta chamba.

En este campo hay harta variedad (y ya entrados en gastos, también vamos a incluir aquí los masajeadores de punto G masculino), las formas, tamaños, materiales, colores y texturas parecen no tener límite. De todos modos, lo último de lo último son los dildos de más de cuatro velocidades, con acabados en silicón quirúrgico y diseños aerodinámicos que te hacen sentir más cercana a haber comprado un gadgetde Mac, que un pene artificial para hacer feliz a tu pucha (aunque, los precios también tienen mucho que ver con esta comparación).

A pesar de la variedad, para las morras, en el mundo de los dildos hay un rey: el conejo. Los (benditos) japoneses lo inventaron a mediados de los 80 al agregarle figuras de animalitos a los consoladores y hacerlos en colores de chamaca porque había una prohibición sobre la fabricación de juguetes sexuales (no es porque sean perverts ni nada así).

Según yo, el dildo de doble función se volvió estúpidamente popular porque la neta ningún humano puede hacer lo que él. El trip está así: la punta se mueve —en círculos, generalmente— estimulando el punto G y las orejas del conejito vibran alegremente justo en tu clítoris.

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Y, ya que hablamos de lo que ningún humano puede hacer, también me topé con unos masturbadores,creados por Pipedream, que parecen bastante rifados (porfa, cuéntenme si los han usado). Operan con baterías, están hechos con silicón TPR (ese apretujable y suavecito) y, además de la funda texturizada, manejan perlas de metal que dan estimulación extra.


Da click en la imagen para ver el video.

El origen directo de este tipo de juguetes son las fleshlights (esas “mangas” de plástico que en la punta tienen la reproducción de una panocha, un ojete o una boca), creadas en 1994. Sin embargo, podemos remontar éstas al juguete sexual masculino más popular: la muñeca inflable.

Hay registros de muñecas y maniquíes de cogedera más o menos desde el siglo 17, pero en realidad las muñecas inflables aparecen hasta principios de 1900 —después de que, en 1839, descubrieron cómo vulcanizar el hule—, y su popularización se da hasta los 70.

A finales de los 90, los dudes de los estudios de cine se esforzaron en aplicar su expertise para crear muñecas cada vez más realistas, primero para el porno y después para el mercado. A estas alturas del partido, ya nos manejan un realismo que hasta destantea. De hecho, en Afrodita, una de las sex shops que visité, me contaron que también hay productores de estas muñecas sexosas en México… nomás necesitas unos 200 mil varitos y ya la armaste.

Sobra decir que, en general, muchos juguetes no están al alcance de nuestros bolsillos. Les estoy poniendo lo más acá, nomás para que vean cómo han cambiado las cosas, pero el punto es: si quieren darse su propósito, échense un rol por las tiendas de la Zona Rosa o el Centro. Muchas veces hay descuentos o saldos que pueden aprovechar, o, ya de perdis, sacan ideas para hacer su juguete casero.

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@dorotrix

Lee más en nuestra columna Lo sexy y lo cruel.