Los millennials se ríen de la generación Z y sus burlas

Para la mayor parte del mundo es posible identificar instantáneamente a un millennial promedio por su eterno apetito por el pan tostado con aguacate, una cierta inclinación por responder cuestionarios arbitrarios en línea y, ahora parece que también, por ser el blanco de las bromas de toda la Generación Z.

Hay una abierta guerra intergeneracional desarrollándose en Internet, y sorprendentemente no tiene nada que ver con los boomers, la generación a la que los millennials han culpado durante mucho tiempo (y tal vez con razón) por arruinar el mundo que heredaron. Por otro lado, la generación Z siempre ha albergado un desdén tácito hacia la generación nacida entre 1981 y 1996, burlándose (como Severus Snape, podría agregar un millennial) de ellos por sentirse orgullosos de sus plantas de interior y la casa de Harry Potter a la que pertenecerían. Pero las cosas realmente alcanzaron un punto álgido después de que por una reciente y perversa tendencia en TikTok la Generación Z se burlara de los millennials, criticando sus jeans ajustados, que dividan su cabello haciendo una línea de lado y su desenfrenado uso del emoji 😂, entre otras cosas, lo cual, me resultó bastante divertido (y acertado).

Pero resulta que la generación que ha vivido para contar la historia de dos recesiones económicas es más dura de lo que se podría pensar. Los millennials no están respondiendo con mucha amabilidad al hecho de que los adolescentes y veinteañeros los llamen viejos y anticuados.

Ahora, los millennials no solo están llamando a la generación Z “boomers glorificados” —dado que tendencias como los pantalones de mezclilla tipo boyfriend o mom y los peinados de raya en medio fueron popularizadas anteriormente por la generación nacida entre 1946 y 1964—, sino que también dicen que odian el emoji de la cara que llora de risa porque no son graciosos en absoluto.

Mientras tanto, otros millennials están ocupados deseando suerte a la generación Z para lidiar con el problema de los pantalones perpetuamente mojados o enlodados que los jeans ajustados parecían resolver, y algunos más están sorprendidos de que una generación pueda ser a la vez tan hipersensible y agresiva.

Y luego están aquellos que no pueden evitar deleitarse con seguir el impulso rebelde de hacer exactamente todas esas cosas que la generación Z considera poco cool.

Dicen que si pretendes apagar un incendio con fuego, todo lo que obtienes es un incendio más grande. Pero como espectadora neutral que forma parte de la microgeneración Zillennial, ser testigo de las perversas burlas que los millennials hacen de la subsiguiente generación de odiados haters es un glorioso desastre al que no puedo quitarle la vista de encima. Tráiganme más palomitas de maíz, por favor.

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