Artículo publicado por VICE México.Todos los días, durante los últimos dos años y medio, Pame Clynes sintió como si tuviera fuego, ácido y cuchillos en la vagina. Sensaciones que sus doctores en México sólo pudieron concluir erróneamente como un trauma psicológico.Los síntomas habían iniciado como una infección vaginal cuando estudiaba una maestría en Estados Unidos. El ginecólogo de la escuela le recetó antibióticos. Los doctores que le siguieron, dijeron e hicieron lo mismo. Pero las sensaciones iban en aumento. Había periodos de alivio y luego regresaba peor. Fuego. Ácido. Cuchillos. Los medicamentos no mataban el problema, sólo irritaban su flora vaginal.
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Vulvodinia es el nombre de la condición que Pame, una mujer de 35 años, padece desde hace seis años. No es un trauma, un virus, una infección, una bacteria o una enfermedad de transmisión sexual. Es el dolor crónico en la vulva que no tiene una causa definida pero que, en Estados Unidos, afecta a más de 6 millones de mujeres, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Harvard, avalado por el Instituto Nacional de la Salud de dicho país.En México no se reconoce como un problema ginecológico y tampoco cuenta con un diagnóstico, tratamiento o investigación sobre la cantidad de mujeres que puedan padecerlo, aunque es probable que se trate de miles como ocurre en el resto del mundo.“Cuando yo empecé con los síntomas, nadie me habló de la vulvodinia y yo tampoco conocía el término. Estuve dos años y medio pensando que estaba loca. Los doctores me dijeron que era un trauma sexual o emocional. Como realmente no hay un estudio de sangre o algo que indique que tienes vulvodinia es muy fácil decir 'no es mi caso, ve al psicólogo'”, cuenta Pame.
“No es tan fácil como decir 'me duele la rodilla'”
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“Sentía el dolor, pero no lo estaba viviendo”
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