Salud

Por qué no me viene la regla si no estoy embarazada

A pesar de lo frecuente que son los retrasos en la regla y la angustia que produce para las mujeres, sigue siendo un problema que no tiene nombre.
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Fotografía por VICE 

“Hoy me ha bajado la regla después de 3 semanas de retraso y, por primera vez en mucho tiempo, estoy feliz y agradecida de tenerla. La primera semana de retraso no me preocupé demasiado porque estoy acostumbrada a sufrir estos desajustes hormonales. La segunda semana fue horrible. Sentía una angustia que se me subía por el cuerpo, llegué a tener pesadillas y busqué en todos los foros de buscandobebé.com sobre los síntomas. Me compré un test de embarazo y salio ‘error’ porque lo hice mal y corriendo, así que tuve que esperar un día más con el nerviosismo en el cuerpo, maldiciendome una vez más. A mi y a la otra persona por no haber sido responsables. Me parecía injusto estar yo sola sufriendo la incertidumbre. Llegué a escribir a mi madre y entre las dos calculamos si era posible según mi fase de ovulación. Mi hobby de cuarentena ha sido imaginarme escenarios en mi cabeza con el supuesto embarazo y qué haría si era positivo en medio de una pandemia mundial. Estaba muy asustada. Finalmente me hice el segundo test y salio negativo”.

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Eliminando el extra de angustia por el coronavirus, la historia de Ester podría ser el relato de muchas otras mujeres, pues si normalmente la regla es señal de que empiezan unos días de dolores de ovarios y pesadez física, no tenerla cuando se la espera provoca una angustia considerable.

“De los 15 a los 20 años mi mayor miedo en la vida era quedarme embarazada”, me dice Anabel, que al tener un ciclo menstrual súper regular –”me viene incluso a la misma hora siempre, entre las 12 y la 13”– la ausencia de sangre menstrual le provoca casi pánico, “te hablo de que a lo mejor he tenido cuatro retrasos en toda mi vida y obviamente yo estaba ya con el teléfono marcado de la clínica del aborto, era lo primerísimo que pensaba”.

"A pesar de lo frecuente que son estos retrasos, sigue siendo un problema que no tiene nombre"

Sin embargo, la última vez que le ocurrió era por un motivo distinto: “estuve casi 10 años usando un anillo hormonal método anticonceptivo y después de quitármelo solo he tenido un retraso: fue porque estaba currando muchísimo en un restaurante, tenía ansiedad, casi no comía ni dormía. Así que cuando no me bajó vi claro que esta vez sería por la situación”.

Teniendo en cuenta que la menstruación ocupa una gran parte de nuestras vidas –una mujer que tiene un regla al mes, con 5 días de sangrado, desde los 13 a los 43 años, habrá tenido la regla durante su vida un total de 2400 días, más de 6 años y medio sangrando– podemos hablar también de que estos retrasos son un problema generalizado para las mujeres. Las de Anabel y Ester son historias sorprendentemente comunes, de las que solo tendríamos que cambiar escasos detalles para hacerlas nuestras.

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Y sin embargo, a pesar de lo frecuente que son estos retrasos, sigue siendo un problema que no tiene nombre: mientras el término amenorrea hace referencia a la ausencia de regla durante un mínimo de tres meses –de 9 meses para las que tienen una menstruación irregular–, existiendo un vacío si se trata de tan solo unos días o semanas. La normalidad con la que se asumen estos retrasos hace que además desechemos la idea de acudir al ginecóloga, pues no lo llegamos a categorizar como un problema sino como parte excepcional de un mismo ciclo: ese vacío lo llenan las experiencias de madres, amigas o usuarias de internet.

“Nunca se me retrasa más de cinco o seis días, pero cuando ocurre siempre me agobio y pienso en la chunga situación de abortar, luego me relajo, hablo con mis amigas, hago cálculos y me convezco a mi misma que es normal”, me explica Sara compartiendo este relato común, “para mi es dramón porque soy super regular, pero nunca he pensando en acudir acudir al ginecólogo, antes iría a la farmacia a por un test de embarazo”.

"Antes de conocer los motivos de estas variaciones en la menstruación, lo más útil sería preguntarnos a qué nos referimos cuando decimos que tenemos una regla regular"

Anna Mallafré, ginecóloga y parte de la red de Doctoralia me confirma que este es el procedimiento habitual y también recomendado para retrasos que no superen los tres meses. “Lo primero que hay que hacer es realizar un test de embarazo, si es negativo y no hay otros síntomas, la paciente puede esperar y observarse, pues lo más habitual es que la regla aparezca”, y explica que eso que para nosotras supone una espera interminable, seguramente “se haya tratado de una alteración del ciclo puntual por una persistencia folicular”.

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“Si todo el mundo hubiera tenido un conocimiento mayor de cómo funcionan los diminutos mensajes denominados hormonas que nos conducen a través del ciclo menstrual, habría sido más fácil comprender un montón de otras cuestiones que cualquier mujer debería tener en cuenta en su vida diaria”, afirman las autoras Nina Brochmann y Ellen Stocken Dall en El libro de la vagina.. Por ello, antes de conocer los motivos de estas variaciones en la menstruación, lo más útil sería preguntarnos a qué nos referimos cuando decimos que tenemos una regla regular: esa rueda incesante que puede ir desde los 23 a los 35 días de duración.

“Todo empieza después de la regla, momento en que se inicia un nuevo ciclo menstrual. El cerebro segrega hormonas (FSH y LH) que estimulan el ovario y empiezan a crecer pequeños folículos primordiales dentro del ovario que segregan estrógenos”, explica Mallarfé, “estos hacen que prolifere y se engrose el endometrio. El folículo dominante, crece más que los demás y a mitad de ciclo, se produce la ovulación y se forma el cuerpo amarillo. Este último, aparte de segregar estrógenos, segrega también progesterona, haciendo que el endometrio ya crecido se prepare y adapte para recibir el óvulo fecundado. La duración del cuerpo amarillo es de 14 días, y si no hay embarazo, entonces aparece la menstruación”.

¿Y qué ocurre si no hay embarazo pero tampoco hay menstruación? “Que el folículo sigue creciendo produciendo estrógenos y al no haber progesterona porque no se ha producido la ovulación, no se desprende el endometrio”, responde la ginecóloga. Entonces no tendremos la regla hasta dentro de unos días porque las hormonas participantes en esta rueda se han desajustado, “este trastorno se produce especialmente en niñas que inician su menstruación y en la perimenopausia. También se puede producir en edad fértil, de manera ocasional”.

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"Si una mujer sufre un trastorno de alimentación severo asociados a un peso muy bajo, es probable que no haya ovulación ni regla"

Teniendo en cuenta que tanto en los primeros meses –o incluso años– y en los últimos de regla son habituales los desórdenes hormonales y menstruales, más allá de esto, los motivos habituales para los retrasos en la menstruación suelen tres: cambios drásticos de peso, estrés vinculado a cualquier tema personal o laboral, y padecer SOP o algún trastorno metabólico. Existen además muchas mujeres que argumentan haber tenido retrasos por viajes largos en avión o cambios de estaciones o de latitud, y aunque no se haya encontrado una explicación concreta que explique las razones, se tienen en cuenta como motivos habituales de pequeños desórdenes.

“Actualmente as causas más frecuentes de las alteraciones del ciclo o los largos periodos de amenorrea son el exceso de ejercicio y la pérdida excesiva de peso”, explica Mallafré, ya que estos cambios pueden “acompañarse asimismo de una alteración del eje hiptotálamo-hipófisis-ovario, el eje que regula ciclo menstrual. Esta alteración provoca una disfunción de la hipófisis que disminuye la secreción de FSH y LH –necesarios para iniciar el ciclo ovárico– y por consiguiente también disminuye el nivel de estrógenos en sangre”. Es por ello que si una mujer sufre un trastorno de alimentación severo asociados a un peso muy bajo, es probable que no haya ovulación ni regla.

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El estrés psicológico es también una causa común, por lo que puede decirse que el estado de ánimo afecta directamente a la menstruación, “esto ocurre porque uno de los órganos reguladores del ciclo hormonal es el cerebro: se han descrito por ejemplo ovulaciones durante la regla en situaciones de pánico, o épocas de amenorrea durante las oposiciones o los exámenes”.

Por último, podríamos estar ante un caso de SOP: el trastorno hormonal más común entre las mujeres en edad fértil, ya que afecta a entre el 4 y 12 por ciento, sin que la mayoría de ellas lo sepan. “Dado que tanto la hipófisis del cerebro como los ovarios liberan niveles erróneos de las hormonas que dirigen el ciclo menstrual, se producen menos ovulaciones o dejan de producirse. Esto se traduce en que la regla aparece con menos frecuencia o se retira del todo”, detallan en El libro de la vagina, donde advierten además que “si bien este es el aspecto más conocido del SOP, constituye sólo una pequeña parte de la enfermedad. El SOP es un síndrome, lo que significa que se compone de un conjunto de problemas que por lo general, aunque no siempre, se dan de manera simultánea, y todos se deben a una serie de trastornos del sistema hormonal”.

"Por si fuera poco, se asume que es competencia de cada mujer conocer los pormenores de su ciclo menstrual, de sus regularidades y excepciones"

Aunque estas todas estas explicaciones pueda parecer una clase de anatomía para adolescentes, algo que debería haber quedado resuelto en segundo de la ESO, lo cierto es que la mezcla de desconocimiento y reserva que pesa sobre la regla –solo lo hablamos con las amigas o con la ginecóloga, en confidencia– se explica precisamente por la falta de información sobre el tema, que queda relegado al vergonzante territorio de la posibilidad de embarazo, de la sexualidad irresponsable, de lo que no puede ser compartido.

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Además, por si fuera poco, se asume que es competencia de cada mujer conocer los pormenores de su ciclo menstrual, de sus regularidades y excepciones. Asimismo, los malestares por la impuntualidad del sangrado pasan a ser una acusación para con una misma, la prueba incontestable de que has hecho algo mal o de que no conoces suficientemente tu cuerpo.

“Tengo grandes temporadas, que pueden ir de 6 o 7 meses a un año, en que no me viene la regla de manera regular, suelen ir de los 35 a los 41 días. Me suele pasar en verano, he pasado varios sin la regla”, me cuenta Irene, quien ha tenido que hacer frente a este proceso de incertidumbre sobre su ciclo. “En varias ocasiones he ido a la ginecóloga y a mi médico de cabecera, pero he dejado de hacerlo después de que me dijeran varias veces que todo era normal, que sería porque un ovario está menos desarrollado”.

Sin embargo, cuando un verano entero no le bajó la menstruación su angustia aumentó, “le insistí que a mi no me preocupaba tener ciclos más largos, siempre que supiera que estaba todo bien. Así que me dijo que me hiciera una prueba de embarazo en el Centro de Salud, insistí que no estaba embarazada porque no había mantenido relaciones sexuales, era perder tiempo y recursos. Y él dijo que era el protocolo. Porque si iba al ginecólogo y resultaba que yo estaba embarazada, que qué iban a pensar de él. Accedí, me citaron unos días más tarde para hacérmela en el Centro de Salud. Pero la noche de antes me vino la regla después de tres meses, así que no volví”, concluye Irene, que ahora tiene 27 años y aún no ha encontrado una explicación ni un nombre para ese problema: simplemente ha tenido que acostumbrarse a vivir con la normalidad de no tener ciclos regulares. “Ya no me preocupa mucho, sobre todo me incomoda”.

*En todo el texto se utiliza mujeres como sinónimo de personas con genitales femeninos, en aras de simplicidad pero sin ninguna intención de excluir a las mujeres trans* de la categoría mujer.

@Berta_Gomez