El trastorno por videojuegos es considerado una enfermedad mental desde el pasado mes de junio, cuando la OMS lo incluyó en su Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-11). El documento no se actualizaba desde 1992, pero que no estuviera reconocido por los organismos internacionales de sanidad no significa que abusar de ellos no estuviera dando problemas hasta ahora.Miguel Ángel Márquez, coordinador del programa terapéutico Capacitic de Proyecto Hombre, que trabaja con jóvenes que presentan relaciones problemáticas con las nuevas tecnologías lo suscribe. "Las personas que abusan de videojuegos ya vienen presentando una serie de evidencias que han requerido de ser tratadas desde hace tiempo. Lo que ha ocurrido con la OMS ha sido que, simplemente, como hace también el DMSV [la Biblia de la psiquiatría], ha catalogado una serie de síntomas y lo ha llamado de una determinada manera. Y eso es también un modo de reconocer que existe un problema".
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Alejandro* es uno de los jóvenes que pasa cada semana por la consulta de Miguel Ángel y que supo que tenía un problema con los videojuegos antes de que la OMS lo catalogara como tal. Llegó a jugar 11 horas al día al League of Legends, uno de los juegos con más éxito a nivel mundial.
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"No me considero adicto al 100% porque no estoy ni estuve pensando en ello 24/7 ni me escapo de casa para jugar", comenta Alejandro. "Pero sí que sé que los videojuegos han causado problemas en mi vida personal. Eran mi vía de escape ante algunos problemas y muchas veces me apetecía simplemente relajarme para desconectar, así que jugaba. Pero se me fue bastante de las manos y cobró más importancia de la que debiera. No es el hecho en sí de jugar lo que es malo, lo más problemático es el dedicarle demasiado tiempo a ello cuando deberías usarlo para otras cosas más importantes", confiesa.Su terapeuta lo suscribe. "El abuso de videojuegos se convierte en un problema cuando el asunto trasciende al videojuego en sí. Cuando una persona pierde o renuncia a su estatus en otros ámbitos vitales, como pueden ser las relaciones familiares —personas que se enclaustran en sus habitaciones y empiezan a comer o a cenar solas, por ejemplo—, las relaciones con los propios amigos o el rendimiento académico o laboral. Ahí está el problema. Las personas con adicción a los videojuegos pierden el interés por todo aquello que no es el juego".
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"No me considero adicto al 100% porque no estoy ni estuve pensando en ello 24/7 ni me escapo de casa para jugar", comenta Alejandro. "Pero sí que sé que los videojuegos han causado problemas en mi vida personal. Eran mi vía de escape ante algunos problemas y muchas veces me apetecía simplemente relajarme para desconectar, así que jugaba. Pero se me fue bastante de las manos y cobró más importancia de la que debiera. No es el hecho en sí de jugar lo que es malo, lo más problemático es el dedicarle demasiado tiempo a ello cuando deberías usarlo para otras cosas más importantes", confiesa.Su terapeuta lo suscribe. "El abuso de videojuegos se convierte en un problema cuando el asunto trasciende al videojuego en sí. Cuando una persona pierde o renuncia a su estatus en otros ámbitos vitales, como pueden ser las relaciones familiares —personas que se enclaustran en sus habitaciones y empiezan a comer o a cenar solas, por ejemplo—, las relaciones con los propios amigos o el rendimiento académico o laboral. Ahí está el problema. Las personas con adicción a los videojuegos pierden el interés por todo aquello que no es el juego".
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Y ese fue el caso de Alejandro, que a sus 22 años se dio cuenta de que estaba jugando demasiado al LoL. "Me di cuenta de que estaba abusando porque mis amigos y mi familia insistían demasiado en que no cumplía con mis compromisos personales. Cuando entré en Proyecto Hombre tuve que reflexionar sobre qué quería hacer con mi vida académica, que compaginaba con mucho esfuerzo con jugar durante tantas horas, y con mi vida personal y familiar", añade Alejandro, que ahora juega durante aproximadamente dos horas diarias, cuando no queda con sus amigos "y no hay nada mejor que hacer"."El problema con las personas que desarrollan adicción a los videojuegos es, precisamente, que son incapaces de ver que tienen un problema. Que ya no pasan tiempo con su familia ni se relacionan con sus amigos, que apenas salen pero no achacan eso al juego sino a que ellos son así, a que siempre han sido así. Como no hay un cliché o un estigma en torno a los juegos online, mucha gente no lo reconoce, que es algo que sucede con frecuencia con las drogas legales también", comenta Miguel Ángel."Una persona adicta a la heroína o a la cocaína es muy probable que reconozca que tiene un problema. Con un adicto al alcohol es más difícil, pero con los juegos es muy complicado porque en un juego no te emborrachas ni te metes en problemas por ir borracho, por ejemplo. Digamos que no da pie a delitos ni a conductas de riesgo muy evidentes. Entonces es más complicado que la gente vea que tiene un problema, y para poder trabajar con una persona con adicciones es un imperativo que las reconozca", explica.
LA INCAPACIDAD DE RECONOCER LA ADICCIÓN
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"Además, también entra en juego el reconocimiento social. En ciertos juegos, sobre todo en aquellos que no tienen final, que son considerados eternos, vas adquiriendo una puntuación que te da status. Recibes una valoración, te puedes convertir en un líder a medida que vas jugando. Cuando te emborrachas con frecuencia nadie te dice 'qué bien bebes', sin embargo cuando juegas muy bien a uno de estos videojuegos sí que existe un reconocimiento social. Y cuanto más juegues mejor lo haces, así que es un bucle", añade Miguel Ángel."Una persona adicta a la heroína o a la cocaína es muy probable que reconozca que tiene un problema, pero con los juegos es muy complicado porque en un juego no te metes en problemas"
¿POR QUÉ ES MÁS PROBABLE QUE TE HAGAS ADICTO AL FORTNITE QUE AL MARIO KART?
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"Si juegas con amigos y contra amigos en el LoL, que es de 5 contra 5, es muy probable que todos los jugadores salgan de mejor ánimo que han entrado. Si juegas con amigos contra desconocidos la cifra baja bastante y se presentan más emociones negativas. Pero si juegas con gente que no conoces y contra gente que no conoces la capacidad de salir de la sesión de juego mejor que has entrado es mínima", concluye esta enfermera que se especializó en la utilidad de los juegos para concienciar y mejorar la salud."La persona que es objeto de la adicción siente un deseo que es irrefrenable de jugar, una necesidad imperiosa o patológica de llevar a cabo aquella conducta que le genera adicción"
LA ADICCIÓN NO ESTÁ EN EL JUEGO, ESTÁ EN TI
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¿CÓMO SÉ SI SOY ADICTO A LOS VIDEOJUEGOS?
"El problema es que muchos de ellos sólo se dan cuenta de su problema cuando acuden a programas de intervención y se les priva del uso de los videojuegos para reestablecer la normalidad en sus vidas. Muchas veces es eso lo que les hace ver la evidencia de que, realmente, jugar durante 6 o 7 horas al día y dejar de lado muchas de las cosas que antes ocupaban su vida no es saludable", añade.Alejandro, que ha llegado a jugar más de 6 y 7 horas opina que, para evitar adicciones, se ha de enseñar que los videojuegos forman parte del ocio y del tiempo libre, como lo son las clases de fútbol o baloncesto. "A mí me gusta comparar la adicción a los videojuegos competitivos con la vigorexia. Es decir, que una persona que vaya al gimnasio para mantenerse o ponerse en forma está muy bien y es saludable. Pero si sufres vigorexia sobrepasas un límite y de cuidar tu salud estás pasando a ponerla en peligro. Pues igual con los videojuegos", comenta. "Desde que me di cuenta de esto y me planteé por qué y cómo jugaba, he acabado tomando decisiones que han cambiado radicalmente mi día a día".Suscríbete a nuestra newsletter para recibir nuestro contenido más destacado."Cuando te emborrachas con frecuencia nadie te dice 'qué bien bebes', sin embargo cuando juegas muy bien a uno de estos videojuegos sí que existe un reconocimiento social"