Un hombre en una tabla de surf blanca montando una ola que rompe en la playa. Al fondo, la costa rocosa.
EL INSTRUCTOR DE SURF FLORIAN DIVERTIÉNDOSE EN UN LUGAR SECRETO FUERA DE LA CIUDAD. FINALES DE DICIEMBRE DE 2020. FOTO: NICOLAS MALLARET.
Viajes

Tras las olas con los surfistas de Marsella

Cuando piensas en lugares famosos para practicar surf en Europa, probablemente la costa mediterránea no te venga a la mente. Pero Marsella tiene algunas joyas ocultas.

Son las 9 a.m. de un domingo de finales de diciembre de 2020, en la playa de L’Huveaune en Marsella, a unos pasos de las famosas playas del Prado de la misma ciudad. Estamos a 14 grados en el agua, no más de 10 en el exterior; el frío y fuerte viento mistral ,típico de la región, sopla a toda velocidad. A pesar del clima, unas 30 personas ya se lanzaron al mar, con sus tablas de surf y los cierres de sus trajes de neopreno cerrados hasta la altura del cuello.

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"El surf aquí ha tenido un auge total", dice Florian, de 36 años, quien en 2010 fundó en Marsella la escuela de surf La 13ème Vague (La 13ª ola). Aunque el negocio ha sido bueno durante los últimos cinco años, la pandemia vino a darle a la comunidad del surf un gran impulso, ya que los gimnasios y las estaciones de esquí estuvieron cerrados durante el invierno. Hoy, Florian tiene 80 alumnos principiantes divididos en diez grupos de ocho. Los supervisa a todos con la ayuda de dos instructores.

“Tenemos a mucha personas adultas en estos días, especialmente mujeres entre 30 y 50 años”, dice. "Se están inscribiendo a clases de surf como si fuera el gimnasio".

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FLORIAN EN LA PLAYA L’HUVEAUNE CON PRINCIPIANTES DE SU ESCUELA DE SURF. DOMINGO 15 DE DICIEMBRE DE 2020. FOTO: ALEXANDRE VELLA.

El Mediterráneo, con sus rangos de mareas comparativamente bajas, regularmente no es considerado un buen lugar para surfear: las playas atlánticas en la región norte de Bretaña o en el extremo sur del País Vasco francés son los lugares más populares para practicar surf en Francia. Pero de abril a noviembre, la costa mediterránea alrededor de Marsella se ve constantemente azotada por el viento mistral del noreste, que crea olas pequeñas pero regulares, lo cual transforma la zona en un destino estacional para el surf.

Este lugar en particular, la playa de L’Huveaune, toma su nombre de un río local que desemboca en el mar aquí mismo. El flujo del río crea bancos de arena submarinos que ayudan a la formación de olas, que rara vez superan los dos metros de altura y son perfectas para principiantes. Esta playa, además, se encuentra junto a la carretera costera, lo que la hace fácilmente accesible tanto en auto como en transporte público.

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La playa L’Huveaune está justo al lado de la zona de las playas del Prado.

Quentin, un joven guardia de seguridad privado, se mudó desde el norte de Francia por motivos de trabajo y pronto se contagió de la fiebre del surf. Aunque no era fanático del surf antes de mudarse, de repente sintió la necesidad de probar los deportes acuáticos. "En un par de meses, probaré el surf en tabla de vela y el kitesurf", dice. "Si, cuando estaba en el norte, me hubieran dicho que haría este deporte, me habría reído".

Paul es un surfista veterano que hace unos dos años se mudó aquí desde Bretaña con su esposa y cuatro hijos. Trajo su tabla de surf, pero nunca pensó que llegaría a usarla. Descubrir la comunidad de surfistas de Marsella fue "una agradable sorpresa", dice, aunque extraña la amplitud de las playas de Bretaña y la etiqueta protocolaria de los surfistas del norte.

"El mar estaba lleno de gente", dice Paul al referirse a una sesión de surf el septiembre pasado. "Se supone que debe haber una persona por ola, para que todos tengan su turno. La gente aquí es hábil pero no muy educada". Malika, una mujer de 30 y tantos años de Marsella, concuerda. "Depende del lugar, pero a veces es un poco salvaje", dice. "Tienes que reclamar el espacio, lo cual es más complicado si eres una chica".

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QUENTIN, UN GUARDIA DE SEGURIDAD QUE RECIENTEMENTE SE MUDÓ A MARSELLA Y DESCUBRIÓ EL SURF. FOTO: ALEXANDRE VELLA.

Los surfistas locales conocen los mejores lugares para practicar surf fuera de la ciudad, pero no los revelarán en el corto plazo. “Quieres que sigan siendo secretos, como las partes del bosque donde crecen los mejores hongos”, dice Nicolas Mallaret, profesor de educación física, fotógrafo aficionado y entusiasta del surf.

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En su Instagram, Nicolas comparte fotos de sus aventuras como surfista, sin revelar nunca el lugar donde las tomó. Estos lugares no son para principiantes: en algunas áreas cerca de Marsella, donde la costa es rocosa, las olas pueden ser muy poderosas. “Pero incluso esos lugares a veces se llenan de gente”, dice Yann, un nativo de Marsella de 25 años.

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Los lugareños saben dónde está la verdadera diversión. FOTO CORTESÍA DE NICOLAS MALLARET.

Los publicistas han utilizado durante años la agradable atmósfera surfista para vender prácticamente cualquier cosa, desde lociones para después del afeitado hasta automóviles y perfumes. Pero apenas recientemente el deporte ha sido tomado lo suficientemente en serio como para convertirse en un evento de los Juegos Olímpicos; de hecho, antes de que se pospusieran los juegos, se suponía que este deporte haría su debut en Tokio el año pasado. Entre los favoritos del surf olímpico de 2021 hay dos hermanos nativos de Marsella, Antoine y Edouard Delpero. Los dos han ganado muchos títulos nacionales y europeos e incluso se han llevado a casa una victoria juntos: el campeonato de 2013 de la competencia por equipos del ISA World Longboard Surfing.

Los dos ahora viven en la costa vasca donde tienen una escuela de surf, pero comenzaron en Marsella, donde aún vive su familia. "Este invierno, casi no se podía surfear [en Marsella]", dice Edouard sobre el auge de este deporte entre los lugareños. "Toda la surfmanía está fuera de control". Él piensa que mucha gente se ha interesado en el surf debido a una cuestión de imagen o por su atmósfera. "Para ellos se trata de un estilo, nada más", dice. "Pero en esencia, el surf se trata de estar en contacto directo con las poderosas fuerzas de la naturaleza".

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SURFISTAS EN LA PLAYA L'HUVEAUNE, MARSELLA. DOMINGO, 15 DE DICIEMBRE DE 2020. FOTO: ALEXANDRE VELLA.

Hervé Amouyal, uno de los pioneros del surf en Marsella, compró su primera tabla en 1983 en una tienda de segunda mano después de leer algunos artículos en revistas especializadas. En aquel entonces, el internet básicamente no existía, ni ninguna de las aplicaciones de pronóstico de olas que usan los surfistas en la actualidad.

“En los años '83 y '84, éramos solo un puñado de nosotros”, dice Hervé. "Fue un grupo de estudiantes tahitianos de la Escuela Superior de Arquitectura de Marsella [un campus en las afueras de la ciudad] quienes se dieron cuenta del potencial de surf de la zona". Según Hervé, ellos fueron quienes descubrieron los mejores lugares para surfear en la zona e introdujeron el deporte en la comunidad del lugar.

Hervé y sus amigos crearon un servicio telefónico de pronóstico del tiempo para los surfistas locales. En 1992 cofundó el Sardine Surfclub y dos años después abrió una tienda especializada, la primera en la región. La ropa de surf ya era muy popular en ese momento, pero el interés por el deporte repuntó alrededor de 2010, dice Hervé. Fue entonces cuando empezaron a surgir otras escuelas de surf.

Aunque genera dinero, la nueva popularidad de este deporte en la región todavía molesta a los surfistas de la vieja escuela. “Solo queremos estar solos al montar nuestra ola”, dice Hervé. "El surf es un deporte individual". Cuando le pregunto si visita la playa L’Huveaune, Hervé se ríe. "Los verdaderos surfistas no trabajan mucho", dice, sugiriendo que al menos él tiene suficiente tiempo libre como para ir a lugares un poco más alejados que esos ya trillados.