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Cultură

Así se siente estar divorciado en tus veintes

Nos casamos en invierno y en primavera ya no funcionaba.

A juzgar por las estadísticas, es cada vez más difícil para las personas encontrar a sus almas gemelas: sólo el 10 por ciento de las mujeres y el 6 por ciento de los hombres en Estados Unidos están casados antes de cumplir 24.


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La cultura popular nos dice que los veintes son para pasarla bien y buscar a "ese alguien especial". ¿Qué se siente encontrar a ese alguien para para después darse cuenta que no era tan especial después de todo?

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Aquí hay cuatro historias anónimas de cuatro personas divorciadas con contextos muy diferentes. Ellos explican por qué se casaron tan jóvenes, cómo le dicen a sus nuevos ligues que ya estuvieron casados, y lo que se siente volver al juego.

Divorciado uno
Edad actual: 30
Edad a la que se casaron: 27
Edad a la que se divorciaron: 29

La conocí hace casi 12 años y aún recuerdo la canción con la que nos dimos nuestro primer beso. El alcohol siempre fue un catalizador en nuestra relación: tomábamos sin parar y eso a veces podía hacer que la pasáramos increíble o de la chingada, y creo que eso contribuyo a lo rápido e intenso que vivimos muchas cosas.

El día que supe que quería vivir con ella fui con su papá y le pedí permiso para llevármela en un caballo blanco y con serenata, todo esto por una canción que alguna vez fue de mis favoritas que dice algo así como: "hoy si quisiera robarte como en las películas de esas de antes". En mi puta vida me había subido a un caballo, salvo para tomarme una foto en Chapultepec cuando tenía 8 años, pero cuando se lo conté a mis amigos sonaba como un plan sólido. El señor me ayudó a conseguir el caballo.

El primer año que vivimos juntos fue uno de los más felices de mi vida, hasta que descubrí que tenía una relación de varios meses con alguien de su trabajo. Me suplicó que la perdonara, que estaba muy arrepentida. Yo creo que todos podemos cagarla y si es un error sincero tenemos derecho a una segunda oportunidad, así que se la di. Teníamos ya el plan de casarnos así que yo le dije "o nos casamos o cada quien agarra sus cosas y como si nada".

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Tres meses después de la boda me di cuenta que nunca dejó de ver a la persona de su trabajo. Decidí terminar la relación pero ella no estaba de acuerdo. Se puso muy violenta y me dijo que no iba salir de mi casa. En uno de los días mas tristes de mi vida hice una de las cosas de la que no me siento para nada orgulloso: en mi desesperación, hecho mierda, fui a casa de su papá y le dije "señor, así como vine a decirle que me iba a llevar a su hija, hoy vengo a decirle que se la traigo de vuelta".

El proceso de divorcio fue muy largo porque en la Ciudad de México no puedes solicitar un divorcio hasta cumplir un año de casados. Sentí que mi vida estaba en pausa; me sentía en la sala de espera de mi vida en la que no podía tomar ninguna decisión.

No quiero parecer una víctima. No soy ni muy malo ni muy bueno, pero al menos todos los días trato de ser mi mejor versión. Cuando le pedí el divorcio, ofrecí pagarle las cosas que ella había comprado para la casa. Después de chocarme el carro y un intento de suicidio de su parte, acordamos una cantidad. Lo más triste es que la última vez que nos vimos mientras estábamos casados, tuve que hablarle a una patrulla para que la sacara de mi edificio porque ella quería $200,000 pesos por "estatutos", sea lo que sea que esa mamada signifique. Lo único que me queda claro es que si las cosas hubieran sido al revés, yo habría tenido que agarrar mis guitarras, mi ropa, mi PS3 y hubiera salido con la cola entre las patas de su vida.

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Divorciado dos
Edad actual: 29
Edad a la que se casaron: 24
Edad a la que se divorciaron: 27

Conocí a mi ex esposa en la Infantería de Marina en Camp Pendleton en California, justo afuera de San Diego. Los dos estábamos viviendo en los cuarteles de la base. Yo tenía 24 años y ella 20. Todas nuestras citas antes de casarnos fueron en la base.

Yo estaba muy enamorado de ella en el momento y sé que ella también. Nos pareció que casarnos era lo correcto. Al mismo tiempo, cuando te alistas en el ejército y estás en la base, te pagan poco. Cuando uno se casa, se puede mudar a un departamento fuera de la base y conseguir un subsidio para vivir con un par de miles de dólares al mes, que es un gran incentivo. La idea de mudarnos fuera de la base y y tener una relación real era demasiado atractiva.

Creo que al principio estábamos muy emocionados y así seguimos hasta justo después de casarnos. Nos dieron un departamento cerca de Oceanside, California, pero no sabíamos lo que estábamos haciendo y yo no estaba preparado para ese cambio de estilo de vida. Después de cuatro meses de vivir juntos como una pareja casada, comencé la transición de los militares. Yo había pensado en salirme del ejército y ella no quería realmente que hiciera eso porque ahí teníamos estabilidad. Además, ella todavía tenía dos años y medio por delante antes de poder salirse.

"Por supuesto que fue una mala idea. Terminé siendo una estadística".

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Pero mi alistamiento se acabó y mi vida cambió inmediatamente. Pasé de tener una rutina diaria muy estricta a tener tiempo libre y nada que hacer. Solicité mi baja y me inscribí en una escuela. Yo estaba en mis veintes y ganando un mucho diner por parte del gobierno sin trabajar, así que salía mucho. Ella todavía estaba haciendo el servicio militar y tenía una existencia corta y seca. Estábamos en el mismo canal cuando nos conocimos pero ocho meses después yo tenía una agenda e intereses completamente diferentes, y ella también. Al final del día, ese fue el razonamiento con el que decidimos nuestra separación.

Nos separamos un año después de casarnos, tal vez menos, y luego nos divorciamos muchos años después. La separación no incluyó ningún round de gritos ni nada, pero decidimos seguir casados para que se pudiera quedar con el departamento fuera de la base y mantener sus beneficios mientras terminaba su alistamiento.

Tan pronto como nos separamos, empecé a salir con otras chicas. Empecé a ir a citas y a coger, hasta conocí a una chica con la que tuve una relación de cuatro o cinco meses. El matrimonio y la separación no arruinaron mi juventud. Pero al mismo tiempo, la gente de nuestra edad no está acostumbrada a escuchar que la persona con la que se están acostando ya se casó y se divorció. Estando separado, recuerdo haberle contado todo a una chava con la que estaba saliendo y se encabronó y se volvió un gran problema. Cuando eso pasó, tuve que analizar todo y me dije "Güey, tienes que hacerte cargo de esto y conseguir un divorcio real, o esto te va a quemar para siempre". Por suerte, yo vivo en un lugar donde muchas personas critican la generación de sus padres y piensan que los tabúes del divorcio deben morir con esa generación.

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Pero, en el fondo, me decepcioné de mí mismo durante mucho tiempo porque no escuché lo que mis padres y otros adultos responsables me dijeron: "Casarse por impulso siendo tan joven es una mala idea". Y por supuesto que era una mala idea. Terminé siendo una estadística.


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Divorciada tres
Edad actual: 25
Edad a la que se casaron: 23
Edad a la que se divorciaron: 25

No soy para nada una persona tradicional. Crecí en una comunidad poli-amorosa que viajaba por Europa en camión. Ahora trabajo como partera, asistiendo partos y dando consultas a mujeres embarazadas. Mi comprensión tanto de la monogamia como del matrimonio es probablemente diferente a la mayoría. Pero aún así, me casé por el civil en Estados Unidos.

Me mudé de Londres a Nueva York porque tenía algunos clientes allí. Conocí a mi ex marido al poco tiempo. Nuestra relación se volvió súper intensa muy rápido. Después de nuestra cita a finales del verano del 2013, sentía algo por él que nunca antes había sentido, y eso que ya había estado enamorado una vez. Pasamos casi todos los días juntos durante un mes hasta que tuve que regresar a Europa por trabajo. Él me dijo que me amaba antes de irme, y más tarde me visitó en Londres, donde por sorpresa para los dos quedé embarazada.

Lo visité en Nueva York y hablamos seriamente sobre matrimonio. Cuando regresé y descubrí que estaba embarazada, me dijo que no sabía cómo iba a poder hablar conmigo otra vez si me quedaba con el bebé. Aún así, el matrimonio parecía buena idea por tres razones muy intensas: Estaba locamente enamorada de él, necesitaba una visa para poder regresar a Nueva York a trabajar y estar con él, y estaba embarazada.

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Nos casamos en febrero del 2014, menos de seis meses después de habernos conocido.

Nos casamos en invierno, y nuestra relación comenzó a caerse a pedazos en primavera. Yo seguía enamorada pero pasaron algunas cosas muy importantes que hicieron imposible que estuviéramos juntos. El factor más importante era que yo sentía que él me presionó para abortar. Nunca me imaginé a mí misma abortando. No soy para nada así. No tiene nada que ver con la vergüenza o la crítica a los abortos. Me sentía mal por dejar que alguien me llevara a hacerlo. Mi marido dejó en claro que si tenía al bebé, él no nos iba a apoyar. El dinero no importaba porque yo tenía ese poder, pero el tenía poder emocional sobre mí.

Aunque obviamente es más complicado de lo que parece, la idea del casarse por una visa puso tensión extrema en él porque puso en riesgo su trabajo. Y el aborto puso un estrés extremo en mí porque contradecía mi carrera como partera. Yo doy la vida, no acabo con ella. Así que nos separamos en el verano del 2014, aunque legalmente sigo casada, así que podría obtener mi visa en última instancia, después de estar "casada" por cierta cantidad de tiempo.

Nuestra relación me dolió mucho y se sintió como si hubiera perdido una gran parte de mí. Yo estaba en shock. Siento como si me hubiera sacado dolor de otras personas también. Puedo ser muy emocional, pero también puedo ser muy sexual y exigir poder. Después de la separación, me acosté con quien yo quisiera, cuando quisiera, casi inmediatamente después porque así es como siempre viví antes del matrimonio. Me olvidé que las nuevas personas con las que me acostaba tenían sus propios sentimientos, o que hasta yo podía tener nuevos sentimientos hacia ellos, porque no estaba permitiéndome seguir adelante después del matrimonio.

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"Cuando admites que has estado separada o divorciada, es como admitir que fallaste".

Le decía a la gente con la que me estaba acostando que todavía estaba casada legalmente. A algunos les molestaba pero a otros hasta les gustaba, como un fetiche. Pensaban que era algo nuevo o algo no tradicional y por lo tanto emocionante. Pero a mis clientes —mujeres embarazadas y a sus parejas—, no podía decirles que mi matrimonio se había derrumbado. Cuando admites que has estado separada o divorciada, es como admitir que fallaste. No me importaba lo que pensara la gente con la que estaba saliendo casualmente, pero como trabajo con personas que están empezando una familia, no inspira hacerles saber que no funcionó para mí.

El verano pasado, dos años después de que nos conocimos por primera vez y un año y unos meses desde que nos separamos, nos dieron legalmente el divorcio. Si hubiéramos seguido "casados" sólo un poco más de tiempo, sería elegible para una visa de diez años. Pero él me jodió. Me las tengo que arreglar con sus decisiones todos los días. La relación siempre se sentirá como una carga. Personalmente estoy mejor porque puedo admitir que perdí a mi mejor amigo, pero todavía tengo una carga mental.

Espero casarme legalmente otra vez, algún día. Quiero tener un hijo pronto. La idea del matrimonio en sí nada más es una cosa práctica para mí, pero la idea del amor puro y una asociación que puede durar mucho tiempo es algo que creo que es real. En el momento en que conozca a la próxima persona que me haga sentirme tan apasionadamente enamorada, habré aprendido mucho.

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Divorciado cuatro
Edad actual: 24
Edad a la que se casaron: 18
Edad a la que se divorciaron: 19

Estoy felizmente casado desde marzo, y este es mi segundo matrimonio. En mi primer matrimonio no había nada formal. Quedé embarazada y en ese momento le empecé a decir marido por la inseguridad. Me aterraba estar sola así que en vez de tratar de calmar mi ansiedad y mis muchas emociones, me convertí en una víctima petrificada y quedé atrapada viviendo con alguien que nunca me dejó conducir, conseguir un trabajo, ir a la universidad, o ver a otras personas. Los dos teníamos 18 y él estaba todo el tiempo con sus socios y me dejaba en nuestro departamento sola. Controlaba todo en nuestras vidas y yo lo permití.

Nuestra hija nació, y un año más tarde decidimos hacer la boda. Él me consiguió un anillo de una joyería de un centro comercial y gastó mucho para poder presumir, pero no hubo ninguna propuesta de ensueño. Dos semanas antes de la boda que habíamos planeado, cuando nuestra hija tenía un año, me engañó por última vez. Después dde confrontarlo, nos corrió a nuestra hija y a mí de la casa. Como yo no tenía una educación académica, y además todo me daba miedo, no tenía ni idea de mis derechos y no peleé por nada, dejé todo, agarré a mi hija, y nunca miré para atrás. Hasta hice una fiesta por haber "esquivado una bala" el día de la boda.

Ni siquiera hablamos del divorcio. Sólo tuve que dejar de usar su apellido en documentos oficiales durante seis meses y registrar mi nueva dirección, y luego el estado de Texas concluyó el derecho común de casamiento. Tengo un formulario maravilloso y todo.

Apenas tenía 19 años, y me sentía horrible por haberme divorciado tan joven. Empecé a ponerme al día con amigos con los que mi marido había cortado relación. Un viejo amigo, en particular, se apuró y empezó a llamarme la atención. Él puso el pie en la puerta aunque yo le se la siguiera cerrando en la cara. Quería estar en mi vida y la vida de mi hija. Era difícil y raro ver a una nueva persona intentar varias veces ganarse mi confianza y amor. Yo no podía entender cómo me veía como un premio, pero lo hizo y estoy agradecida por ello. Al principio le dije que no "salía con alguien" porque no quería conseguir una niñera para mi hija. Le dije que si quería estar conmigo, tendría que ser alrededor de ella también.

Para mi sorpresa, no sólo estuvo de acuerdo, también dijo que no lo habría hecho de otra manera. Así que nuestras citas involucraban Chuck E. Cheese, películas dobladas, zoológicos, parques, acuarios, museos, cualquier cosa relacionada con niños. Me dejó alucinando que ella se portara de forma natural con los dos y se sentía como en una familia. El anterior no fue un matrimonio; era más como el síndrome de Estocolmo.

Era nueve años mayor que yo y también divorciado a una edad temprana después de estar en una relación abusiva. Muchas personas criticaron el hecho de que estuviéramos juntos tan poco después de que había dejado a mi ex, pero para mí era como estar en una vida totalmente nueva donde por fin estaba feliz.

Muchas personas asumen que quienes se divorcian jóvenes son tontos y sin educación, pero muchos que yo he conocido fueron víctimas predispuestas para circunstancias abusivas. Yo diría que los divorciados jóvenes son ingenuos, no estúpidos. Un anillo no significa que están comprometidos, y tampoco lo hace un bebé, como en este caso.