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Cultură

“Mejor llama a Pilar” es la nueva estafa del coaching televisivo

Una coach que no conoce nadie, parejas que estarían mejor separadas y la terapia más absurda que os podáis imaginar. Y aún así la gente lo mira.

Cuartel general de Mediaset. España. Inicios de 2015. Los peces gordos del grupo tienen una reunión de contenidos para aprobar nuevos proyectos.

–A ver, ¿qué me traes hoy?

–Tenemos algo potente, Paolo, una bomba. Un "Hermano mayor" con parejas en crisis. Se acabó lo de los porreros con síndrome de abstinencia y lo de los camellos de barrio que destrozan puertas y paredes. Eso ya está superado: la gente ya se descojonaba con los chavales, no dábamos miedo. Esta es la nueva mierda. Se llamará "Mejor llama a Pilar".

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–¿Otra vez coaching? Joder, parece que solo sepáis hacer eso.

–A la gente le gustan los vendedores de alfombras, ya lo sabes. Pero esta vez es diferente, tenemos algo fresco y rompedor que puede petarlo.

–Cuéntame más, de momento no lo veo.

–Tenemos a una pareja de canis para el primer programa que es la hostia, se llam…

–¿Canis?¿Qué es eso?

–Chonis, killos, poligoneros… Es como si mezclas a un futbolista con un personaje de "Aída".

–Ah, vale, vale, sigue…

–El caso es que el chico le puso los cuernos a la novia cuando se enteró que ella se había quedado embarazada. Y se los puso con la ex. Viven en casa de la abuela de ella y son un puto desastre como pareja.

–No suena mal. ¿Cuáles son los principales conflictos entre ellos?

–Bueno, eso tenemos que pulirlo y recomponerlo aún, la cosa está algo verde, pero básicamente la cosa es que ella le echa broncas por todo y él es un puto desastre. No sabe tender la ropa, ligotea con todas las que se cruzan, mete a sus amigotes en casa y tiene cero interés en todo lo que le diga ella.

–¿Ya está?

–Sí, de momento sí. Estamos trabajando en ello aún. Hemos ido a buscar a la ex pero no quiere salir. Y no hay forma de que discutan por algo más que por gilipolleces.

–¿Me estás diciendo que el gran problema entre ellos es que él no sabe tender la ropa?

–Ahora mismo es la escena más potente de conflicto que tenemos entre ellos. No es definitivo, claro. A él le pusimos una foto de una chica en la cartera y se la entregamos a ella, a ver cómo reaccionaba…

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–¿Y cómo fue?

–Bueno, ella hace el esfuerzo de echarle la bronca, pero no funciona. A él le resbala bastante.

–¿Cómo se defiende él?

–Bueno… le dice que se encontró la foto en la calle y se la guardó en la cartera.

–¿Cómo?

–Sí, le dice eso, que encontró la foto y la guardó por si acaso.

–¿Me has visto cara de imbécil?¿Crees que la gente es idiota?

–No, no, pero creo que puede funcionar. Ella es insoportable, y se pasa el día gritando y persiguiéndole, y él es el típico perdedor que se cree algo y que suelta perlas que nos pueden venir bien.

–¿Tipo qué?

–Tipo "no quiero vivir en este pueblo porque está lleno de catetos", y es difícil encontrar a alguien más cateto que él. Por ahí podemos tirar del hilo.

–¿Quién hace de coach?

–Es una mujer. Se llama Pilar Cebrián.

–No la conozco.

–No es conocida, pero se cree la película. Y eso ya es algo. Bastante mejor que el pobre diablo que substituyó a Aguado en "Hermano mayor".

–Me timasteis bien con ese tipo, eh, cabrones…

(Ríe nerviosamente)… fue una decepción, sí. Bueno, el caso es que esta chica le pone ganas e intenta ser convincente y creemos que tiene potencial para llevar el programa y convertirse en una nueva estrella del género.

–¿Y la terapia?¿Qué tenéis pensado?

–Aquí es donde creo que podemos enganchar al público. A estos dos les obligamos a que se organicen para montar una tienda de campaña. En pleno mes de julio, a 30 grados.

–¿Una tienda de campaña?

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–Sí, sí, él le da indicaciones y ella suda la gota gorda para montar el chiringuito.

–¿No tenéis nada mejor?

–Sí, sí. Luego protagonizan una guerra de lanzamiento de globos llenos de pintura. Y ella da una clase de patinaje. Ah, y a ella la hacemos superar una serie de obstáculos con los ojos vendados siguiendo las instrucciones del chaval… Al final los dos recapacitan y se dan cuenta de todos sus errores. Y se reconcilian. Y todo acaba bien, que es algo…

–Para, para, no hace falta que sigas. Es decir. Si no he entendido mal, me estás intentando colar un programa en el que una coach que no conoce ni Dios evita que una pareja de tarados se divorcie en 50 minutos. Y que además evita la separación con una terapia de shock que consiste en que hagan patinaje, se lancen globitos de pintura o se pongan a montar una tienda de campaña. ¿Es eso?

–A ver, dicho así suena raro.

–¿Raro? Yo diría que suena a la mayor gilipollez que me habéis intentado colar desde esa serie de zombies… Suerte que nos costó cuatro duros.

–Eran infectados.

–Lo que sea.

–No, mira. Tenemos un plan, Paolo. Y creemos que este programa irá bien. "Mejor llama a Pilar" es la revolución del coaching en televisión, escúchame. Piensa una cosa: cuando la gente mira este tipo de programas lo que se espera es que la coach de turno solucione los problemas de la gente que sale en la tele. Sale una pareja rota y tú estás en casa pensando que el programa hará todo lo posible para recomponerla. Lo que no se esperas es que en realidad el programa te está ayudando a ti. Es la autoayuda pero de forma indirecta.

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–No sé de qué coño me estás hablando…

–Cuando la gente vea el programa sentirá que su vida es mucho mejor. Es una terapia a terceros. Verán a las parejas protagonistas y se sentirán aliviados. Nos hemos preocupado de buscar parejas insoportables, chicos y chicas que no tendrías en casa ni una tarde, para que el espectador lo vea para darse cuenta de que su vida de pareja es menos infernal de lo que pensaba. Joder, si incluso haremos felices a los que estén solteros. Si estás soltero y te sientes agobiado por no tener pareja, el programa te aliviará de golpe. Y si te has divorciado o te has separado hace poco y tienes remordimientos, ver lo que te has quitado de encima también te ayudará. Es un win-win, Paolo.

–Visto así… pero creo que la gente se cachondeará del programa. Cada emisión se convertirá en una fiesta en Twitter…

–Joder, eso es lo que queremos. Hay veces en que a la audiencia le gusta que la tratemos como si fuera imbécil, no siempre, claro está, pero puntualmente va bien tirarles un bistec por el que pelearse para saber quién es el más ingenioso, brillante e inteligente. Y este programa es ideal. A la gente en Twitter le encanta demostrar que no se deja engañar ni estafar, que es más intuitiva que el resto. Como si lo viera: miles de listillos haciendo bromas y comentarios sarcásticos sobre la terapia y la finalidad del programa, miles de sabiondos explicándole al mundo que ellos no se dejan engañar por la televisión. Que vengan, les estaremos esperando.

–Compro.