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Por qué las personas con síndrome de Down deberían poder participar en combates de MMA

"Ya se trate de sexualidad o de deportes, las personas sin discapacidades tienen un historial terrible cuando se trata de priorizar nuestras necesidades, deseos y derechos".

En 2013 Garrett "G Money" Holeve, un luchador de MMA con síndrome de Down, recibió amplia atención mediática cuando su lucha contra David "Cerebral Assassin" Steffan, un atleta olímpico con parálisis cerebral, fue interrumpida por una orden de último minuto de la Comisión de Boxeo del Estado de Florida. La decisión generó polémica. El lado procomisión calificó la participación de artistas marciales con discapacidad en un deporte de combate como un acto bárbaro y explotador, y sugirió que los combatientes eran incapaces de entender lo que estaban haciendo.

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"Aunque cada uno de ellos merece ser aplaudido por sus logros, no se puede decir lo mismo de aquellos que están dispuestos y con ganas de verlos participar en una pelea en una jaula para el disfrute de otros", argumentó Bryant Gumbel en Real Sports, y agregó: "No puedo concebir que se exponga a una persona con discapacidad a una serie de riesgos a largo plazo que podría incluso no entender".

La Sociedad Nacional de Síndrome de Down, (NDSS por sus siglas en inglés), partidaria de Holeve, se mostró en desacuerdo con esa postura y argumentó que el atleta tenía capacidad de agencia y por lo tanto era capaz de tomar sus propias decisiones. "Al Sr. Holeve le han negado su derecho a la igualdad de oportunidades", declaró la NDSS en un comunicado oficial de apoyo a G Money. La organización también ayudó a difundir una petición que instaba a la Comisión de Boxeo del Estado de Florida a que le permita luchar competitivamente. "Muchos de los que practican MMA buscan luchar en combates oficiales como una progresión natural del deporte. El caso del señor Holeve no es diferente: quiere progresar en el deporte, tiene que dar el siguiente paso e intentó darlo. Pero a pesar de que está calificado para luchar contra un oponente de igual experiencia y capacidad, la Comisión de Boxeo de Florida, a través de organizaciones amateur de sanción, ha impedido que el Sr. Holeve de el siguiente paso".

Holeve y Steffan combatieron en Missouri en noviembre de 2014. G Money ganó ese partido por sumisión. En abril de 2015, Holeve fue galardonado con el Premio al activista del año de la Sociedad Nacional de Síndrome de Down por defender su propio derecho a luchar y por el trabajo que hizo en nombre de todos los atletas con discapacidades. En agosto, gracias al éxito de su petición, el luchador finalmente pudo competir contra Steffan en su estado natal. El asesino cerebral ganó el encuentro.

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Ahora Holeve es otra vez centro de atención gracias a un nuevo documental del diario británico The Guardian, que sigue al artista marcial mientras se prepara para luchar contra su oponente y contra sus detractores. El video ha recibido la atención de los medios especializados en el MMA y de medios más convencionales como Time y People, y ha provocado otra ronda de debate sobre la seguridad y la conveniencia de permitir que las personas con discapacidades participen en deportes de combate.

La madre de Holeve, Susan, llega al corazón de la cuestión en el documental. "Creo que en general la gente no se siente cómoda con las personas con discapacidades intelectuales o físicas", afirma sin rodeos. "Creo que la gente que se siente incómoda al ver luchar a Garrett es la misma que se sentiría incómoda al sentarse y comer con él".

Algunos dicen que nuestra sociedad está mejorando en el proceso de aceptar que las personas con discapacidades existen, pero ese punto sigue siendo discutible. La gente apoya a las personas con discapacidad cuando se trata de historias "inspiradoras". Pero el asunto se vuelve mucho más espinoso cuando se trata de aceptarlas como seres humanos autónomos que no siempre van a tomar decisiones que no desafían nociones preconcebidas sobre ellos (o sobre nosotros, para ser claro, soy autista). Ya se trate de sexualidad o de deportes, las personas sin discapacidades tienen un historial terrible cuando se trata de priorizar nuestras necesidades, deseos y derechos.

Claramente las Artes Marciales Mixtas no son la opción más saludable y segura que podría elegir Holeve. Pero no es la opción más saludable ni segura que podría elegir cualquier otro atleta. Es un deporte de contacto pleno que trae riesgos. Si Holeve es consciente de estos riesgos —y parece ser consciente de ellos en el documental— entonces no depende de nadie más que de él tomar esa decisión. Y si él quiere hacerlo frente a una audiencia, entonces también puede tomar esa decisión independientemente de cómo crea cualquier otra persona que será percibido.

En vez de preguntarnos si Holeve debería poder luchar o no, quizás la pregunta más útil y productiva que deberíamos hacernos es: ¿cómo podemos hacer que la carrera que él eligió sea lo más segura y justa posible dadas las circunstancias? En lugar de luchar contra él, podemos luchar con él para crear mejores condiciones para todos los atletas discapacitados.

Esto es parte de lo que Holeve y su familia buscan con su trabajo en la Fundación Lucha de Garrett, una organización que ayuda a los atletas con discapacidades ofreciéndoles entrenamiento modificado y coaching individualizado. También proporciona terapia de kickboxing.

Cualquier persona que esté realmente preocupada por la salud y el futuro de Holeve —y el dilema de cualquier artista marcial discapacitado— es más que bienvenida a tomar acciones en lugar de quejarse.