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El documental que cuenta cómo los nazis robaron miles de obras de arte

'Hitler vs Picasso' cuenta la obsesión de Adolf Hitler y de otros grandes mandos del partido nazi por robarse y acumular obras de arte en toda Europa. El documental podrá ser visto esta semana en Colombia.
Foto vía Wikimedia Commons.

Artículo publicado por VICE Colombia.


En 2010, varios oficiales de aduana detuvieron a un anciano de 70 años en un tren que iba de Zurich a Munich con 9.000 euros en efectivo en el bolsillo. La cantidad absurda de plata y el sospechoso comportamiento del hombre, Cornelius Gurlitt, llevaron a las autoridades a indagar una posible evasión de impuestos.

Dos años después, otros oficiales entrarían al apartamento de Gurlitt, en Munich, solo para encontrarse con cerca de 1.500 obras de arte que se creía habían sido destruidas en un bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial. Las obras, que en algunos casos estaban arrinconadas en cajones y maletas junto a comida en descomposición, incluían pinturas de Picasso, Monet, Delacroix, Matisse, entre otros. Esas 1.500 obras hacían parte de las más de 600.000 que el régimen nazi se apropió durante la Segunda Guerra Mundial y que fueron robadas de galerías y museos o compradas coercitivamente a coleccionistas privados.

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Esa es la historia que cuenta Hitler vs Picasso, un documental que entrevista a descendientes de víctimas del Holocausto, a historiadores y a críticos de arte para reconstruir lo que fue la expropiación y el robo masivos de arte en toda Europa por parte de los nazis. “Los alemanes han hecho mucho por restituir las injusticias del pasado, sin embargo el arte es su talón de Aquiles”, dice Anne Weber, una de las entrevistadas en el documental que hace parte de una organización dedicada a buscar obras de arte desaparecidas durante la Segunda Guerra Mundial.

La noticia de Gurlitt y de las más de 1.000 obras de arte que tenía acumuladas en su apartamento es una muestra de que el asunto de las obras de arte robadas por los nazis no se ha resuelto en los más de 50 años que han pasado desde el fin de la guerra. Es más, según el documental, aún hay alrededor de 100.000 obras perdidas y otras miles en medio de batallas legales entre las galerías y museos que terminaron con ellas y las familias que originalmente las tenían.

La fijación por el arte de parte del régimen nazi tenía que ver sobre todo con dos hombres: con el mismo Hitler —que de hecho aspiraba a ser pintor en su juventud y fue rechazado dos veces por la Academia de Bellas Artes de Viena— y con Hermann Göring, una de las figuras más poderosas del partido nazi y que almacenó por toda Europa miles de obras de arte escondidas en calabozos y minas de sal. El propósito final era tener la colección más grande de arte para hacer una especie de Louvre en Linz, la ciudad natal de Hitler.

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No obstante, la selección de arte de los nazis era particular: aunque entre las obras que robaron había pinturas de las vanguardias —como las del mismo Picasso—, tenían una preferencia por el arte clásico. A todo lo demás, a las vanguardias y todo tipo de arte moderno lo despreciaban y llamaban “arte degenerado”. De hecho, en 1937 el partido nazi organizó una gran exposición de “arte degenerado” con pinturas de Kandinsky, Chagall, entre otros, que colgaron de forma caótica para resaltar la “fealdad” de las obras. Más adelante, en un folleto de “arte degenerado” comandado por los nazis, comparaban retratos abstractos y cubistas con fotos de personas con deformidades faciales y otro tipo de enfermedades. Era otra forma de hablar de “inferioridad racial”.

La terrible y sistemática apropiación de arte por parte de los nazis era, en últimas, según cuenta el documental, otra de las formas en que ese régimen ejercía control total sobre los territorios a los que llegaban. Controlar las narrativas en el arte, el cine y la literatura era otra de las estrategias del nazismo para construir su propio mito y contar una nueva historia que borrara todo lo que no los favorecía o proponía cosas distintas a su estética. No en vano el partido nazi tuvo entre sus filas a Goebbels, la figura más representtiva del poder de la propaganda para el ejercicio de poder.

Detrás del robo masivo de arte por parte de los nazis está el reconocimiento del peligro que representan las manifestaciones culturales para un gobierno totalitario. O de pronto solo está la ira de artista frustrado de Hitler, quién sabe.


Hitler vs Picasso podrá ser visto en teatros el 26, 27, 28 y 29 de julio, para más información haga clic acá.