El colectivo que intenta hacer que los condones sean kawaii
Images Courtesy of Oops

FYI.

This story is over 5 years old.

Identidad

El colectivo que intenta hacer que los condones sean kawaii

En Taiwán, comprar y usar anticonceptivos se considera algo embarazoso. Un grupo de estudiantes taiwanesas está intentando cambiar esa idea, con adorables condones envasados como sushi, fruta y cupcakes.

En la consulta del ginecólogo aquí en Taiwán, la enfermera anuncia mi número. Voy al mostrador y, sin establecer contacto visual, procede a hacerme toda una serie de preguntas: ¿Tienes alguna alergia? ¿Para qué es la visita? De pronto, su voz se reduce a un suave murmullo y pronuncia algo completamente incomprensible.

"¿Perdona?, no te entiendo", digo inclinándome hacia ella.

Ella escribe una palabra en la parte de abajo de un pedazo de papel: 性

Publicidad

"¿Xing?", sacudo la cabeza, todavía confundida.

Ella lo escribe en inglés.

"Sexo".

"¡Ah! ¿Me estás preguntando si soy sexualmente activa?", le digo, con un tono de voz bastante elevado.

Se sonroja y asiente. Parece como si quisiera que se la tragara la tierra. Sin duda la he avergonzado, ¡a una enfermera que trabaja en la consulta de un ginecólogo!

En Taiwán, hablar abiertamente sobre sexo está todavía ampliamente estigmatizado. Irónicamente, las cuestiones sexuales se han convertido en una preocupación nacional porque Taiwán cuenta con una de las tasas de natalidad más bajas del mundo, pero no es porque la gente no mantenga relaciones sexuales, sino porque Taiwán posee una de las tasas de aborto per cápita más elevadas. La baja natalidad está provocando tanta ansiedad en la isla que el gobierno de hecho proporciona ayudas a las parejas que tienen bebés.

En Taiwán, los condones son el anticonceptivo más utilizado, pero lamentablemente para las mujeres existe un estigma en torno a su compra. Además, las parejas no siempre usan los condones correctamente, lo que desemboca en un elevado índice de embarazos no deseados.

"Recibí educación sexual brevemente durante el instituto. Había fotos de condones en los libros, pero aquello fue lo más cerca que estuve de ellos", me explica Jiang, una estudiante universitaria taiwanesa de 22 años de edad. "Jamás nos enseñaron a usarlos". Jiang y sus cuatro amigas están sentadas junto a mí en un Starbucks y sobre la mesa se apilan varios de los condones que han diseñado. Como parte de su tesis doctoral en la Universidad de Tecnología Tainan, estas mujeres han creado y fabricado una línea conceptual de condones llamada Oops. Estos condones están envueltos en envases que se inspiran en la comida: sushi, frutas, verduras y postres.

Publicidad

"Queremos que a la gente le resulte menos embarazoso querer usar condones, especialmente a las mujeres", afirma ye Wu, la líder del proyecto. "En los supermercados son sobre todo los hombres los que los adquieren, las mujeres se sienten demasiado avergonzadas para hacerlo. Nosotras pensamos que si fabricábamos condones monos podríamos cambiar esa actitud. Los taiwaneses adoran las cosas monas".

Los condones de sushi están pícaramente enrollados en una esterilla de bambú, los condones de frutas vienen envueltos en una malla roja de plástico (del tipo en que se vende la fruta de verdad en los mercados de Taiwán) y los condones de cupcakes se sirven en estuches.

"De este modo, las chicas tendrán un incentivo para llevar condones encima", afirma Yayin Xu. "Como mujeres debemos responsabilizarnos de nuestra propia protección, no podemos limitarnos a depender de los hombres".

En las universidades taiwanesas los condones no resultan fáciles de conseguir. "Normalmente se regalan condones a modo de broma entre amigas", explica Jiang. "Pero la gente rara vez mantiene conversaciones serias sobre ellos".

Se sabe que, en el pasado, las administraciones universitarias han intervenido cuando los estudiantes empezaban a entregar condones gratis en las sesiones orientativas para estudiantes de primer año y en las residencias universitarias.

"Nuestro director de tesis se oponía radicalmente a esta idea", añade Moju Sun. "Dijo que arruinaría nuestra reputación". Las chicas tuvieron que realizar exhaustivos análisis e investigaciones de mercado antes de poder convencerle. Dijeron que destacar la capacidad de los condones para prevenir las enfermedades de transmisión sexual suponía un enorme punto a favor para su venta.

Publicidad

Explico a estas mujeres mi experiencia en la consulta del ginecólogo y ellas asienten comprensivas.

"Cuando mi tía se enteró de mi proyecto me dijo que lo mantuviera en secreto y que no se lo contara a los demás miembros de mi familia", indica Sun.

"A mis padres les parecía bien, pero siempre empezaban a bromear cuando veían nuestros productos", afirma Wu. "Estaba claro que se sentían incómodos".

"Aquí en Taiwán no hablamos abiertamente sobre sexo", explica Jiang. "La cosa está cambiando, pero sigue siendo fuente de incomodidad".

Aunque las chicas esperan convertir su proyecto de carrera en un modelo de negocio funcional, todavía no tienen planes reales para ello. Esta semana están demasiado ocupadas preparándose para la graduación.

"Esperamos poder lanzar Oops también al mercado internacional", indica Xu.

Pero sobre todo esperan que los envases inspirados en comida motiven a más mujeres a comprar condones para sí mismas. "Después de todo, las cosas más importantes de la vida son el sexo y la comida", afirma Sun. "Necesitamos el sexo y a los taiwaneses les encanta comer. Igual que la comida, los condones son una necesidad".