Salud

Esta comunidad indígena de Indonesia no tiene casos de coronavirus

Los baduis son conocidos por su aislamiento, un factor que puede haber ayudado a evitar contagios.
AN
traducido por Annisa Nurul Aziza
Jakarta, ID
Indonesia, COVID
EN ESTA FOTOGRAFÍA DEL 28 DE OCTUBRE DEL 2012, TRES BADUIS CAMINAN DESCALZOS EN JAKARTA, LA CAPITAL DE INDONESIA. LOS BADUIS RECHAZAN LA MODERNIDAD, LA TECNOLOGÍA Y LOS MEDIOS DE TRANSPORTE Y VIVEN RODEADOS DE NATURALEZA EN LAS MONTAÑAS DE LA PROVINCIA DE BANTÉN EN EL EXTREMO OCCIDENTAL DE LA ISLA DE JAVA, A UNOS 120 KILÓMETROS. EL GRUPO DE BADUIS TARDÓ MÁS O MENOS UNA SEMANA EN LLEGAR A LA CAPITAL, DONDE VENDÍAN ARTESANÍAS. FOTO: ROMEO GACAD / AFP

Los residentes de unas aldeas remotas en la parte occidental de la isla de Java han resistido a la pandemia mejor que nadie. Tanto es así que los dirigentes dicen que todavía no se ha registrado ningún positivo, en un país con un millón de infectados y más de 28.000 muertes.

Los baduis, una tribu indígena asentada cerca de las montañas de la provincia de Bantén, viven a tan sólo 112 kilómetros más o menos de Jakarta. Sin embargo, hace tiempo que rechazaron la modernidad, el internet, la electricidad y las interacciones regulares con la sociedad indonesia.

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Aunque los niveles de aislamiento han bajado en los últimos años, las autoridades y los habitantes dicen que gracias al distanciamiento y las estrictas normas sanitarias se ha evitado un brote entre las 11.600 personas que viven en el área. Los medios indonesios se han hecho eco de la noticia porque destaca en comparación con el resto de las ciudades, pueblos y focos turísticos del país devastados por el virus.

Iton Rustandi, funcionario de un centro sanitario de la zona, confirmó a los periodistas que no hay ni un solo positivo entre los baduis. Dijo que los ancianos del poblado pidieron a la gente que no viajara a las ciudades cercanas donde hubiera muchos casos confirmados y que llevara mascarilla, mantuviera la distancia y se lavara las manos.

Jaro Saija, jefe del pueblo, contó a un reportero de CNN Indonesia que, cuando comenzó la pandemia, pidieron a todos los baduis que estaban o visitaban otras ciudades que volvieran a casa inmediatamente. Y así lo hicieron.

“Garantizamos que este poblado está libre de la covid-19. Obligamos a cumplir estrictamente todos los protocolos sanitarios y los visitantes deben someterse a una revisión médica antes de entrar en el área badui”, dijo Saija.

Esparcida a lo largo de una docena de poblados a los pies del monte Kendeng en la provincia de Bantén, la tribu tiene un jefe que actúa como dirigente y ancianos que toman decisiones conjuntas. Los baduis divididos en tres subgrupos: dangka, luar (baduis del exterior) y dalam (baduis del interior).

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La tecnología y la educación formal han tenido una mayor acogida entre los dangkas, que viven fuera del poblado principal de Kanekes. Los luares también han estado expuestos a la modernización, pero permanecen en los pueblos. Los dalamas son los más aislados.

Los expertos dicen que el secreto del éxito sanitario podría deberse al profundo respeto que existe hacia las decisiones de los líderes. El territorio está cerrado a los visitantes desde mayo y ni los periodistas ni los gobernantes indonesios pueden entrar.

Dicky Budiman, un epidemiólogo e investigador de la Universidad Griffith de Australia, se crió en Bantén y su padre trabajó como funcionario de salud pública. Según él, tiene sentido que no haya ningún caso.

“No me sorprende para nada. Podemos tomar su comportamiento, especialmente el de los dalames, como ejemplo. Nunca se reúnen en grupos grandes porque respetan mucho la privacidad. Nunca caminan codo con codo y mantienen la distancia el uno del otro”, dijo.

Dicho de otra forma, los baduis llevan practicando la distancia social desde mucho antes incluso que el resto del mundo conociera su significado. 

Budiman señaló que los pueblos tribales como Kanekes tienen normas estrictas para los forasteros que quieran visitar el lugar, lo cual ha ayudado a minimizar los riesgos de infección.

“Los baduis casi nunca se marchan del poblado, mientras que los visitantes deben obtener un permiso para entrar en su territorio”, dijo.

Él piensa que es posible que haya algún caso sin detectar en la comunidad, pero cree que, gracias a sus costumbres, han estado protegidos frente al virus que tanto daño ha hecho en el resto del país.